jueves, 20 de septiembre de 2012

378 Historia (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000378 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 20 de Septiembre de 2.012.



 


El Dinero I
Por Rubén Vicente 

El espacio, el tiempo, la energía y la materia son las cuatro variables sobre las que se centra la ciencia de la naturaleza (tá physis = la física). La interactividad de los rayos y de las ondas, que son las dos caras de la radiación, da lugar al surgimiento de la luz, del calor, del sonido, de la gravedad y del magnetismo, son las manifestaciones múltiples de un fenómeno único, que llamamos con el nombre de la energía.
Y cuando las diferentes manifestaciones de la energía interactuan con el espacio y con el tiempo, generan las variables de la masa, del peso y del volumen, que conforman la materia, cuya unidad es la partícula, genéricamente conocida bajo la denominación colectiva de los quantos.
Existen veinticuatro clases partículas cuánticas (24). Lo más avanzado de la alta tecnología actual son los superaceleradores de partículas cuánticas, que están tratando de aislar la partícula veinticinco, tambien conocida como La Partícula de Dios, pues se piensa que la misma habría sido la causante de la gran explosión (léase: the big bang), a partir del cual se habría formado el universo, tal como lo conocemos.
Se sabe que la radiación se convierte en energía, que ésta se transforma en materia, y viceversa, en un proceso constante, pero también, que las partículas cuánticas pueden no estar cargadas de energía y ser sólo materia, caso en el cual, la física enseña que son partículas con carga neutra. Pero también existen partículas con carga energética positiva o negativa. Por eso, la física alude a los conceptos de los protones positivos, de los electrones negativos y de los neutrones que, justamente, son neutros.
Cuando por efecto de la gravedad, se unen un protón con un neutrón, se forma un núcleo y, cuando alrededor de ese núcleo, por efecto del magnetismo, comienza a girar a su alrededor, en forma orbital, un electrón, queda conformada la unidad de materia estable y eterna, que recibe el nombre de el átomo.
Y el átomo que está conformado por un protón y por un neutrón, que forman en núcleo, y un electrón que orbita a su alrededor, recibe el nombre de el hidrógeno (H), que es el átomo básico del que está conformado el noventa por ciento de la materia componente del universo (90%).
Cuando se forman átomos compuestos por dos protones, dos neutrones y dos electrones, los mismos reciben el nombre de el helio (E), del que está formado el núcleo de las estrellas, agrupadas en las constelaciones que forman las galaxias que integran el universo.
Y cuando se forman átomos compuestos por tres protones, tres neutrones y tres electrones, los mismos reciben el nombre de el litio (L), del que se cree que están conformados los llamados agujeros negros, que son los descomunales transformadores de la radiación en energía, de la energía en materia, y viceversa.
Hasta ahora, la física conoce ciento nueve clases diferentes de átomos (109), cada una de las cuales contiene más protones, más neutrones y más electrones.
Pero también se ha descubierto que se forman pares de átomos de la misma clase, formando las moléculas, como así también, que se forman grupos de moléculas de igual o de diferentes clases, conformándose los polímeros, que también se agrupan, para conformar los cristales.
Entonces, en lo que a la materia se refiere, tenemos las partículas, los átomos, las moléculas, los polímeros y los cristales. Pero sucede que los cristales también se unen para conformar las sustancias, bajo tres únicas formas posibles (3).
Cuando los cristales de una sustancia se agrupan, pero manteniendo una separación entre ellos, esa sustancia adopta la forma de un gas. Pero cuando los cristales de la sustancia están juntos, la misma adopta la forma de un líquido. Y cuando los cristales de la sustancia están pegados los unos a los otros, sin que exista espacio intercristálico, la sustancia adopta la forma de un sólido. Por eso, la física alude al concepto de los estados de la materia, que son el gaseso, el líquido y el sólido.
Ahora bien, la física comprende el estudio del universo, desde la óptica del espacio, del tiempo, de la radiación, de la energía y de la materia, pero el capítulo referido al estudio de todo el universo extraterrestre, recibe el nombre de la cosmología, mientras que el estudio de universo terrestre, recibe el nombre de la geología. Consecuentemente, la geología es la ciencia que estudia el planteta tierra, considerado como un todo matemático, físico, químico y biológico, es decir, como un todo natural.
Sin embargo, la evolución filosófica vinculada con el estudio de las ciencias, le ha reservado a la geología un contenido genérico y residual, limitado al estudio de la naturaleza material de nuestro pleneta estrictamente referida a la materia no viviente, es decir, a la materia inorgánica, que conforma el reino mineral, por oposición a los reinos microbiótico, vegetal y animal, que forman en el objeto de la biología.
Bajo esa comprensión, la geología estudia el planeta tierra en cuanto a su composición mineral en general, es decir, bajo el estado sólido, líquido y gaseoso de los minerales.
Pero el capitulo geológico estrictamente referido al estudio de los minerales en estado sólido, recibe el nombre específico de la mineralogía, que enseña que las sutancias sólidas pueden contener más o menos hidrógeno (H), o más o menos fósforo (P) es decir, más o menos PH.
Sin el contenido de la sustancia es menor al cincuenta por ciento de PH (-50%), se dice que la misma es una sal, pero si el contenido de PH es mayor al cincuenta por ciento del total de materia contenida en la sustancia de que se trate (+50%), la misma es clasificada como un ácido. Por ende, existen dos clases de sustancias sólidas, que son las sales y los ácidos.
Centrando nuestra atención en las sales, digamos que las hay de diferentes clases y que las mismas se agrupan formando cuerpos de distintos tamaños que, en general, reciben el nombre de los silicatos.
Los silicatos más pequeños que se encuentran en nuestro planeta reciben la denominación genérica de las arenas. Cuando las arenas se reunen para conformar silicatos de tamaño intermedio, estamos en presencia de las gravas. Y cuando las gravas están conformadas por silicatos de aluminio hidratado, reciben el nombre de las arcillas. Entonces, los tres tipos básicos de silicatos son las arenas, las gravas y las arcillas.
Y concentrando aún más la atención sobre las arenas, digamos que las mismas pueden ser más blandas o más duras, recibiendo en el primer caso es nombre genérico de las rocas y, en el segundo caso, el de las piedras. Entonces, hay dos clases básicas de arenas, que son las rocas y las piedras.
Por eso concluímos que las piedras son, básicamente, concentraciones de silicatos que forman cuerpos de alta dureza.
Ahora bien, hasta aquí, hemos visto cómo la geología estudia los minerales y cómo, específicamente, la mineralogía estudia los minerales sólidos. Pero la verdad, es que los geólogos se han dado cuenta de que hay cuerpos sólidos, que parecen piedras, que están formadas únicamente por silicatos, pero también, que hay cuerpos sólidos, que están compuestos por minerales con alto contenido de PH, que son los ácidos, que cuando se presentan en estado sólido, reciben el nombre genérico de los metales que, habitualmente, se presentan bajo la forma de láminas simples o superpuestas, adheridas a las rocas o a las piedras.
Las concentraciones ácidas de las rocas y de las piedras, es decir, de los metales, reciben el nombre genérico de las pepitas, mientras las concentraciones salinas, esto es, de silicatos, reciben el nombre de la ganga. Por eso, en toda roca, o toda piedra, hay un componente básico y genérico que es la ganga y otro componente exógeno y específico que son las pepitas.
Obviamente, los silicatos, sean rocas o piedras, tienen un uso práctico como materiales de construcción, pero los ácidos que conforman el metal de las pepitas, tiene un uso vinculado con las industrias de la fundición de los metales (léase: la metalurgia) y de la aleación de los metales (léase: la siderurgia).
Entonces, la conclusión práctica es que, en general, la geología estudia las rocas, las piedras y los metales.
Pero recordemos que la geología estudia la materia en su estado mineral, mientras que la biología estudia los reinos naturales microbiótico, vegetal y animal.
Bajo esa comprensión, la biología estudia tanto la materia viviente, no sólo cuando está viva, sino también, cuando ya está muerta, incluyendo en su objeto de estudio el proceso necrótico de la descomposición de los cuerpos vivos, desde el momento en que mueren, hasta el momento en que dejan de constituir una formación típicamente biológica.
Ese proceso necrótico que se inicia con la muerte de los seres vivos, prosigue con la descomposición de los cuerpos, que quedan reducidos a los órganos componenetes del cuerpo muerto, que se decomponen hasta quedar reducidos a tejidos, que también se decomponen, hasta quedar reducidos a células, que también se descomponen, hasta quedar reducidos a sus partes componentes.
Y lo mismo ocurre con esas partes componentes de las células descompuestas, que se siguen descomponiendo químicamente, hasta quedar reducidas a sustancias gaseosas, líquidas y sólidas, que también se decomponen químicamente, hasta transformarse, suscesivamente, en cristales, luego en polímeros, después en moléculas, luego en átomos y, posteriormente, en partículas, que finalmente se descomponen, transformándose en energía, y ésta en radiación.
Esos gases, esos líquidos y esos sólidos, que surgen como consecuencia del proceso necrótico, son estudiados tanto por la biología como por la química y por la geología, recibiendo el nombre genérico de los hidrocarburos que, básicamente, son materiales orgánicos en descomposición.
Y se llaman hidrocarburos porque contienen altas concentraciones de átomos de carbono (C), de hidrógeno (H), de oxígeno (O) y de nitrógeno (N), que son los cuatro materiales básicos que posibilitan la vida. Por eso, la biología es, de alguna manera, la ciencia del CHON, cuando el CHON evoluciona desde la gestación hasta la muerte, es decir, cuando está vivo.
Y la química inorgánica lo estudia desde la muerte hasta se conversión en cristales, mientas la química orgánica estudia el CHON desde el nivel de los cristales hasta el de los átomos, superponiendo su objeto de estudio con el de la física, que estudia la materia de los átomos, pero también, de las partículas cuanticas, de la energía, de la radiación, del espacio y del tiempo.
Esa conjunción de conocimientos físicos, químicos y biológicos ha llevado a la geología a estudiar los hidrocarburos en sus formas sólidas, la principal de las cuales es el carbón que, sometido durante larguísimos períodos de tiempo a presiones altísimas, da como resultado la formación de rocas y de piedras de distintas clases, algunas de las cuales, son muy apreciadas, motivo por el cual, reciben el nombre genérico de las piedras preciosas.
Pero también, la geología estudia los metales, clasificándolos en industriales y preciosos, que son los de uso en la artesanía de la orfebrería y en la industria de los metales preciosos, es decir, en la minería, que cava la tierra para extraer rocas y piedras, seleccionando las preciosas que, en realidad, son hidrocarburos sólidos sometidos durante muchímo tiempo a presiones altísimas formando, justamente, las piedras preciosas que, debidamente talladas y pulidas, forman las gemas, mientras los metales preciosos, debidamente transformados en los lingotes, en las planchetas o en los discos, reciben el nombre de los metales nobles que, genéricamente, son referenciados como el metálico.
Y ese es el centro neurálgico del feudalismo antiguo y medieval, y del capitalismo moderno, contemporáneo y post contemporáneo, conformado por las gemas y por el metálico. Conste.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es tácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario