El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 20 de Septiembre de 2.012.
El
Dinero I
Por Rubén Vicente
El espacio, el tiempo,
la energía y la materia son las cuatro variables sobre las que se centra la
ciencia de la naturaleza (tá physis = la física). La interactividad de los
rayos y de las ondas, que son las dos caras de la radiación, da lugar al
surgimiento de la luz, del calor, del sonido, de la gravedad y del magnetismo,
son las manifestaciones múltiples de un fenómeno único, que llamamos con el
nombre de la energía.
Y cuando las diferentes
manifestaciones de la energía interactuan con el espacio y con el tiempo,
generan las variables de la masa, del peso y del volumen, que conforman la
materia, cuya unidad es la partícula, genéricamente conocida bajo la
denominación colectiva de los quantos.
Existen veinticuatro
clases partículas cuánticas (24). Lo más avanzado de la alta tecnología actual
son los superaceleradores de partículas cuánticas, que están tratando de aislar
la partícula veinticinco, tambien conocida como La Partícula de Dios,
pues se piensa que la misma habría sido la causante de la gran explosión
(léase: the big bang), a partir del cual se habría formado el universo, tal
como lo conocemos.
Se sabe que la
radiación se convierte en energía, que ésta se transforma en materia, y
viceversa, en un proceso constante, pero también, que las partículas cuánticas
pueden no estar cargadas de energía y ser sólo materia, caso en el cual, la
física enseña que son partículas con carga neutra. Pero también existen
partículas con carga energética positiva o negativa. Por eso, la física alude a
los conceptos de los protones positivos, de los electrones negativos y de los
neutrones que, justamente, son neutros.
Cuando por efecto de la
gravedad, se unen un protón con un neutrón, se forma un núcleo y, cuando
alrededor de ese núcleo, por efecto del magnetismo, comienza a girar a su
alrededor, en forma orbital, un electrón, queda conformada la unidad de
materia estable y eterna, que recibe el nombre de el átomo.
Y el átomo que está
conformado por un protón y por un neutrón, que forman en núcleo, y un electrón
que orbita a su alrededor, recibe el nombre de el hidrógeno (H), que es
el átomo básico del que está conformado el noventa por ciento de la
materia componente del universo (90%).
Cuando se forman átomos
compuestos por dos protones, dos neutrones y dos electrones, los mismos reciben
el nombre de el helio (E), del que está formado el núcleo de las
estrellas, agrupadas en las constelaciones que forman las galaxias que integran
el universo.
Y cuando se forman
átomos compuestos por tres protones, tres neutrones y tres electrones, los
mismos reciben el nombre de el litio (L), del que se cree que están
conformados los llamados agujeros negros, que son los descomunales
transformadores de la radiación en energía, de la energía en materia, y
viceversa.
Hasta ahora, la física
conoce ciento nueve clases diferentes de átomos (109), cada una de las cuales contiene más protones, más neutrones y
más electrones.
Pero también se ha
descubierto que se forman pares de átomos de la misma clase, formando las
moléculas, como así también, que se forman grupos de moléculas de igual o
de diferentes clases, conformándose los polímeros, que también se
agrupan, para conformar los cristales.
Entonces, en lo que a
la materia se refiere, tenemos las partículas, los átomos, las moléculas, los
polímeros y los cristales. Pero sucede que los cristales también se unen para
conformar las sustancias, bajo tres únicas formas posibles (3).
Cuando los cristales de
una sustancia se agrupan, pero manteniendo una separación entre ellos,
esa sustancia adopta la forma de un gas. Pero cuando los cristales de la
sustancia están juntos, la misma adopta la forma de un líquido. Y cuando
los cristales de la sustancia están pegados los unos a los otros, sin
que exista espacio intercristálico, la sustancia adopta la forma de un sólido.
Por eso, la física alude al concepto de los estados de la materia, que
son el gaseso, el líquido y el sólido.
Ahora bien, la física
comprende el estudio del universo, desde la óptica del espacio, del tiempo, de
la radiación, de la energía y de la materia, pero el capítulo referido al
estudio de todo el universo extraterrestre, recibe el nombre de la
cosmología, mientras que el estudio de universo terrestre, recibe el nombre
de la geología. Consecuentemente, la geología es la ciencia que estudia
el planteta tierra, considerado como un todo matemático, físico, químico y
biológico, es decir, como un todo natural.
Sin embargo, la
evolución filosófica vinculada con el estudio de las ciencias, le ha reservado
a la geología un contenido genérico y residual, limitado al estudio de la
naturaleza material de nuestro pleneta estrictamente referida a la materia no
viviente, es decir, a la materia inorgánica, que conforma el reino
mineral, por oposición a los reinos microbiótico, vegetal y animal, que
forman en el objeto de la biología.
Bajo esa comprensión,
la geología estudia el planeta tierra en cuanto a su composición mineral en
general, es decir, bajo el estado sólido, líquido y gaseoso de los minerales.
Pero el capitulo
geológico estrictamente referido al estudio de los minerales en estado sólido,
recibe el nombre específico de la mineralogía, que enseña que las
sutancias sólidas pueden contener más o menos hidrógeno (H), o más o
menos fósforo (P) es decir, más o menos PH.
Sin el contenido de la
sustancia es menor al cincuenta por ciento de PH (-50%), se dice que la
misma es una sal, pero si el contenido de PH es mayor al
cincuenta por ciento del total de materia contenida en la sustancia de que se
trate (+50%), la misma es clasificada como un ácido. Por ende, existen
dos clases de sustancias sólidas, que son las sales y los ácidos.
Centrando nuestra
atención en las sales, digamos que las hay de diferentes clases y que
las mismas se agrupan formando cuerpos de distintos tamaños que, en general,
reciben el nombre de los silicatos.
Los silicatos más
pequeños que se encuentran en nuestro planeta reciben la denominación genérica
de las arenas. Cuando las arenas se reunen para conformar silicatos de
tamaño intermedio, estamos en presencia de las gravas. Y cuando las
gravas están conformadas por silicatos de aluminio hidratado, reciben el
nombre de las arcillas. Entonces, los tres tipos básicos de silicatos
son las arenas, las gravas y las arcillas.
Y concentrando aún más
la atención sobre las arenas, digamos que las mismas pueden ser más
blandas o más duras, recibiendo en el primer caso es nombre genérico de las
rocas y, en el segundo caso, el de las piedras. Entonces, hay dos clases
básicas de arenas, que son las rocas y las piedras.
Por eso concluímos que
las piedras son, básicamente, concentraciones de silicatos que forman cuerpos
de alta dureza.
Ahora bien, hasta aquí,
hemos visto cómo la geología estudia los minerales y cómo, específicamente, la
mineralogía estudia los minerales sólidos. Pero la verdad, es que los geólogos
se han dado cuenta de que hay cuerpos sólidos, que parecen piedras, que
están formadas únicamente por silicatos, pero también, que hay cuerpos sólidos,
que están compuestos por minerales con alto contenido de PH, que son los
ácidos, que cuando se presentan en estado sólido, reciben el nombre
genérico de los metales que, habitualmente, se presentan bajo la forma
de láminas simples o superpuestas, adheridas a las rocas o a las
piedras.
Las concentraciones
ácidas de las rocas y de las piedras, es decir, de los metales, reciben
el nombre genérico de las pepitas, mientras las concentraciones salinas,
esto es, de silicatos, reciben el nombre de la ganga. Por eso, en toda
roca, o toda piedra, hay un componente básico y genérico que es la ganga y otro
componente exógeno y específico que son las pepitas.
Obviamente, los
silicatos, sean rocas o piedras, tienen un uso práctico como materiales de
construcción, pero los ácidos que conforman el metal de las pepitas, tiene un
uso vinculado con las industrias de la fundición de los metales (léase: la
metalurgia) y de la aleación de los metales (léase: la siderurgia).
Entonces, la conclusión
práctica es que, en general, la geología estudia las rocas, las piedras y
los metales.
Pero recordemos que la
geología estudia la materia en su estado mineral, mientras que la biología
estudia los reinos naturales microbiótico, vegetal y animal.
Bajo esa comprensión,
la biología estudia tanto la materia viviente, no sólo cuando está viva, sino
también, cuando ya está muerta, incluyendo en su objeto de estudio el proceso necrótico
de la descomposición de los cuerpos vivos, desde el momento en que
mueren, hasta el momento en que dejan de constituir una formación típicamente
biológica.
Ese proceso necrótico
que se inicia con la muerte de los seres vivos, prosigue con la descomposición
de los cuerpos, que quedan reducidos a los órganos componenetes del cuerpo
muerto, que se decomponen hasta quedar reducidos a tejidos, que también se
decomponen, hasta quedar reducidos a células, que también se descomponen, hasta
quedar reducidos a sus partes componentes.
Y lo mismo ocurre con
esas partes componentes de las células descompuestas, que se siguen
descomponiendo químicamente, hasta quedar reducidas a sustancias gaseosas,
líquidas y sólidas, que también se decomponen químicamente, hasta
transformarse, suscesivamente, en cristales, luego en polímeros, después en moléculas,
luego en átomos y, posteriormente, en partículas, que finalmente se
descomponen, transformándose en energía, y ésta en radiación.
Esos gases, esos
líquidos y esos sólidos, que surgen como consecuencia del proceso necrótico,
son estudiados tanto por la biología como por la química y por la geología,
recibiendo el nombre genérico de los hidrocarburos que, básicamente, son
materiales orgánicos en descomposición.
Y se llaman
hidrocarburos porque contienen altas concentraciones de átomos de carbono
(C), de hidrógeno (H), de oxígeno (O) y de nitrógeno (N),
que son los cuatro materiales básicos que posibilitan la vida. Por eso, la
biología es, de alguna manera, la ciencia del CHON, cuando el CHON evoluciona
desde la gestación hasta la muerte, es decir, cuando está vivo.
Y la química inorgánica
lo estudia desde la muerte hasta se conversión en cristales, mientas la
química orgánica estudia el CHON desde el nivel de los cristales hasta el
de los átomos, superponiendo su objeto de estudio con el de la física, que
estudia la materia de los átomos, pero también, de las partículas cuanticas, de
la energía, de la radiación, del espacio y del tiempo.
Esa conjunción de
conocimientos físicos, químicos y biológicos ha llevado a la geología a
estudiar los hidrocarburos en sus formas sólidas, la principal de las cuales es
el carbón que, sometido durante larguísimos períodos de tiempo a
presiones altísimas, da como resultado la formación de rocas y de piedras de distintas
clases, algunas de las cuales, son muy apreciadas, motivo por el cual, reciben
el nombre genérico de las piedras preciosas.
Pero también, la
geología estudia los metales, clasificándolos en industriales y preciosos, que
son los de uso en la artesanía de la orfebrería y en la industria de los
metales preciosos, es decir, en la minería, que cava la tierra para
extraer rocas y piedras, seleccionando las preciosas que, en realidad, son
hidrocarburos sólidos sometidos durante muchímo tiempo a presiones altísimas
formando, justamente, las piedras preciosas que, debidamente talladas y
pulidas, forman las gemas, mientras los metales preciosos, debidamente
transformados en los lingotes, en las planchetas o en los discos, reciben el
nombre de los metales nobles que, genéricamente, son referenciados como el
metálico.
Y ese es el centro
neurálgico del feudalismo antiguo y medieval, y del capitalismo moderno,
contemporáneo y post contemporáneo, conformado por las gemas y por el
metálico. Conste.
Y si me dijeran que
estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de
Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero
que todos creen que es tácticamente improbable, pues si ocurriera sería
catastrófico.
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