El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 13 de Junio de 2.013.
El Nacionalismo Argentino IV
Por Rubén Vicente
Antes de 1930, el nacionalismo argentino ya estaba
configurado, desde los puntos de vista filosófico, político y jurídico, pero su
primera expresión emergente, es decir, el golpe de estado que instauró el
primer gobierno militar de la historia argentina, fue económicamente liberal
y culturalmente elitista.
Económicamente liberal, porque al gobierno de
Uriburu, se lo llevó puesto La Gran Depresión (1929-1935), y culturalmente
elitista, porque el partido militar no aceptó, jamás, la nueva
realidad social argentina.
El país necesitaba abandonar urgentemente el modelo
agroexportador pro británico, para pasar lo más rapidamente posible al modelo
industrial de mercado interno pro alemán.
Y en ese nuevo modelo industrial que se necesitaba,
había que integrar, no sólo a la clase obrera, fundamentalmente
inmigrante, anarquista, socialista, comunista y combativamente sindicalizada,
sino también, a los que vivían en la miseria, en la ignorancia, en la
explotación y en marginamiento tierra adentro, es decir, a los indigentes
del interior, que querían una mejor vida, pero también, dignificación
política.
El yrigoyenismo lo comprendió perfectamente, pero lo
mató La Crisis del Treinta, y el partido militar, nacionalista, liberal y
elitista, sólo estaba dispuesto a evolucionar desde una colonia agropecuaria
exportadora pro británica, en el mejor de los casos, hacia una colonia
agroindustrial y pro estadounidense (y no industrial y pro alemana),
para darle trabajo a los indigentes del interior, pero manteniéndolos en el
interior, y sin participación política ninguna.
En síntesis, el nacionalismo argentino, militarista,
liberal, elitista y pro estadounidense, al persistir en su liberalismo
económico y en su elitismo cultural, demostró que no supo, que no
pudo, o que no quiso ,abrirse al pueblo argentino, justamente, para
nacionalizarlo en cuerpo y alma.
Ahora bien, una cosa es el nacionalismo argentino, y
otra cosa muy diferente, es el
nazismo argentino. En efecto, el nacionalismo argentino, igual que el
nacionalismo alemán, era psicológicamente individualista, económicamente
liberal, y culturalmente elitista. En cambio, el nacionalismo socialista
(léase: el socialismo nacionalista = el nacionalismo social = el socialismo nacional = el nacional socialismo = el nazismo) era un
movimiento filosófico, una doctrina política, y una corriente jurídica, que era
esencialmente bur-gue-sa, y no elitista. Okey?
Siendo burguesa, la nueva doctrina de el nazismo
argentino de la década del treinta del siglo veinte (léase: el siglo de la
tecnología), igual que la del nazismo alemán, era urbana, industrialista
y obrerista por antonomasia, y por ello, lejos de pretender seguir
excluyendo a la clase obrera, y estimatizando el anarquismo, el socialismo y el
comunismo de la dirigencia sindical combativa, privilegiaba la integración
de la clase obrera a un sindicalismo ideológicamente cercano a la doctrina social de la iglesia, y más dado a la paz social, mediante la negociación con la
patronal de las convenciones colectivas de trabajo.
Así concebidos, el nacionalismo y el nazismo, siendo
ambos partidarios de la defensa de la nación ante el imperialismo extranjero,
quedaron irreconciliablemente enfrentados, en torno a la cuestión social,
en la cual, el nacionalismo optaba por la represión, mientras el nazismo
bregaba por la integración económica y por la participación
política.
Pero, ni los nacionalistas argentinos, ni los nazis
argentinos, pensaban realmente en los indigentes del interior (léase:
los negros = la negrada = los cabecitas negras = los pardos = el pardaje).
Ambas doctrinas políticas sentían asco y miedo de la negrada de tierra
adentro, optando los nacionalistas por ignorarla olímpicamente, mientras que
los nazis, la visualizaban como un tema para abordar recién en el siglo
veinitiuno, o algo por el estilo, no sé.
Y si, porque a los ojos de los nacionalistas
argentinos, los nazis argentinos, que empezaron a ocupar los puestos claves de
la estructura de las fuerzas armadas y del partido militar durante la segunda
guerra mundial (1939-1945), eran unos zurdos muy peligrosos (sic), que
querían domesticar al sindicalismo (léase: la nazificación del movimiento
obrero organizado), que tarde o temprano, en opinión de los conservadores, de
los liberales y de los nacionalistas, viraría a la ultra izquierda stalinista,
emulando el modelo absolutamente estatista de La Unión Soviética, expropiando
las estancias de los generales nacionalistas de la sociedad rural, y entonces,
Dios nos libre ché.
Y a los nazis argentinos, que terminaron formando
parte de el partido militar alternativo, nucleado en El Grupo de los Oficiales Unidos (GOU), les encantaba la idea de El Pacto Militar Sindical, pero con un
movimiento obrero organizado exclusivamente blanco y de ascendencia
europea, y no negro y de raiz amerindia, no sé si …
Bajo es comprensión, que no debe dejar de tenerse
presente, a la hora de comprender cómo evolucionaba el pensamiento político del
partido militar alternativo durante la segunda parte de la década del treinta
del siglo pasado, se destacaba el hecho de que, el único miembro del GOU, que hizo la apertura mental, hacia la confluencia
del nazismo argentino del Cap. Emilio Kinkelín, con el indianismo de Teodoro
García, fue el Agte. FDC C-3 Cnel. EA ® Dr. Dn. Juan Domingo Perón Sosa (a)
Juan Perón (a) Giussepe Palomari (a) El Pocho (52). [3
En efecto, Perón fue el numen solitario de la indianización del
nazismo argentino, forjando la síntesis superadora de el nazismo indiano, es decir, de el justicialismo (léase: el peronismo).
Se le opusieron los sindicalistas zurdos del
anarquismo, del socialismo y del comunismo. Se le opusieron los grandes
empresarios. Se le opuso la iglesia católica apostólica romana de nuestro país.
Se le opusieron mayoría de los radicales. Y se le opusieron los militares,
fueran conservadores, liberales, radicales, nacionalistas o, inclusive, nazis ortodoxos.
Y los nacionalistas fueron los organizadores de los golpes de estado de 1951, de 1952 y de 1953, mientras los nazis ortodoxos fueron los que armaron la junta militar, que le exigió la renuncia a la
presidencia de la nación en 1955; forzándolo a llevarse al exhilio el nazismo indiano (léase: el nazismo heterodoxo = el justicialismo = el peronismo).
Cuando se instauró La Revolución Libertadora (1955),
el liberalismo de Aramburu y Rojas, buscó el apoyo del ala nacionalista del
partido militar, disponiendo la liberación de los presos por causas políticas,
y restituyéndoles los grados militares perdidos y abonándoles los salarios
caídos, pero raleándolos de la conducción política nacional.
Pero, increiblemente, la resurrección del
nacionalismo militar vendría de la mano de la designación del jefe del ejército
frondizista (Toranzo Montero), que el fue el numen del plan conintes, y que
luego protagonizó el enfrentamiento de azules y colorados, que concluyó con la
derrota de los colorados toranzistas, partidarios del ultra anti peronismo, a
manos de los azules onganiistas, proclives al pacto militar sindical, pero sin
el peronismo (léase: El Peronismo Sin Perón), lo cual no era nazismo,
sino más bien, nacionalismo elitista convenientemente maquillado, y nada más,
claro está. [4]
Por eso, durante la década del sesenta del siglo
pasado, el ala nacionalista del partido militar, y sus agentes secretos de los servicios,
organizaron la rama civil (léase: tacuara), que después, se fue al
carajo mal, cuando se alió con el trotzysmo (léase: el movimiento nacionalista
revolucionario tacuara), que después de varias reorganizaciones, terminó desembocando en el nacionalismo comunista
(léase: el stalinismo) de los montoneros.
El canto del cisne del
nacionalismo argentino tuvo su ícono viviente en las personas del procer
genocida (Videla) y del teniente general borracho (Galtieri), que hicieron
mierda el país, y lo humillaron en la guerra malvinera, respectivamente.
No obstante, ese canto del cisne del nacionalismo
argentino tuvo una última floración gloriosa (Carlos Castro Madero), que
es el tipo de la foto que ilustra este artículo, y que le dejó en herencia a la
nación, nada más ni nada menos, que las altas tecnologías del plutonio y
de los misiles de mediano alcance (léase: el condor dos), que no son
poca cosa, por cierto.
Y ese nacionalismo argentino castromaderista tiene,
hasta hoy, una ambigua derivación, tanto civil como democrática, pero sólo
porque no le queda otro remedio, en la persona del diputado nacional Fernando
Solanas (a) Pino (77), que hace pocos días atrás dejó ultra claro, que su
nacionalismo argentino es tan antinegro y tan anperonista, pero también, tan psióticamente
liberal y elitista, como el de absolutamente todo el nacionalismo argentino del
partido militar ortodoxo y de sus grandes numenes (José Félix Uriburu, Agustín
Pedro Justo, Luciano Benjamín Menedez, Isaac
Francisco Rojas, Pedro Eugenio Aramburu, Juan Carlos Ongania, Francisco
Manrique, Jorge Rafael Videla y Carlos Castro Madero). [5]
En síntesis, con tods sus defectos y sus virtudes,
con todos sus aciertos y sus fracasos, con todos sus errores y sus horrores, y
con todas sus grandezas y miserias, el nacionalismo argentino puede
considerarse a si mismo como un hijo dilecto del nacionalismo alemán, que
contribuyó como nadie para formar el partido militar ortodoxo que, equivocado o
no, quería la grandeza de la nación, que es la negación del
imperialismo, claro está.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete
Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
Para el origen y la evolución
de el nazismo argentino ortodoxo, véase El Cisne Negro (Editorial 401),
y para el origen y la evolución de el nazismo indiano, véase El Cisne
Negro (Editorial 402). Si llegás a leer el segundo de ambos editoriales, por
favor, no dejes de ver el séptimo pie de página. Right?
[4]
Igual que Perón, el Tte. Gral.
EA Federico Toranzo Montero, era miembro de un taller operativo (léase: político),
dependiente de La Hermandad del Gran Oriente Federal Argentino (GOFA), que es
la rama vernácula de la francmasonería universal (léase: la venerable hermandad
roja = la masonería colorada = la masonería escocesa = la masonería francesa =
la franca masonería = la francmasonería = la masonería católica = la masonería
sagrada = la masonería divina), que
brega por el éxito del plan divino de salvación. Sin embargo, Toranzo
Montero era un nazi ortodoxo (léase: un kinkelista), que aceptaba El
Pacto Militar Sindical, para nazificar al movimiento obrero organizado, purgándolo
de sus componentes anarquistas, socialistas y comunistas. Incluso, hasta
toleraba la influencia del movimiento obrero organizado en la política, igual
que Perón y que Lonardi. Pero, a diferencia de Perón, y en línea con
Lonardi, Toranzo Montero rechazaba la intención peronista de democratizar a la
iglesia católica apostólica romana de la nación argentina, mediante la
politización del credo (leáse: la razón de mi vida), y a través de la ley del
divorcio vincular, y de la ley reguladora de la prostitución. La única gran
diferencia entre Perón por una lado, y de Lonardi y Toranzo Montero por el
otro, fue en torno a la cuestión
re-li-gio-sa, y sus derivaciones políticas, y nada más.
[5]
Por favor, más allá de las
apariencias, que siempre fueron puros espejismos, nunca te olvides que Pino fue
el sobrino carnal del ex jefe
del estado mayor general (JEMG) del ejército argentino bajo el gobierno de La
Revolución Liberadora, Tte. Gral. EA ® Dn. Héctor Solanas Pacheco (1905-1997),
que fue un masón y nacionalista, que
era consecuentemente ultra anti peronista,
y por eso, que no te extrañe que su nueva aliada táctica Lilita Carrió, que es
otra hija dilecta de la venerable hermandad azul,
de la que formaron parte Videla, Alfonsín, y Duhalde. Right?
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