lunes, 7 de mayo de 2012

244 Historia (Gran Bretaña)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000244 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 7 Mayo de 2.012.





La Gloriosa Revolución V
Por Rubén Vicente 

A la muerte de la monarca del gran reino de Inglaterra, lady María I Trastamara Tudor (42), su viudo, es decir, su magestad, el monarca del Imperio Español (La Gran Iberia), Gn. Mcl. RW ® Dr. Dn. Felipe II Hagsburg (a) El Sacro Emperador (a) El Kaiser (31), ejerciendo su prerrogativa a la regencia testamentaria, pero respetando la ley de sucesión del trono, autorizó la coronación de la primogénita del segundo matrimonio de Enrique VII, es decir, de lady Elisabeth Bolena Tudor (a) La Colo (25), con cargo a convertirse a la religión verdadera (el catolicismo apostólico romano), a contraer santo matrimonio y a generar descendencia masculina, pero lo más rápido posible; comenzando a reinar bajo su nombre nobiliario de Isabel I.  [3] 

Al año siguiente (1559), las grandes potencias sacro imperiales suscribieron El Tratado de Chateaux Cambresis, en cuya virtud todas ellas se regirían, de ahí en adelante, por la religión oficial vigente en sus respectivos dominios. 

Bajo esa comprensión, se ratificaba la obligación de Isabel I de Inglaterra de abjurar del anglicanismo y de convertirse a la religión verdadera (el catolicismo apostólico romano), pues ese era el culto oficial de Inglaterra a la muerte de su predecesora. 

Pero La Colo comenzó a demorarse en el cumplimiento de su obligación internacional mientras que, públicamente, era reconocida por la cámara de los lores como nueva pontífice máxima de la iglesia anglicana (léase: la papisa), que volvió a convertirse en la religión oficial inglesa, entrando en ostencible rebeldía frente a la santa sede romana (léase: sacrilegium est = sacó los pies del plato). 

Además, Isabel sistematizó la práctica de otorgar patentes de corso a favor de armadores ingleses que, más rápido que volando, pusieron toneladas de oro para financiar el diseño, la construcción y la botadura de ultra modernos buques mercantes artillados (los navíos), formando una gran flota corsaria, paralela a la royal navy, que se lanzó a los siete mares europeos a tomar presas, en nombre y por cuenta del gobierno de su magestad, inaugurando la primera piratería de estado de la historia moderna. Ups. 

Como si eso fuera poco, resulta que Isabel I rechazó una oferta de matrimonio de Felipe II, quien hizo valer su influencia para que la santa sede romana convocara El Concilio de Trento (1562-1569), que resolvió la excomunión de La Colo que, de puro jodida no más, volvió a declarar la existencia material, la constitución formal, la soberanía interior y la independencia exterior del gran reino de Inglaterra respecto del Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana (La Gran Alemania = Das Reich = El Imperio de los Mil Años = 800-1815 = La Europa Cristiana = La Primera Proto Unión Europea). ¡Qué yegua!

En ese entonces, el derecho de gentes vigente entre las potencias sacro imperiales (léase: el proto derecho internacional público europeo) se regía por el principio de que los pactos deben ser observados (pacta sunt servanda), pero Isabel I aclaró que ello era así, sólo mientras duraran las condiciones en que fueron celebrados (rebuc sic stantibus), lo cual, en buen criollo, significaba que se puede borrar con el codo lo que se escribe con la mano, y andá a la pmqtp, claro está. [4] 

En otras palabras, loca como una yegua rayada (léase: la cebra), La Colo le declaró, nada más ni nada menos, que la guerra al sacro imperio, quedándose sola frente al mundo, pero la verdad, era que sólo dos grandes potencias se dedicieron a responderle el insolente desafío (2), como eran la primera potencia mundial (España) y la cuarta potencia mundial (Francia), porque el resto, se declaró neutral en la contienda, por la sencilla razón de que sus monarcas no comían vidrio, obvio. 

En ese contexto, Isabel logró fracturar la unidad de El Imperio Español (La Gran Iberia), al apoyar abiertamente la rebelión nederlandesa de las provincias orientales de Los Paises Bajos Españoles, que diera origen a la formación de Holanda (1581). 

Desde entonces, la nueva reina de los siete mares europeos, comenzó a ser conocida como La Gran Ramera de Satanás y, la verdad, es que algo de razón tenían al llamarla de ese modo, porque resulta que le otorgó patente de corso a su alteza, el duque de Devon, Alte. ERN ® Dr. sir Walter Raleigh (a) Guantarral, que lideró la primera expedición furtiva a la costa centro este de América del Norte que, sin embargo, no fue efectivamente ocupada en ninguno de sus puntos geográficos (1584). [5] 

Y contra ella se organizó La Armada Invencible, integrada por los cuerpos español y francés de la armada sacro imperial (das reich krieg marine) que, gracias a Lucero del Alba (El Angel Caído = Lucifer), o a quien corno haya sido, mientras intentaba rodear las islas británicas, fue literalmente destrozada por los tremendos temporales del invierno boreal, mientras sus restos fueron hechos puré por los navíos de la armada inglesa (the english royal navy) dejando, de hecho (in fact) a Inglaterra con el control exclusivo y excluyente de la totalidad de El Atlántico Norte; comenzando desde entonces a hacerse referencia a la nación inglesa como La Pérfida Albión, mientras los fanáticos isabelinos prefirieron llamarla con el nombre más amable de La Rubia Albión (1588).

Sólo ocho años más tarde (1596), únicamente Inglaterra reconoció oficialmente la declaración de independencia del gran reino de Holanda, nombrando un embajador en Amsterdam, que negoció la firma de un tratado de paz, amistad, navegación, comercio y alianza estratégica (defensiva y ofensiva) de Holanda con Inglaterra que, en la práctica, le significó a La Pérfida Albión el regreso geopolítico a Europa Continental, perdido hacía ya casi cuarenta años (Calais). 

Paralelamente, La Colo seguía soltera pero, literalmente, se pasaba por el traste a todos sus pretendientes, que eran los altos funcionarios o los corsarios de su magestad (like sir Francis Drake, sir Walter Raleigh, sir William Cecil, etc., etc.), que empezaron a tomar presas españolas y francesas tanto en el Atlántico como en el Pacífico, desbordando las arcas reales inglesas de oro ajeno, a cambio del otorgamiento de títulos de la baja nobleza (la hidalguía). Sin embargo, el pueblo inglés la empezó a llamar por el apodo de La Reina Virgen (léase: Virginia). [6] 

Al morir sin haberse casado jamás ni haber gestado descendencia masculina (1603), Isabel I Tudor concluyó un histórico reinado de más de cuarenta años (40), que convirtieron a Inglaterra, no sólo en la primera potencia naval mundial, sino también, en la cuarta potencia económica y diplomática planetaria, después de España, de Portugal y de Francia; superando claramente a Rusia, a Escandinavia, a Alemania, a Austria y a Holanda. 

De acuerdo con la ley de sucesión del trono, fue suedida por su magestad, el monarca del reino francés de Escocia, Tte. Cnel. Gral. RW ® Dr. sir Jacob James Charles VI Stuart, de treinta y seis años de edad. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Elisabeth Bolena Tudor nació en la villa de Greenwich, cercana a Londres, el día lunes siete de septiembre de 1533, con el sol en la constelación de la virgen (virgo) y la luna en la casa de caballo (léase: virgo). Consecuentemente, desde el punto de vista astrológico, Isabel estaba destinada a tener una vida signada por la rebeldía fríamente calculada. Conste.

[4] pmqtp. Abreviatura de la puta madre que te parío. Right? Y después dicen de Cristina que no respeta la seguridad jurídica, por favor, no me hagan reir que me agarra dolor de panza, ja ja já.

[5] Como sabemos, desde 1510, la santa sede romana había autorizado a Francia a conquistar, colonizar, evangelizar e institucionalizar (léase: la redención) las tierras y mares no cristianos de Oceanía, de Asia, de Africa y de América, pero en nombre y por cuenta (léase: en representación) de las coronas del Portugal y de España. Bajo esa comprensión, los franceses organizaron expediciones navales a Las Tierras de Colón (léase: La Colombia = El Nuevo Mundo = América). En ese contexto, de las expediciones francesas a la costa centro este de América del Norte, le surgió a esa zona no efectivamente ocupara por España, que es La Cordillera de los Apalaches, el nombre francés de El Pie del Monte (Le Piedmont = El Pedemonte). Conste.

[6] El concepto antiguo y cercano oriental de la virginidad, es comparable al concepto occidental romano de la vestalidad, o al medieval europeo de la nobleza. Por ello, en realidad, todo monarca (varón o mujer), pertenece a la comunidad de aquellos por cuyas venas fluye la sangre sagrada (le sangue graal = el santo grial), es decir, a la comunidad de la virginidad, de la vestalidad o, si se prefiere, de la nobleza, lo mismo da. De ese modo, decir que Isabel es una reina virgen es una tautología, comparable a la de hacer alusión al caballo blanco de San Martín diciendo que es blanco. La idea de llamarla reina virgen quizá de debió a la intención de debilitar la percepción católica apostólica romana de su origen extra matrimonial (léase: bastardo). O tal vez, fuera simplemente alusivo a su condición astrológica, doblemente virginiana.

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