El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 19 de Mayo de 2.012.
El Nuevo Mundo I
Por Rubén Vicente
Hace
cien mil millones de años atrás se operó la gran explosión (the big
bang), que fue el segundo cero a partir del cual comenzó a desarrollarse el
proceso matemático, físico y químico que dio como resultado la existencia del
espacio, del tiempo, de la energía y de la materia, que hoy conocemos con el
nombre de el universo, que bien puede ser definido como el todo
ordenado (léase: el cosmos) que, obviamente, tiene un ordenador, que es el
creador y supremo gobernante universal, es decir, Dios Padre, claro está.
Pero
hace sólo veinte mil millones de años que existe nuestra estella (el
sol), y hace sólo cinco mil millones de años que existe nuestro planeta
(la tierra), y hace sólo mil millones de años que surgieron las primeras
formas de vida, a través de los microbios (las amebas, las bacterias, los
parásitos, los virus y los protozoos). Paralelamente, en nuestro planeta que,
por entonces, estaba completamente cubierto por agua, comenzó a emerger la
tierra, formando el continente primordial (La Tierra Única = Pangea).
Y
hace sólo setecientos cincuenta millones de años que Pangea se fracturó,
formándose un continente boreal (Palantasia) y otro austral (Gondwana).
Paralelamente, el reino de los microbios comenzó a evolucionar, hasta dar como
resultado el surgimiento de las primeras especies del nuevo reino vegetal. Y
hace sólo quinientos millones de años, Palantasia también se fracturó,
dando origen por un lado al macizo euroasiático y por el otro a América del
Norte; sucediendo lo mismo con Gondwana, formándose entonces la Antártida y
Australasia. Mientras tanto, en los océanos terrestres que separaban esos
subcontinentes (Eurasia y Laurasia = América del Norte + Antártida y
Australasia), el reino vegetal comenzó a evolucionar, hasta dar como resultado
el surgimiento de las primeras especies marinas del nuevo reino animal.
Y
doscientos cincuenta millones de años atrás, de la Antártida se
desprendieron Australia y La India, que comenzaron a desplazarse en dirección a
Eurasia, hata que chocaron con ella y quedaron soldadas; mientras que sucedió
lo mismo con Australasia, cuya parte oriental (Africa), también comenzó a
desplazarse en dirección al macizo euroasiático, dejando en su lugar a
Astralasia Occidental (léase: América del Sur), dejando conformados los cuatro
continentes (Afroeurasia, América del Norte, América del Sur y Antártida). Paralelamente,
las especies marinas del reino animal, comenzaron a evolucionar en todo el
planeta, dando como resultado su adaptación al medio terrestre y, también,
originando el poblamiento de todos los continentes.
Finalmente,
hace sólo cien millones de años atrás, nuestro planeta alcanzó su
configuración actual de seis continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa,
América y Antártida) y de cinco océanos (Atlántico, Pacífico, Indico, Artico y
Antártico); mientras en ellos, entonces gobernados por los grandes reptiles en
estado de virtual extinción (léase: los dinosaurios), las especies del reino
animal alcanzaban el nivel de los primeros mamíferos, que fueron las tupayas. [3]
Esas
ardillas con colas de rata que fueron las tupayas, evolucionaron en su
fisonomía muy rápidamente, hasta dar suscevivamente con los tarsios, los
lemures y los primeros omínidos, de los que surgieron los monos atropoides, de
los cuales surgió el primer hombre (el hombre hábil = de homo habilis), que era
de raza negra y que apareció en El Africa Subsahariana más o menos unos cinco
millones de años atrás, poblando gradualmente todo el macizo
afroeuroasiático (léase: el hemisferio oriental), mientras que en América y en
La Antártida (léase: el hemisferio occidental), ocurrió exactamente lo mismo,
excepto en lo relativo a la evolución de los grandes homínidos hacia el homo hábilis,
motivo por el cual, ambos continentes occidentales permanecieron deshabitados.
Durante
la casi totalidad de esos últimos cinco millones de años se suscitaron, más o
menos cada quinientos mil años, las eras glaciales largas, que duraban
unos cien mil años cada una. Al concluir la última, hace aproximadamente unos cien
mil de años atrás, el resultado evolutivo de la especie humana era el
suscesivo surgimiento de El Hombre de Neanderthal (de homo neanderthalensis),
que era de la raza roja; de El Hombre de Cromagnon (de homo
cromagnensis), que era de la raza amarilla; y de El Hombre que Piensa
(de homo sapiens), que era de la raza blanca.
Bajo
esa comprensión, en los siguientes cien mil años, mientras transcurría la
primera glaciación corta, que duró unos cuarenta mil años (70.000 a.C. a
35.000 a.C.), ocurrieron varias cosas.
La primera fue que las cuatro razas humanas (la negra, la roja, la amarilla
y la blanca) fueron poblando la totalidad del hemisferio oriental (Oceanía,
Asia, Africa y Europa).
La
segunda fue que los negros quedaron siendo la casi totalidad de la
población en El Africa Subsahariana, en el sur de La India y en toda Oceanía.
La tercera fue que la raza roja quedó siendo la casi totalidad de la
población en el sur del Asia y en El Africa Suprasahariana. La cuarta
fue que la raza amarilla quedó siendo la casi totalidad de la población en el
norte del Asia y en el sur de Europa. Y la quinta fue que la raza
blanca, quedó siendo la casi total de la población en el norte de Europa.
Entre
esa primera glaciación corta y la segunda, tuvo lugar un período interglaciar
de calentamiento global (el cambio climático), es decir, entre los años 35.000
a.C. y 15.000 a.C., que tuvo una duración de aproximadamente veinte mil años,
también ocurrieron varias cosas.
La
primera fue que emergieron de las aguas de los océanos las islas
subcontientales de La Atlántida, de Lemuria, de Mú, de Beringia y de Austrasia.
La segunda fue que la raza blanca del norte de Europa ocupó La Atlántida,
a la vez que se lanzó a la conquista de Asia, de Africa y el sur de Europa,
exterminando o esclavizando a las razas negra, roja y amarrilla que, de ese
modo, fueron blanquadas por así decirlo (la mezcla de las razas = el
mestizaje racial = las razas impuras), pasando absolutamente todos los
seres humanos supervivientes a quedar formando parte de la especie única
de los homo sapiens, sin excepción. Conste.
La
tercera fue que, bajo esa comprensión, la raza blanca pura quedó
siendo la casi totalidad de la población de Europa, en el norte de Africa y de
El Asia Occidental, desde el Brahma Putra hasta Gibraltar. Y la cuarta
fue que, entonces, la raza amarilla blanqueada (léase: la raza tártara), quedó
siendo la casi totalidad de la población del norte de El Asia Oriental,
mientras que la raza roja blanqueada (léase: los tibetanos), quedó siendo la
casi totalidad de la población del sur de El Asia Oriental.
Entonces,
más o menos para el año quince mil antes del inicio de la era cristiana
(15.000 a.C.), la minoría residual de los tibetanos que habitaba el norte del
Asia Oriental continuó siendo objeto de exterminio o de esclavitud por parte de
la mayoría tártara, causando el desplazamiento masivo de buena parte de esos
tibetanos masacrados hacia el este, ocupando primero el subcontinente de
Beringia, y luego, ingresando a la peninsula de Alaska, iniciándose entonces el
poblamiento de América del Norte mientras, paralelamente, emergían nuevas
tierras firmes e islas entre América del Norte y América del Sur, dejando
conformada América Cental (léase: La Cuenca del Caribe).
De
esa manera, desde entonces (15.000 a.C.) el continente americano (léase: el
hemisferio occidental) quedó siendo uno sólo y adoptó su fisonomía actual.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de
la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es la
alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] Esta
mañana, en el programa radial titulado con el nombre de Cortando Campos, que se
emite por AM 1170 Radio América, decidado a las actividades agropecuarias en
nuestro país se comentó, un poco en broma y un poco en serio, que científicos
de la facultad de ciencias exactas y naturales de la Universidad de Amsterdam,
han concluído un estudio que demuestra que las flatulencias de los dinosaurios
pudieron haber cargado la atmósfera terreste de gas metano (C H4),
hasta el punto de tornarla incompatible con el mantenimiento de la vida de la
propia especie, causando su propia extinción (sic). ¡Qué baranda! ¡Mamá! ja ja já.
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