El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 14 de Junio de 2.013.
No Hay Nada Nuevo Bajo El Sol I
Por Rubén Vicente
Y
dijo Dios …, hágase la luz …, y la luz se hizo …. Así empezó todo, en eso que
hoy llamamos con el nombre de el universo, que incluye a nuestro
planeta, que es la tierra.
Y
los abogados nos metemos en cada cosa que, sinceramente, no le interesan a
nadie, pero hasta que te rematan el terreno, que a vos te costó tantos años de
trabajo, de privaciones, y de mala sangre, nada más que para mantenerlo a
nombre tuyo, y para que nadie te lo saque. ¿Verdad?
Digo,
porque resulta que yo tengo un amigo en Facebook (Guillermo Andreau), que es
profesor de derecho agrario y minero en la UBA, que le anda diciendo a quien
quiera escucharlo, que hay que reeditar el derecho enfiteútico de la
revolución de mayo. ¿Lo qué?
El
derecho enfiteútico, que regulaba la explotación de la tierra en la edad media,
y que parece que Juan Bautista Alberdi decía que era el derecho auténticamente
cristiano, que consagró la revolución de mayo, pero que fue dejado de lado por la constitución nacional y
por el código civil, que volvieron a imponer el antiquísimo derecho romano, que
se basa en la propiedad privada de la tierra, y en el cobro del impuesto
inmobiliario, que a vos te lo hace pagar Arba, o que te viene disimulado en el
ABL, o que te llega con otro nombre de la Afip. ¡Ah¡
Y
a mi lo que dice Guillermo me interesa, porque tiene que ver con la historia,
que es mi gran pasión intelectual de casi toda la vida, y por eso, le pienso
dar mis razones, porque vos ya sabés que mi lema es que los abogados siempre
tenemos razón, a veces no tanta como la
que tiene la parte contraria, o como la que tiene el juez, la cámara o
la corte, pero siempre tenemos razón, ja ja já.
Y
mis razones me llevan a recordar cómo empezó esta milonga de la tierra,
y de quién es la tierra, y del impuesto inmobiliario, y de la enfiteusis, y de el
derecho enfiteútico, y de la mar en coche. Y para eso, creo que nada mejor
que empezar por el principio. ¡Si, mejor, porque si no es un quilombo¡
¡Dale!
Te
cuento. Con el tema de la tierra, empezaron los sacerdotes, siguieron los
milicos, y terminaron de joderlo los políticos, pero hasta que llegaron los
abogados, y ahí recién se empezó a entender un poco la cosa, culminando el tema
en la época de la república romana, cuyos juristas más destacados hicieron la
primera formulación completa de el derecho de la tierra, que llamaron
con el nombre de la jurisprudencia
inmobiliaria. ¿La qué?
La
cosa quedó así. Toda la tierra es de los dioses, y los padres de la patria, es
decir, los patricios, que se juntaban en el senado, eran los administradores
generales, que la iban parcelando, para asignarle el uso de los lotes a los
hombres libres, que eran los plebeyos, porque a los esclavos minga, obvio.
Y
en la práctica, los plebeyos eran los que tienen la tierra, y por eso, eran
los terratenientes, que no te pienses que iban a laburar, porque para eso estaban
los capataces, que eran los esclavos liberados (los libertos), pero nada más
que para que tuvieran a los esclavos laburando como esclavos, partiéndose el
lomo a sol y a sombra, día y noche, vos sabés. ¡Uff, si lo sabré!¡
Y
a los capataces, los llamaban los clientes, y a los esclavos que trabajaban en
el campo, los llamaban los labradores. Era un sistema bastante fácil, donde la
tierra no
tenía dueños humanos, pero donde parecía que si, y todo el mundo respetaba eso, porque
venía del senado, que era el centro neurálgico del poder de la república romana
de los padres de la patria (los patricios), que era El Lacio, y por eso, los
patricios del senado (los senadores romanos) eran los lacianos, o mejor dicho,
los latinos, que no eran los cinco latinos, sino que eran como mil.
Mil
tipos, que si no eran, por lo menos, parecían los dueños de todas las
tierras latinas, pero que vivían en la ciudad capital de Roma (1000), y otros mil tipos, que eran los terratenientes
plebeyos, que también vivían en Roma, y que cada tanto, se daban una vueltita
por la estancia (1000), donde
estaban siempre los más de diez mil capataces clientes (10.000), cagando la latigazos a los más de cien mil esclavos, para
que agachen el lomo (100.000).
Con
ciento doce mil almas se manejaba todo, incluyendo la ganadería, la
agricultura, la explotación forestal y la minería, tanto acuífera como lítica y
metalífera. Una verdera maravilla.
Pero
claro, El Lacio no es más grande que el partido bonaerese de La Plata, y la
cosa se encaraginó, cuando Roma empezó con las conquistas militares, primero de
toda Italia, después de toda La Cuenca del Mediterráneo, y finalmente, del mundo
entero (orbis).
Y
si, porque después de anexar toda Italia, la república romana conquistó el
noroeste de Africa y la península ibérica, arrebatándole todas esas tierras a
los púnicos, justamente, en el marco de las guerras púnicas, en las
cuales se destacó el genio militar de Escipión El Africano, que si andanba
choreándole las tierras a los púnicos, no podía estar lo más pancho en su campo
del Lacio, ni rascándose el higo en Roma, o mirando las estrellas en la capital
púnica (Cartago). ¿Verdad?
Por
eso, Escipión la hizo muy fácil, haciéndole votar al senado romano una ley, que
decía que el sistema latino se extendería a Italia, a Cartago, a Hispania, y a
todo El Mediterráneo Occidental, y listo.
Pero
Roma siguió conquistando Grecia, Anatolia y Siria, y ahí la cosa era tan
refinada y civilizada como en la república latina, y por eso, no se podía joder
tan fácilmente con los capos de esas nuevas tierras, con capitales tan
fabulosas como Atenas, Bizancio o Alepo.
Y
fue por eso que, exactamente, en el año cien antes de nuestra era, estallaron las
guerras civiles romanas, entre los patricios, que querían seguir con el
sistema latino como si nada pasara, y los plebeyos, que decían que ellos
querían, nada más ni nada menos, que la
reforma agraria.
¿Qué?
¡Callate gordo, que vos no entendés nada¡ ¡Mirá si la reforma agraria va a ser romana¡
¡Si la inventó Carlitos Mark¡ ¿O vos no sabías? ¡Cómo se ve que no sos de La
Cámpora, eh gordo?¡No, si vos debés un gorila de Sciolli o de Macri¡ ¡Dejate de
joder¡
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la
información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para
uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
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