lunes, 17 de septiembre de 2012

375 Geopolítica (Mundial)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000375 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 17 de Septiembre de 2.012.




Si Mi Ex Suegra
No Se Hubiera Muerto…
Por Rubén Vicente 

Era tal la perfección estética de obra escultórica (El David), que Miguel Angel Buonaroti le pegó un martillazo en la rodilla, gritándole parla (sic). Y las malas lenguas dicen que la estatua habló, o mejor dicho, que le rajó una soberana puteada, ja ja já. 

Y desde entonces, los artístas creen que los personajes de sus obras tienen vida, y que pueden sentir y razonar como los seres humanos que las crearon. 

Esa creencia migró hacia la alta tecnología de la primera mitad del siglo veinte, cuando fue inventado el primer ordenador de la historia universal (coloso), diseñado y construído por los tecnólogos del ejército británico (1944). 

En una de sus primeras aplicaciones prácticas, coloso logró descrifrar la clave de encriptamiento de la máquina Enigma de los alemanes. El inventor del algoritmo desencriptador fue un doctor en matemáticas, llamado Alan Touring. 

Touring estaba obsecionado con la idea de que los ordenadores serían capaces de llevar a cabo operaciones lógicas, similares a las desarrolladas por los humanos (léase: la inteligencia artificial). 

En 1952 se inventó la válvula fría (léase: el transistor) y los circuitos integrados (los chips), surgiendo una nueva rama de la alta tecnología, conocida con el nombre de la electrónica. 

Sólo seis meses más tarde, la firma Toshiba Corporation PLC de Tokio, comenzó a usar su primera computadora a transistores, que fue sometida a exámenes vinculados con la determinación del coeficiente intelectual de la inteligencia artificial de esas máquinas dotadas de motores que hacían el trabajo (léase: los robot), en el marco de El Experimento Touring. 

Se sometieron a ciento cincuenta ordenadores (150) a unas conversaciones electrónicas escritas (léase: los e mail) con seres humanos, en donde los segundos no sabían que los primeros eran robots. 

El resultado de El Experimento Touring fue que el treinta por ciento de los humanos fue engañado por los ordenadores, creyendo que conversaban con otros humanos (30%). 

Antes de morir, Touring pronosticó que, hacia el año 2000, la inteligencia artificial alcanzaría el cenit del ciento por ciento (100%), igualando a la inteligencia humana. 

La alta tecnología ha avanzado tanto que, sesenta años más tarde (2012), los robots computarizados han logrado engañar a los humanos al setenta por ciento (70%), aplicándose a fines específicos tales como, por ejemplo,  a los sistemas de posicionamiento geográfico satelital, a los teléfonos celulares y a los motores de búsqueda de la Internet. 

Sin embargo, el problema insoluble fue que los tecnólogos no lograban  que las computadoras hablen, de modo que puedan mantener con los humanos conversaciones orales (léase: no pueden dialogar). 

Pero eso fue hasta el pasado sábado veintitres de junio de 2012, que fue el día en que los tecnólogos de la facultad de ingeniería de la Universidad de Reading (Condado de Burkeshire – Principado de Anglia), repitieron El Experimento Tourging con robots capaces de dialogar con seres humanos, como si fueran adolecentes de trece años de edad, engañando a los examinadoras a casi el treinta por ciento (30%). 

Esa maravilla se ha logrado gracias a un nuevo algoritmo, inventado por tecnólogos rusos, que ha recibido el nombre de Eugenio. Antes de que concluya el siglo veintiuno, se estima que los robots alcanzarán un nivel de inteligencia artificial del ciento por ciento (100%), con un grado de madurez adulto, engañando a la totalidad de sus interlocutores humanos. 

Qué lástima que mi ex suegra, que tenía tan buen humor y con la que tan bien nos llevamos durante más de veinticinco años, murió hace casi siete años, porque si hubiéramos vivido en el año dos mil cien, yo le hubiera regalado un robot para que converse todo el día con ella, ja ja já. No sé si ….

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

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