miércoles, 23 de mayo de 2012

260 Historia (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000260 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miécoles 23 de Mayo de 2.012.





El Santo Grial I
Por Rubén Vicente 

Desde la noche de los tiempos, los individuos (varones, mujeres, niños y ancianos) mantuvieron actos sexuales en forma absolutamente natural, espontánea y sin límites de ninguna clase (léase: todos contra todos = el vale todo = la promiscuidad = el incesto). 

Sólo con el surgimiento de la especie de el hombre que piensa (léase: de homo sapiens), hace unos cien mil años atrás, los celos y la violencia que en todo grupo humano conlleva el sexo indiscriminado, generó las primeras prohibiciones, so pena de muerte inmediata (léase: el tabú).
Las primeras segregaron a los ancianos, privándolos del placer de ser objeto de afecto carnal de sus consanguíneos. Luego se impuso la prohibición de tener sexo con los niños, y después, con individuos del mismo sexo, viéndose en la pedofilia y en la pederastía algo visualizado como muy malo para la unidad y la armonía (léase: la concordia) del grupo social de que se tratara (la familia, el clan, la tribu o la horda).
Fue por esa razón que, al concluir la prehistoria y comenzar la edad antigua (5.000 a.C.) fue instituído el matrimonio, entendido como la unión del varón y la mujer, bajo la forma de la poligamia (varias mujeres) o de la poliandría (varios varones), formando esa nueva práctica parte de la cultura humana que, para entonces, alcanzaba el refinado grado evolutivo de la civilización incipiente, con la instauración de El Reino de Sumer (Sumeria), con capital en la ciudad de Ur, gobernado por su primer monarca (Adán Elohim (a) El Primer Hombre), que inauguró la dinastía de Los Elohim, que hoy sabemos que contaba con la bendición del creador y supremo gobernante universal, que nosotros conocemos con el nombre de Dios Padre (léase: la gracia plena), claro está.
Cuatro mil años más tarde (1.000 a.C.), la instauración de El Imperio de Jezreell (léase: Israel), extendido desde El Brahmaputra hasta Gibraltar, con capital religiosa en la ciudad sagrada de Jerusalén y capital política en la ciudad profana de Damasco, cuyo primer gobernante fue David Elohim (a) El Pequeño (a) El Sol Invicto (a) El León, fue suprimido el matrimonio poliándrico, quedando subsistente el matrimonio poligámico.
Durante su vigencia (1.017 a.C. a 586 a.C.), cobró importancia la pertenencia de las mujeres a la dinastía de Los Elohim, recibiéndo las mismas el nombre de las mujeres de origen virtuoso (de virtus gen = las vírgenes).
Y luego de La Cruxificción (33 d.C.), dentro de El Imperio Romano (La Magna Roma = El Nuevo Israel), extendido desde El Indo hasta El Estrecho de Gibraltar, con capital religiosa y política en la ciudad eterna (Roma), gobernado por la dinastía de Los Césares, en forma gradual, comenzó a ganar importancia el matrimonio monogámico, de un solo varón con una sola mujer, transformándose en un vínculo sacramental, caracterizado como uno, único e indisoluble (léase: el matrimonio eterno = el matrimonio perfecto = el matrimonio católico apostólico romano).
Durante la vigencia del imperio romano (27 a.C. a 476 d.C.), tuvo gran importancia la pertenencia de las mujeres a las dinanstías goberanantes (Los Marcio, Los César, Los Claudios, Los Antoninos, etc.), integrando las mismas la elite social femenina de las vírgenes romanas (léase: las vestales).
A lo largo de la alta edad media (476-1096), fue tomando cuerpo la idea cristiana héterodoxa de que Nuestro Señor Jesucristo y Santa María Magdalena eran marido y mujer, generando la descedencia sagrada que se inició con Elías Barrabás y prosiguió hasta que Los Barrabás, que eran descendientes consanguíneos directos de Los Elohim, se unieron en santo matrimonio cristiano heterodoxo (léase: el matrimonio gnóstico = el matrimonio arriano) con la familia galo-romana de Los Trencavel, que fue la primera europea por cuyas venas fluyó la sangre sagrada (le sangue royal = el santo grial) de El Primer Hombre (Adán); de El Rey David y de Nuestro Señor Jesucristo, forjándose de ese modo el concepto de la nobleza del viejo continente (léase: la nobleza europea).
Sin embargo, durante la baja edad media (1096-1453), en el ámbito de la iglesia católica apostólica romana comenzó a campear el nuevo concepto de que, en realidad, el santo grial era El Caliz de la Última Cena, construído en oro puro, con incrustaciones en esmeraldas, cortadas de una piedra única, que se desprendió de la frente de Lucero del Alba (Lucifer = El Angel Caído = Satanás) durante La Caída.
Según esa interpretación eclesiástica, el santo grial (léase: el caliz de la última cena), quedó en poder de El Segundo Hermano de Jesús (Shimon Bar Abbas = Semeónidas Barrabás = San Pedro (a) El Primer Papa) y de la iglesia católica apostólica romana, en algún lugar del mundo que sólo puede ser conocido por los sucesores del pescador en la silla apostólica (léase: los vicarios de cristo en la tierra = los papas).
Sin embargo, lo cierto es que durante Las Cruzadas (1096-1271), los monjes guerreros católicos (léase: los templarios), hallaron debajo de La Mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, los restos subterráneos de El Santo de los Santos de El Templo de Jehová (léase: El Tercer Templo = El Templo de Herodes = El Templo de Satanás), que fue destruído hasta los cimientos por el ejército romano de Vespaciano en el año 70 d.C.
Allí se encontraba, según la tradición templaria, justamente, el caliz de la última cena (léase: el santo grial), que los templarios consideraban que era la mismísima fuente de la sabiduría eterna de Dios Padre, otogándole a quien lo poseyera el poder espiritual y el poder temporal (el poder material = el poder político) de gobernar, nada más ni nada menos, que El Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana (La Gran Alemania = Das Reich = El Nuevo Israel = El Imperio de los Mil Años = 800-1815 = La Europa Cristina = La Primera Proto Unión Europea). [3]
Pero lo cierto es que la orden templaria fue disuelta en el año 1315, sin que nadie haya encontrado jamás el caliz de la última cena (léase: el santo grial). Sin embargo, existe una tradición grialista, que subsistió aún después de la desaparición de la orden de los monjes guerreros de la cristiandad europea en pugna con el islam tártaro mundial.
Esa tradición templaria grialista sobrevivió y animó el pensamiento, la palabra y las acciones de diversas hermandades esotéricas medievales, modernas y contemporáneas, forjando la idea de que existe un grupo de individuos muy encumbrados a nivel mundial, pero de absolutísimo muy bajo perfil mundano (léase: the low profile), que detentan la posesión del santo grial, y que lo cambian de escondite cada vez que las circunstancias históricas aconsejan su traslado, para presevarlo del poder de Satanás, que quiere recuperar las incrustaciones de esmeralda de el caliz de la última cena, nada más que porque él cree que son de su exclusiva y excluyente propiedad, claro está.
Esos varones ignotos formarían parte de una sociedad secreta, conocida con los nombre alternativos de La Hermandad de los Buscadores del Santo Grial o bien, de La Hermandad del Vrill, que tendría su sede en algún lugar de Europa y cuyos colaboradores, concientes o inconcientes, forman en los seis continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América), la comunidad espiritual de los vrillistas, también conocidos como los grialistas, claro está.
Finalmente, corresponde destacar que las fuentes presumiblemente vrillistas insisten con la idea de que en aquel lugar en que momentánemente se encuentre físicamente oculto el caliz de la última cena (léase: el santo grial), será un lugar sagrado (léase: el vortice de poder) que hará que la nación que lo albergue se posicione, durante su estancia en la misma, en el rango de ser la primera potencia mundial.
Si eso fuera cierto, significaría que, en los últimos quinientos años, el santo grial habría estado escondido en algún lugar de España (1492-1648), de Francia (1648-1815), de Gran Bretaña (1815-1945) y de los EEUU (1945-2017).
Y cuando decimos España, Francia, Gran Bretaña o los EEUU, estamos haciendo referencia a la totalidad de las tierras y de las aguas integrantes de los imperios español, francés, británico o norteamericano, incluyendo las posesiones, las colonias y los dominios, además de las metrópolis, claro está.
Por eso, hay cientos de leyendas vrillistas que circulan por todo el mundo (orbis) que aseguran que el caliz de la última cena (el santo grial) se encuentra oculto en tal o cual lugar, pero no central, sino perisférico de los referidos imperios, y aún, en sus ex posesiones, colonias o dominios independizados como, por ejemplo, La India, sugiriendo que el país con capital en la ciudad de Nueva Delhi será el que ejercerá la supremacía mundial luego de que la pierdan los EEUU, o algo por el estilo.
En la autenticidad de las leyendas vrillistas del caliz de la última cena creen diversas hermandades esotéricas, comunidades religiosas, servicios de inteligencia y gobiernos de países débiles o poderosos, lo mismo da, porque el santo grial es uno de los más grandes mitos de la cilivización capitalista, liberal, democrática, patriótica y cristiana, es decir, de la civilización occidental contemporánea (1815-1945) y post contemporánea (1945-2017).
Realmente, no importa si el caliz de la última cena (el santo grial) existe o no existe, o si el mismo es la fuente del poder mundial o no lo es, o si está en tal o cual país. Lo importante es que buena parte de los individuos (los varones, las mujeres, los ancianos y los niños) del occidente creen que, efectivamente, es posible que todo lo que se afirma de él es o puede ser verdad ajustando, conciente o inconcienmente su conducta personal a esa creencia por ahora incomprobable que, obviamente, implica una cuestión de fe, y nada más, claro está.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Se dice que los templarios guardaron el caliz de la última cena (léase: el santo grial) dentro de un envase que tenía la forma de la cabeza de una gárgola, de esas que hoy día pueden verse en lo alto de la catedral de París (léase: Nuestra Señora = Notre Dame), a la que los monjes guerreros le pusieron un nombre extraño y enigmático (Bafomet). Cuando en 1307 fue detenido, juzgado y condenado a muerte en la hoguera el prior general planetario de los templarios (en gran nasi = el gran nazi = Jacques de Molais), el tribunal de la santa inquisición francesa sostuvo en su fallo que los templarios eran adoradores del diablo, bajo la forma de un fetiche llamado Bafomet. Conste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario