El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 3 de Septiembre de
2.012.Avellaneda I
Por Norberto Pedemonte
De Buena Madera
“Lástima
que se murió tan joven”. Esta es una
frase que ocasionalmente escuchamos y serviría para expresar una certeza. Lástima que los argentinos perdimos a este héroe
tan joven (49 años).
Tal
vez, para la mayoría de nosotros, Avellaneda sea un nombre más, el de un
partido del gran Buenos Aires, el de una calle. Para otros el nombre de un
Presidente. Pero muy pocos tienen una
idea acabada de la dimensión de esta figura. En un país donde casi todos los
próceres fueron soldados, los Avellaneda, los Ilía son injusta y llamativamente ignorados.
Lo
cierto es que en sólo mil renglones tendré que expresar toda la dimensión de
este personaje contándoles su vida, obra y pensamiento, lo cual será una tarea
más que difícil.
Nicolás
Remigio Aurelio Avellaneda nació el 1° de octubre de 1836 en Tucumán. Hijo de Marco Avellaneda, líder de la liga
del norte, muerto por el Cnel. Mariano Maza, perro rabioso de Oribe, lugarteniente de Rosas y gran asesino de
unitarios.
El
3 de octubre de 1841, Marco es decapitado y su cabeza, junto con las de otros
correligionarios, serían exhibidas en la plaza de Tucumán. Nicolás, con 5 años, y su familia, son
retenidos en Cochinoca, hasta obtener permiso de Oribe y poder exilarse en
Tupiza (Bolivia). La muerte de Lavalle,
la huida de La Madrid a Chile y las envidias y traiciones sufridas por el más
hábil general unitario (Paz), determinarán la hegemonía rosista en todo el
país.
A
la muerte de su padre se le suma la muerte de una hermana. La vida del refugiado lleva incomodidades y
privaciones, pero el niño está al tanto de las situaciones y las atrocidades
federales.
Se
supone el regreso de la familia a Tucumán para 1844, y para 1850, Avellaneda se
traslada a Córdoba para cursar estudios superiores. Realiza dos años de filosofía y cuatro de
derecho. Ya en diciembre de 1855 retorna
a su provincia.
Sin
experiencia, oficia de defensor y gana su primer caso (conspiración para
derrocar al gobernador), utilizando todos los resquicios dejados por la parte
acusadora. Casi simultáneamente comienza a oficiar de defensor de pobres y
menores y como periodista.
Para
fines del 56 cofunda “El Eco del Norte” pero es evidente que se siente limitado
intelectualmente, y como “alma inquieta”, viaja a Buenos Aires, arribando allí
en mayo del 57.
Se
hospeda en una modesta pensión y cursa en la UBA la Previa, y más tarde la Ignaciana,
que le faltaban de la Universidad de Córdoba. Recibe de esta forma el grado de doctor en
marzo del 58. Para octubre ingresa en la
Academia de Práctica Forense y se asocia al estudio del doctor Pérez que es el
más importante de la ciudad. Allí conoce
a Sarmiento, que es amigo de su socio.
Promediando
1859 ingresa a El Comercio del Plata, cuyo propietario es Florencio Varel,a y
enseguida se destaca como columnista. No
ha finalizado el año y es convocado por el diario más importante: “El Nacional”
de Dalmacio Vélez Sarsfield.
En
su primera columna del 17 de noviembre aplaude el Pacto de San José de Flores y
la incorporación de Buenos Aires a la República (reniega del nombre
Confederación). De la Constitución
dirá: “Buenos Aires se sujetará a
la ley común que obedecen sus hermanas, pero después de haberla hecho suya como
es de ellas, discutiéndola, reformándola y aceptándola”. Y más adelante agrega: “La Constitución Federal es obra del
pensamiento argentino, en la que Buenos Aires tiene más parte que
ninguno...Acéptela Buenos Aires pronto y sin vacilaciones…”.
La
posición de componedor se va a manifestar a lo largo de toda su vida. La exaltación de los principios
constitucionales y de las instituciones de la patria serán algunas de sus
metas.
Diputado Provincial
El
24 de abril de 1860, el Dr. Nicolás Avellaneda es electo diputado para la
legislatura de Buenos Aires. Contaba con 23
años. Para mayo es designado
profesor de Economía Política y Derecho Internacional Privado en la UBA.
Se
destaca como excelso orador, aunque su labor política está muy lejos de llegar
al apogeo. Sirve muy bien como protector
de la figura del gobernador y se empieza a perfilar como excelente
constitucionalista. Como asociado del
estudio gana una fortuna. Entiéndase
bien: Este hombre trabaja como
abogado, legislador, periodista, profesor universitario, y hasta hace un
lugarcito para la literatura; ¡todo al mismo tiempo!
Por
desacuerdos con Mitre debe renunciar como periodista. En septiembre de 1861 sucede La Batalla de Pavón, lo que no le impide en octubre casarse
con Carmen Nóbrega, mujer con un pasado parecido al de él. Su padre fue degollado por mazorqueros de
Rosas.
En
marzo de 1862 es reelecto diputado y el
12 de octubre asumen Mitre-Paz. Buenos
Aires será sede de la autoridad federal por
espacio de 5 años. Mitre, de esta
manera, postergará la determinación de la Capital para más adelante, evitándose
un problema de enfrentamientos con Alsina y Tejedor, que pretendían que sea en
Entre Ríos o en Rosario. Al respecto de estas dilaciones, Avellaneda utilizaría
un viejo dicho de entonces: “Los
que vengan de atrás que arreen”, significando lo que hoy podríamos
decir: “Patear la pelota para adelante y
que se arreglen los que vienen”.
Mantiene
una fluída correspondencia con el “maestro” Sarmiento y escribe el ensayo “Sobre
el Congreso de Tucumán”(1864). En la
legislatura, vuelve a “cruzarse” con Tejedor a raiz del fraude electoral. Sobre el fuero legislativo expresaría:
“Las inmunidades
acordadas por la Constitución a un diputado no significan un salvoconducto para
que pueda cometer todos los delitos que quiera... Las inmunidades de la
Constitución no importan otra cosa que una garantía para la misión política que
ese señor diputado está llamado a ejercer, a fin de asegurar su cumplimiento,
cosa que a toda la sociedad interesa.”.
Memorables
son sus intervenciones sobre la emisión de moneda , los empréstitos y la
violencia electoral.
Su
brillante oratoria (con ovaciones de la barra), sus vastos conocimientos en
temas políticos y económicos y su aplastante lógica lo catapultan como ministro
de gobierno de Alsina. (3-8-66) y todavía no había cumplido los 30 años.
Ministro de Alsina
Para
entonces, Avellaneda debe renunciar a la cátedra, pues la nueva tarea le va a
absorver demasiado tiempo. Aquí
nuevamente va a demostrar su capacidad creativa y de trabajo.
Crea
dos leyes sobre las tierras públicas, derivadas de su ensayo
sobre el tema. Destaca la importancia de que los habitantes, y entre ellos los
inmigrantes, puedan disponer de tierras para trabajarlas, aumentando la
producción y distribuyendo a los recién llegados en lugares para ser
colonizados y reorientándolos fuera de la ciudad.
“Sólo la propiedad arraiga al hombre al
suelo”.
La tierra no debía ser “donada”, ni tampoco su costo debía ser tan alto como
para que no se pudiera acceder a ella. Pagando la sexta parte de su valor, el
nuevo propietario firmaba la escritura con una hipoteca que iría pagando con el
tiempo.
La
prioridad en las tierras ocupadas era del arrendatario o del
subarrendatario. Se buscaba también que
los que accedieran fueran verdaderos trabajadores evitando la
especulación. El estado se guardaba
unas hectáreas donde, en el futuro, se establecerían los pueblos que se podrían
crear de lo obtenido de las ventas, y para el fomento de la educación.
Avellaneda
es el que transmite mediante carta a Sarmiento, que se encontraba en los EEUU,
sobre la muerte de “Dominguito” , el “hijo” de éste, y es quien habla en
los funerales.
En
otro orden de cosas, manda reordenar El Archivo General de la Nación para
salvar los documentos de su destrucción.
Prepara su primera “memoria anual” que no es, ni más ni menos, que un
informe de lo hecho por su ministerio y de lo que hará en el futuro. Esta forma de trabajar la extenderá a todos
sus trabajos y exigirá lo mismo de sus colaboradores.
Allí
se podrán vislumbrar sus siguientes medidas de organización de “la campaña”
(por el campo) y de la educación primaria.
Al respecto escribirá: “La
educación es la condición de la democracia:
“el gobierno de sí mismo no puede existir en una sociedad sin que ella
tenga la aptitud de ejercerlo, esa aptitud y la formación de la razón pública
son la obra secular de la educación”.
Se
propone aumentar el “fondo para las escuelas” y hacerlo intocable. Además, “el vecindario” se encargaría de la
inspección y de la vigilancia de ellas, comprometiendo a la gente a su
integración al sistema. La cruda
realidad demuestra que 9 de cada 12 inmigrantes no saben leer, ni mucho menos
escribir.
Se
mete contra la “omnímoda” figura del Juez de Paz, que ejerce las autoridades
civil y penal, agente ejecutivo y legislativo local, escribano y muchas veces
hasta comisario. Su idea es separar la autoridad ejecutiva de la de
justicia. Se propone aumentar el número
de jueces, derivándolos a la campaña. Todos los juzgados se hallaban en Buenos
Aires.
Es
su idea eliminar la “leva” de pobladores para los puestos de frontera. En 1867 es tentado por el vicepresidente en
ejercicio de la presidencia, Marcos Paz, para ejercer como ministro de justicia
y rechaza el ofrecimiento.
Le
pide a las municipalidades una memoria anual y las exhorta a constituir su
renta propia, distribuyéndola adecuadamente y a dar publicidad a sus actos y
cuentas.
En
educación le preocupa la estructura edilicia, la asistencia y el nivel y
cantidad de educadores. Se contruyen
nuevos edificios en 14 partidos y una escuela para adultos. Crea una escuela de agricultura y 4 de
enseñanza superior. Subsidia la compra
de instrumental para el primer laboratorio de física y química de la
universidad, y al Museo de Historia Natural lo dota de presupuesto propio.
En
1868 se convierte en ley su proyecto de reforma de los procedimientos
judiciales y organización de tribunales y otros 5 más. Prepara otro para controlar los saladeros tan
insalubres de la boca del Riachuelo.
Ordena construir 19 escuelas más, 13 son de mujeres. También otras 4 pero de enseñanza
superior. Le aumenta el sueldo a los
maestros. Crea nuevos partidos y
construye edificios municipales, escuelas y templos con los obtenido de la
venta de tierras en los éjidos.
En
carta de los EEUU, Sarmiento se muestra gratamente sorprendido por lo actuado
por Avellaneda, y no sólo lo felicita. sino que le promete publicar sus
“memorias ministeriales”. Por una diferencia de opinión con Alsina, Mariano
Varela y él renuncian a su ministerios, aunque la relación con el gobernador se
mantiene intacta (3-6-68).
[1]La libre expresión y la segura circulación de la
información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]Para uno de Los
Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero
que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería
catastrófico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario