sábado, 19 de mayo de 2012

256 Historia (América)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000256 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 19 de Mayo de 2.012.





El Nuevo Mundo I
Por Rubén Vicente

Hace cien mil millones de años atrás se operó la gran explosión (the big bang), que fue el segundo cero a partir del cual comenzó a desarrollarse el proceso matemático, físico y químico que dio como resultado la existencia del espacio, del tiempo, de la energía y de la materia, que hoy conocemos con el nombre de el universo, que bien puede ser definido como el todo ordenado (léase: el cosmos) que, obviamente, tiene un ordenador, que es el creador y supremo gobernante universal, es decir, Dios Padre, claro está. 

Pero hace sólo veinte mil millones de años que existe nuestra estella (el sol), y hace sólo cinco mil millones de años que existe nuestro planeta (la tierra), y hace sólo mil millones de años que surgieron las primeras formas de vida, a través de los microbios (las amebas, las bacterias, los parásitos, los virus y los protozoos). Paralelamente, en nuestro planeta que, por entonces, estaba completamente cubierto por agua, comenzó a emerger la tierra, formando el continente primordial (La Tierra Única = Pangea).   

Y hace sólo setecientos cincuenta millones de años que Pangea se fracturó, formándose un continente boreal (Palantasia) y otro austral (Gondwana). Paralelamente, el reino de los microbios comenzó a evolucionar, hasta dar como resultado el surgimiento de las primeras especies del nuevo reino vegetal. Y hace sólo quinientos millones de años, Palantasia también se fracturó, dando origen por un lado al macizo euroasiático y por el otro a América del Norte; sucediendo lo mismo con Gondwana, formándose entonces la Antártida y Australasia. Mientras tanto, en los océanos terrestres que separaban esos subcontinentes (Eurasia y Laurasia = América del Norte + Antártida y Australasia), el reino vegetal comenzó a evolucionar, hasta dar como resultado el surgimiento de las primeras especies marinas del nuevo reino animal. 

Y doscientos cincuenta millones de años atrás, de la Antártida se desprendieron Australia y La India, que comenzaron a desplazarse en dirección a Eurasia, hata que chocaron con ella y quedaron soldadas; mientras que sucedió lo mismo con Australasia, cuya parte oriental (Africa), también comenzó a desplazarse en dirección al macizo euroasiático, dejando en su lugar a Astralasia Occidental (léase: América del Sur), dejando conformados los cuatro continentes (Afroeurasia, América del Norte, América del Sur y Antártida). Paralelamente, las especies marinas del reino animal, comenzaron a evolucionar en todo el planeta, dando como resultado su adaptación al medio terrestre y, también, originando el poblamiento de todos los continentes. 

Finalmente, hace sólo cien millones de años atrás, nuestro planeta alcanzó su configuración actual de seis continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa, América y Antártida) y de cinco océanos (Atlántico, Pacífico, Indico, Artico y Antártico); mientras en ellos, entonces gobernados por los grandes reptiles en estado de virtual extinción (léase: los dinosaurios), las especies del reino animal alcanzaban el nivel de los primeros mamíferos, que fueron las tupayas. [3] 

Esas ardillas con colas de rata que fueron las tupayas, evolucionaron en su fisonomía muy rápidamente, hasta dar suscevivamente con los tarsios, los lemures y los primeros omínidos, de los que surgieron los monos atropoides, de los cuales surgió el primer hombre (el hombre hábil = de homo habilis), que era de raza negra y que apareció en El Africa Subsahariana más o menos unos cinco millones de años atrás, poblando gradualmente todo el macizo afroeuroasiático (léase: el hemisferio oriental), mientras que en América y en La Antártida (léase: el hemisferio occidental), ocurrió exactamente lo mismo, excepto en lo relativo a la evolución de los grandes homínidos hacia el homo hábilis, motivo por el cual, ambos continentes occidentales permanecieron deshabitados. 

Durante la casi totalidad de esos últimos cinco millones de años se suscitaron, más o menos cada quinientos mil años, las eras glaciales largas, que duraban unos cien mil años cada una. Al concluir la última, hace aproximadamente unos cien mil de años atrás, el resultado evolutivo de la especie humana era el suscesivo surgimiento de El Hombre de Neanderthal (de homo neanderthalensis), que era de la raza roja; de El Hombre de Cromagnon (de homo cromagnensis), que era de la raza amarilla; y de El Hombre que Piensa (de homo sapiens), que era de la raza blanca.

Bajo esa comprensión, en los siguientes cien mil años, mientras transcurría la primera glaciación corta, que duró unos cuarenta mil años (70.000 a.C. a 35.000 a.C.), ocurrieron  varias cosas. La primera fue que las cuatro razas humanas (la negra, la roja, la amarilla y la blanca) fueron poblando la totalidad del hemisferio oriental (Oceanía, Asia, Africa y Europa).  

La segunda fue que los negros quedaron siendo la casi totalidad de la población en El Africa Subsahariana, en el sur de La India y en toda Oceanía. La tercera fue que la raza roja quedó siendo la casi totalidad de la población en el sur del Asia y en El Africa Suprasahariana. La cuarta fue que la raza amarilla quedó siendo la casi totalidad de la población en el norte del Asia y en el sur de Europa. Y la quinta fue que la raza blanca, quedó siendo la casi total de la población en el norte de Europa.   

Entre esa primera glaciación corta y la segunda, tuvo lugar un período interglaciar de calentamiento global (el cambio climático), es decir, entre los años 35.000 a.C. y 15.000 a.C., que tuvo una duración de aproximadamente veinte mil años, también ocurrieron varias cosas. 

La primera fue que emergieron de las aguas de los océanos las islas subcontientales de La Atlántida, de Lemuria, de Mú, de Beringia y de Austrasia. La segunda fue que la raza blanca del norte de Europa ocupó La Atlántida, a la vez que se lanzó a la conquista de Asia, de Africa y el sur de Europa, exterminando o esclavizando a las razas negra, roja y amarrilla que, de ese modo, fueron blanquadas por así decirlo (la mezcla de las razas = el mestizaje racial = las razas impuras), pasando absolutamente todos los seres humanos supervivientes a quedar formando parte de la especie única de los homo sapiens, sin excepción. Conste. 

La tercera fue que, bajo esa comprensión, la raza blanca pura quedó siendo la casi totalidad de la población de Europa, en el norte de Africa y de El Asia Occidental, desde el Brahma Putra hasta Gibraltar. Y la cuarta fue que, entonces, la raza amarilla blanqueada (léase: la raza tártara), quedó siendo la casi totalidad de la población del norte de El Asia Oriental, mientras que la raza roja blanqueada (léase: los tibetanos), quedó siendo la casi totalidad de la población del sur de El Asia Oriental. 

Entonces, más o menos para el año quince mil antes del inicio de la era cristiana (15.000 a.C.), la minoría residual de los tibetanos que habitaba el norte del Asia Oriental continuó siendo objeto de exterminio o de esclavitud por parte de la mayoría tártara, causando el desplazamiento masivo de buena parte de esos tibetanos masacrados hacia el este, ocupando primero el subcontinente de Beringia, y luego, ingresando a la peninsula de Alaska, iniciándose entonces el poblamiento de América del Norte mientras, paralelamente, emergían nuevas tierras firmes e islas entre América del Norte y América del Sur, dejando conformada América Cental (léase: La Cuenca del Caribe). 

De esa manera, desde entonces (15.000 a.C.) el continente americano (léase: el hemisferio occidental) quedó siendo uno sólo y adoptó su fisonomía actual.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] Esta mañana, en el programa radial titulado con el nombre de Cortando Campos, que se emite por AM 1170 Radio América, decidado a las actividades agropecuarias en nuestro país se comentó, un poco en broma y un poco en serio, que científicos de la facultad de ciencias exactas y naturales de la Universidad de Amsterdam, han concluído un estudio que demuestra que las flatulencias de los dinosaurios pudieron haber cargado la atmósfera terreste de gas metano (C H4), hasta el punto de tornarla incompatible con el mantenimiento de la vida de la propia especie, causando su propia extinción (sic). ¡Qué baranda! ¡Mamá! ja ja já.

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