viernes, 18 de mayo de 2012

255 Historia (Mundial)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000255 [1]



El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 18 de Mayo de 2.012.





La Revolución Industrial IV
Por Rubén Vicente

Los materiales críticos de la primera revolucion industrial británica (1700-1870) fueron el agua, la madera, el carbón y el hierro. Los correspondientes a la segunda revolución industrial alemana (1870-1945) fueron el acero y la electricidad. 

Pero en la tercera década del siglo veinte (1930-1940) aparecieron en escena dos tecnólogos que fueron los padres espirituales de la tercera revolución industrial (la revolución de la alta tecnología), que fueron dos alemanes, llamados Werner von Braun y Max Plank. 

Von Braun era un fanático de los descubrimientos y de los inventos (léase: los adelantos tecnológicos) del ruso Konstantin Tsiolkovsky (1857-1935), que fue el padre de la aeronáutica militar del gran imperio euroasiático (Rusia), incluso antes de La Gran Guerra Mundial (1914-1918), que dejó bien avanzados los proyectos de diseño de los primeros vectores estratosféricos (léase: los cohetes), que la inteligencia militar alemana (III-D) se encargó de hacer llegar a Berlín durante La Guerra Civil Rusa (1918-1922), gracias a los invalorables servicios prestados al II Reich por el Agte. III-D C-3 Cda. Dr. Mihail Illich Ilianov (a) El Ashkenazí (a) El Hombre de Hierro (a) Lenin. Ups. 

El corpulento genio nazi (Von Braun) concretó los proyectos de Tiolkovsky y fue aún más allá, agregando de su propio cerebro la novedad de los vectores siderales (léase: las bombas voladoras = los misiles intercontinentales). ¡Guau! 

Por su parte, Max Plank fue el discípulo dilecto de Albert Einstein, que fue uno de los casos en el alumno supera al maestro, porque el tecnólogo nazi (Max Plank) refutó muy exitosamente la teoría de la relatividad del premio nobel judeo-germano (Einstein), ganándose él también el premio nobel, al demostrándole que el universo no es un todo ordenado (el cosmos), sino que ello es así en noventa por ciento del espacio sideral (90%), pero con la aclaración crucial de que, en el diez por ciento restante (10%), las leyes de la teoría de la relatividad, sencillamente, no se verifican y, entonces, en esa zona especial, por llamarla de algún modo, el universo es en realidad un pequeño todo desordenado (el caos), desarrollando la teoría de la física del caos, basada en la física de las partículas subatómicas (los quantos), de la que surgió la teoría de la física plankiana, es decir, de la física cuántica, en la que se basaría, nada más, ni nada menos, que la bomba atómica. ¡Merde! 

Con los misiles intercontinentales de Werner von Braun y con las bombas atómicas de Max Plank, La Alemania de Hitler estuvo a punto de convertirse en la primera superpotencia misilística y nuclear de la historia universal, pero no llegó a tiempo y El III Reich perdió La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), sólo cuatro meses antes (4) de Hiroshima y Nagasaki. 

Es que ya en 1941, mientras la Alemania entonces imbatible se lanzaba a La Operación ´Barbarroja´(léase: la conquista de la unión sovíetica traidora del pacto molotov ribbentrop), había habido una fuga, cuando un ingeniero de la planta productora de plutonio del reino nazi de Noruega, le entregó los secretos militares alemanes a la inteligencia militar estadounidense, es decir, a la OSS, que fue la antecesora de la DIA que, más rápido que volando, motorizó El Proyecto Manhattan, madrugando a todos, tanto enemigos (Alemania, Italia, Turquía, Persia, China y Japón) como amigos (Gran Bretaña y La Unión Soviética). [3] 

Después de la conclusión del conflicto bélico planetario (léase: la segunda guerra mundial) Werner von Braun se convirtió en ciudadano de los EEUU, y en mayor general del ejército norteamericano (The US Army), comenzando a trabajar en El Proyecto Espacial Americano (The US Space Proyect), que tuvo su punto culminante con La Llegada del Hombre a La Luna (1969), en la nave Apolo XI, lanzada con un misil intercontinental inventado por Von Braun (léase: el saturno cinco). 

Max Plank se negó a cooperar con Washington, pero la verdad es que se le perdonó la vida a cambio de que entrara su know how relativo a la física cuántica a los rusos, permitiéndole a La Unión Soviética convertirse en la segunda superpotencia misilística y nuclear de la historia universal, con el estallido de la bomba atómica comunista (1949). 

Desde entonces, La Guerra Fría (1946-1991) implicó la amenaza de estallido de la tercera guerra mundial (el holocausto nuclear = el armagedón = el apocalipsis = el fin del mundo), que casi se hizo realidad con La Crisis de Los Misiles Cubanos de 1962. [4] 

Sin embargo, la tercera revolución industrial (la revolución de la alta tecnología = la revolución misilística y nuclear) no hubiera sido posible sin la herramienta técnica que hizo que todo se mantuviera bajo control, que fue el primer ordenador eléctrico de la historia universal (léase: la computadora = coloso = 1944), inventada por los tecnólogos del ejército británico (the british royal army), y que tanto joder si los británicos hemos sido los primeros padres de la revolución industrial. ¿O no? 

Si, pero la cuarta revolución tecnológica (la revolución de la válvula fría = la revolución del transistor = la revolución del chip = la revolución electrónica) fue un invento japonés (1952). Si, pero la quinta revolución tecnológica (la revolución de los satélites = la revolución de la telemática) también fue un invento japonés (1962). Si, pero la sexta revolución tecnológica (la revolución del microsoftware = la revolución tecnotrónica) fue un invento estadounidense (1973).  

Si, pero la séptima revolución tecnológica (la revolución del escalón = la revolución del etchelón = la guerra de las galaxias = la revolución cibernética) también fue un invento estadounidense (1988). Si, pero la octava revolución tecnológica (la revolución de la oveja doly = la revolución del genoma = la revolución biocibernética = la biotecnología) es un invento británico (1995). 

Y si, pero la novena revolución tecnológica (la revolución de la millonésima = la revolución del nano = la revolución de la nanotecnología = nanotecnológica) es un invento alemán (2002). Y si, pero la décima revolución tecnológica (la revolución de los aceleradores de las subpartículas atómicas = la revolución los túneles de viento = la revolución del tunel del tiempo = la revolución sinctotrónica) es un invento suizo (léase: gran alemán = 2010). 

En otras palabras, la tercera revolución industrial, que transportó al mundo desde la edad contemporánea (1789-1945) hacia la edad post contemporánea (1945-2017), tiene varios padres tecnológicos que son los japoneses, los rusos, los suizos, los alemanes, los británicos y los estadounidenses, pero tiene una sola madre poliándrica que es la alta tecnología (the hight tech), y nada más, claro está.  

La alta tecnología (the hight tech) es aquella que consiste en los descubrimientos y en los inventos de productos industriales que aún no están en el mercado, siendo la tecnología de la innovación. En cambio, la baja tecnología (the low tech) es aquella que consiste en los descubrimientos y en los inventos relativos a productos que ya existen en el mercado, causando su mejoramiento, siendo entoces la tecnología del perfeccionamiento. Por eso, es importante desarrollar la baja tecnología, pero más importante aún es desarrollar la alta tecnología, y más importante aún, es desarrollar la alta tecnología militar. Conste. 

Y si me dijeran que estoy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.

[3] OSS es la sigla de la Office of Strategic Services, que fue la antecesora de la DIA (Defense Intelligente Agency).

[4] Véase la película titulada con el nombre de Trece Días, con Kevin Kosner.

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