jueves, 27 de septiembre de 2012

385 Historia (Mundial)


Año II – Primera Edición – Editorial: 0000385 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 27 de Septiembre de 2.012.



 
 
El Derecho de Pernada I
Por Rubén Vicente

En segundas nupcias, la príncesa judía (Salomé III Coatas (a) La Nieta de Herodes (a) María de Magdala (a) María Magdalena) contrajo matrimonio yavista budista mesiánico (léase: cristiano) con el nieto del primer emperador romano (César), es decir, con Cesarión Julio Ptolemaicas  (a) Yeshúa Barrabás (a) Jesús de Nazareth. De esa unión nacieron dos hijos varones, que fueron Jochanan Barrabas (a) San Juan Apostol, y Elías Barrabas (a) San Elías de La Galia Transalpina. 

Después de la cruxificción, San Juan Apostol se radicó en la isla griega de Patmos, sin dejar descendencia, mientras Santa María Magdalena y San Elías se establecieron en la ciudad romano galo transalpina de Renia (léase: Rennes).  

Años más tarde, Elías contrajo enlace cristiano con la primogénita del gobernador del proconsulado romano de La Galia Transalpina (Julio Trencavel), de la que nació una niña (la primogénita), que fue bautizada con el nombre de Élida Barrabás Trencavel, que fue se casó con su primo carnal (Claudio Trencavel), con el que tuvo un varón (Pedro Trencavel), que fue el primero de Los Trencavel por cuyas venas corrió la sangre sagrada (léase: le sangue graal = el santo grial) de los descendientes legítimos de El Primer Hombre (Adán), de El Rey David y de Nuestro Señor Jesucristo. 

Quinientos años más tarde, el jefe de la tribu de los ripuarios y, a la vez, primer monarca de El Reino de los Francos (Meroveo Martel), contrajo matrimonio arriano con Eleonora Trencavel, naciéndoles un varón (el primogénito), que fue bautizado bajo el nombre de Childerico Martel Trencavel, que sería coronado bajo el nombre Childerico I.   

Él fue el primer ario del viejo continente en ser un monarca portante de la sangre sagrada (le sangue graal = el santo grial). Y esa es la idea fundamental, sobre la que descanza el concepto esotérico, político y jurídico de la nobleza europea. Right? 

Los Martel fueron los primeros miembros de la nobleza europea, y de ellos descienden absolutamente todos y cada uno de sus miembros, lleven el apellido que lleven (Romanoff, Vasa, Erickson, Bernardote, Plantagenet, Tudor, Estuardo, Wettin, Mountbaten, Hohenstauffen, Hagsburg, Hohenzollern, Biancamano, Capeto, Valois, Borbón, Braganza, etc., etc., etc). 

Esa pertenencia a la comunidad de la sangre sagrada (le sangue graal = el santo grial = la nobleza europea), les otorga la prerrogativa  teopolítica de gobernar el mundo entero (orbis) para el establecimiento del reino divino en la tierra (de regnum dei). 

Pero en La Baja Edad Media (476-1096), no todos los monarcas (léase: los duques, los condes, los barones, los marqueses, los príncipes, los reyes y hasta  los grandes reyes) pertenecían a esa comunidad, motivo por el cual, desde los puntos de vista esotérico, político y jurídico, eran tenidos como simples padres de la patria (léase: los patricios), que para acceder al rango de miembros de la nobleza europea, debían contraer matrimonio cristiano, con una mujer portadora de la sangre sagrada (le sangue graal = el santo grial). 

Las guerras de religión suscitadas entre los monarcas cristianos, miembros de la nobleza europea, y aquellos otros que eran patricios y paganos, dio lugar a la conquista de las tierras de éstos últimos, encontrándose los nobles, algunas veces solteros o viudos, pero en ambos casos sin descendencia masculina, con que todos sus nuevos vasallos eran tan plebeyos y tan paganos como sus ex monarcas. 

Por eso, los nuevos monarcas cristianos de la nobleza europea les imponían a todos sus vasallos, sin excepción, el deber de convertirse a la religión verdadera (el catolicismo). De esa manera, el antiguo señorío feudal pagano era poblacionalmente objeto de la cristianización. 

A partir de ese momento, el flamante señor feudal, noble-cristiano, quedaba en condiciones de ejercer la prerrogativa sagrada de La Pernada. 

La misma era una institución en cuya virtud, una mujer del país, habitualmente joven, hermosa y casta (léase: que aún no había conocido varón), era seleccionada para cohabitar con el señor feudal noble-cristiano, hasta que quedara comprobadamente embarazada, de él, obvio, pero sin contraer matrimonio. ¿Cómo? 

Si la fémina concebía un varón, el mismo sería portador de la sangre sagrada (le sangue graal = el santo grial = la nobleza europea), y tendría el derecho de suceder a su progenitor en sus bienes materiales y en su título de nobleza, adquiriéndolo con carácter provisional, por una sola generación y sin derecho de transmición a favor de su descendencia (léase: la nobleza morganática), salvo que contrajera matrimonio cristiano con una mujer que también fuera miembro de la nobleza solar europea. 

Muchos bastardos, nacidos de La Pernada, se convirtieron en nobles morganáticos, y se casaron con mujeres de la nobleza solar, transformándose su descendencia en miembros definitivos de la nobleza europea, que era inexcusablemente católica apostólica romana, obvio. 

Para la joven, hermosa y casta (léase: la doncella), agraciada por la institución de La Pernada, lejos de ser una indignidad, el hecho le significaba convertirse en la titular de un privilegio que la historia universal conoce con el nombre de El Derecho de Pernada. 

Dicho privilegio se extendía a la persona de los padres de la doncella, a sus hermanos e, inclusive, a su posterior marido, y a los hijos habidos con él, todos los cuales, gracias al derecho de pernada, tenían automáticamente asegurada una vida de abundancia material, caracterizada por el mismo lujo y boato que rodeaba a los señores feudales, aunque ni ella ni ellos fueran considerados miembros de la nobleza o del patriciado. 

Por ello, el derecho de pernada funcionaba como un auténtico mecanismo de ascenso social de los plebeyos, y ser titulares de ese privilegio, era sinónimo de gran reconocimiento público, es decir, de status. 

Tan era así que, si ese derecho era violado, sus titulares podían hacerlo valer en sede judicial, contra el propio señor feudal transgresor, con derecho de apelación susceva, hasta obtener una sentencia de los tribunales de justicia del sacro emperador, obvio. 

El reconocimiento del derecho de pernada era el producto de un minucioso proceso de selección de las candidatas, en cuanto a su juventud, a su hermosura y a su castidad, es decir,  a la legitimidad de su doncellez.  

Quizás de allí viene el origen de la palabra inglesa casting (léase: la verificación = la comprobación = la constatación). 

La iniciativa de la activación de la institución de la pernada en un determinado señorío feudal era objeto de amplia difusión pública, a través de los bandos propalados por los heraldos. 

Los primeros en abrigar expectativas eran los padres de las doncellas, quienes eran quienes las ofrecían para el casting, muchas veces contra la voluntad de las candidatas o de sus prometidos, en un mundo en que la autonomía de la voluntad no existía, pues el único derecho era, en definitiva, el de obedecer la voluntad divina, cuyo representante local era, justamente, el señor feudal convocante de la pernada, claro está.

Con el correr de los siglos, la institución de la pernada se extendió a los señores feudales casados, cuyas mujeres ya no menstruaban, habiéndoles dado solamente descendencia femenina, o ninguna. 

La pérdida de la castidad, derivada de la pernada, era objeto de dispensa eclesiástica, a través del perdón espiritual, otorgado en el marco del sacramento de la confesión (léase: la absolución). 

Y el gran secreto que todos sabían y en el que absolutamente todos creían en la baja edad media, era que la doncella sometida a la pernada era espiritualmente asimilada a la mujer visitada por El Arcangel Gabriel, es decir, a La Santísima Virgen María, aunque eso no quieran entenderlo los historiadores modernos, contemporáneos ni post contemporáneos, sobre todo los eclesiásticos, obvio. 

¿De dónde se creen que salió la idea que anima a los personajes de blancanieves y de la cenicienta? ¿De Giam Batista Basile o de Los Hermanos Grimm? 

No. Esa idea nació de la realidad de la historia europea de la baja edad media, y nada más, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.


 
 


 


 



 
 

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