El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 9 de Septiembre de 2.012.
Todo En
Su Medida
Y ArmoniosamentePor Rubén Vicente
Criada en un hogar de
padres que no eran ni muy creyentes ni muy severos. Sin embargo, desde niña, su
edipo fue evidentísimo. Adoraba a su padre y se indentificaba con su esforzado
trabajo agrícola, como así también, con los deportes por tevé que tanto a él le
gustaban.
Como si fuera un
varoncito, se peleaba a golpes de puño con sus compañeritas y hasta con los
compañeritos de la escuela, que aprendieron a respetarla y a temerla, pero a la
vez, la empezaron a despreciar y a segregar como al patito feo, por su estilo
demasiado varonil para una nena de su edad.
En el secundario se
calmó bastante. El conflicto típico en la adolecencia femenina de la
menstruación, que le posibilitaba ser madre sin cuento, la puso frente al otro
conflicto de que, en vez de gustarle los varones, le atraían las mujeres, con
las que compartía los vestuarios en las prácticas de deportes, que a ella le
parecían demasiado suaves para su gusto, excitándose con sus bellos y delicados
cuerpos, y con los rostros eternamente sonrientes, entregándose a la
masturbación pensando en ellas, obvio.
Y paralelamente,
aprendió de su padre las artes de la equitación y del manejo de las armas, a la
vez que optó por empezar a cultivar las artes marciales del yudo y del karate,
ganándose varios diplomas, medallas y copas, colegiales e intercolegiales.
A los dieciocho años de
edad, la Bach. Tamara Smith (a) Tammy, comenzó a estudiar derecho civil (de ius
civile), en la facultad de ciencias sociales de la Universidad de Elyria (Estado
de Iowa). Paralelamente a sus estudios, profundizó la práctica de las artes
marciales y de las artes de la equitación y del manejo de las armas.
Pero además, durante
esa etapa juvenil, ella tuvo su primera experiencia sexual, que fue con una
compañera de la facultad, y fue entonces cuando tomó la decisión irreversible
de expresar abiertamente ante el mundo entero (orbis) su condición lesbiana,
obviamente, inicialmente promiscua, claro está.
Algunos años más tarde,
se graduó y comenzó a estudiar derecho internacional en la referida casa estadounidense
de altos estudios, pero a distancia, pues fue aceptada su petición de incorporarse
al ejército norteamericano (the us army) que, en ese entonces, toleraba muy mal
la homosexualidad masculina, y mucho más la femenina, pero mientras no
existieran evidencias físicas de mal comportamiento, estaría todo bien, pues
así era el derecho castrense de aquel entonces en los EEUU.
Ya para ese momento
(1991) ya se aceptaban mujeres en las fuerzas armadas estadounidenses, pero en
esa última década del siglo veinte, se avanzó un paso más, admitiéndose
públicamente la homosexualidad de ambos sexos en sus filas (Clinton).
Fue entonces (1999) cuando la ya Tte. Pro. USA Tammara Smith (a) Tammy (30),
blanqueó que tenía novia, mientras se doctoraba y se incorporaba al arma de
intendencia, como oficial auditor, en el cuerpo de abogados militares.
Y fue ascendiendo y
teniendo otras dos parejas estables sucesivas, cumpliendo todos los requisitos
físicos, psíquicos, éticos, morales, profesionales e institucionales, necesarios
para forjarse una foja de servicios que es poco menos que intachable.
Y en 2003, mientras se
graduaba como doctora en defensa nacional en la academia militar de West Point;
comenzando a revistar en el escalafón de los oficiales de estado mayor y siendo
ascendida al grado de mayor (36), Tammy Smith comenzó a vivir en pareja con su
novia judía (Tracey Hepner – 34), con la que contrajo matrimonio civil en
Washington DC en 2011, cuando ya tenía cuarenta y dos años de edad, y había
sido ascendida al grado de coronel del ejército más poderoso de la tierra.
Y el mes pasado, en
ceremonia oficial televisada de costa a costa, la Cnel. USA Dra. Tamara Smith
(a) Tamy (44), recibió su diploma, que acredita su ascenso al grado inmediato
superior de general de brigada, siendo la primera en la historia de la
institución a que pertenece.
Este hecho deja en
evidencia palmaria que es completamente cierto lo que dije en mis artículos de
El Cisne Negro vinculados con el anarquismo (Editoriales 326 a 332), en el
sentido de que esa doctrina, que es recontra ultra liberal, ha triunfado
en el mundo entero (orbis), imprengando el pensamiento político global con la
impronta de las instituciones de la libertad sexual y de la igualdad de la
mujer, alcanzando a las fuerzas armadas de la hiperpotencia planetaria de
principios del siglo veintiuno que, objetiva y obviamente, está en
decadencia, aunque aún siga detentando la supremacía mundial, no jodamos.
Yo no digo ni que está
bien ni que está mal. Sólo digo que a mi, que también soy un ser libre para
pensar y de opinar lo que se me antoje, mientras no le cause daños, perjuicios
ni agravios a nadie, francamente, me da cosa ver que la guerra, que es
la máxima expresión de la virilidad, esté a cargo de seres que, en el fondo de
sus almas, son la expresión de la femeneidad, pero contra natura, es
decir, psíquicamente desquiciada.
La verdad, no me agrada
ver que existan generales homosexuales o generalas lesbianas, o militares bisexuales,
transvestidos o transexuales, por más respetables que puedan ser o parecer.
No tengo nada contra la sexualidad
invertida de ninguna persona en particular, pero pienso que institucionalizarla
a través de algo tan pero tan serio como debe ser la política y el derecho,
lleva a la sacralización del anarquismo, cuyo primer objetivo máximo
confeso es, sin duda alguna, la destrucción hasta los cimientos del estado
occidentalista que supimos conseguir con tanta sangre y muerte, en los últimos
casi seiscientos años (600).
Y si, porque la
ideología del occidentalismo surge del equilibrio entre el capitalismo, la
libertad, la democrática, el patriotismo y el cristianismo, y nada tiene que ver con el
ateismo fundamental del anarquismo, claro está.
Ese nuevo paso hacia el
abismo tiene un solo responsable legal, y se llama Barak Obama, que podría
haber vetado la ley del congreso que permitió que el anarquismo alcance las más
altas cumbres del poderío militar global, pero no lo hizo ni lo quizo hacer, y yo no me pienso olvidar.
Hay cosas que si las
aceptamos, nos desnaturalizan como seres humanos civilizados. Una cosa es
tolerar la homosexualidad. Otra muy distinta es dejarla gobernar el mundo, pues
sabemos cómo terminará la cosa, y es mandando todo al jocara mal, como se está
yendo, y yo no pienso ser complice voluntario de semejante despropósito, no sé
si ….
Y por eso digo que todo
en su medida y armoniosamente.
¡Gordo, te dije que sos
políticamente incorrecto, no?
Y si me dijeran que
estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de
Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que
todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería
catastrófico.
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