El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 2 de Junio de 2.013.
El Hombre del Destino II
Por Rubén Vicente
En 1935, el segundo jefe de La Guarnición Militar
París (GMP) del ejército francés, Cnel. EF Ing. Charles De Gaulle (45), fue
nombrado jefe de la referida unidad castrense, siendo ascendido al grado de
general de brigada.
Tres años más tarde (1938), el Gral. De Gaulle
fue iniciado en un taller especulativo (léase: filosófico) dependiente de La
Hermandad del Mediodía, que es la rama francesa, de la masonería mundial
(léase: la venerable hermandad azul = la masonería inglesa = la
masonería anti católica = la masonería anti papista = la masonería diabólica =
la masonería satánica), que brega por el fracaso del plan divino de
salvación; tomando el nombre esotérico de El Hombre del Destino.
Dos días después, el Gral. De Gualle fue nombrado
como nuevo jefe del arma de caballería del ejército francés, siendo ascendido
al grado de general de división. Sobre el final de ese año, el Gral. De Gaulle fue
nombrado secretario del consejo de defensa nacional, dependiente del ministerio
de guerra, del gobierno de la tercera república de Francia. Desde entonces,
además de cumplir su función administrativa, el Gral. De Gaulle tomó a su cargo
la misión técnica de supervisar la marcha de los trabajos vinculados con La Línea
Maginot, de fortificaciones subterráneas comunicadas entre si, a lo largo de la frontera francesa con Alemania.
En febrero de 1939, De Gaulle (49), firmó un informe,
dirigido a la jefatura del estado mayor general del ejército francés, en el que
explicó que La Línea Maginot sería muy fácilmente superada (sic), por un
eventual ataque combinado de aviones y de tanques enemigos (léase: alemanes).
Pero al mes siguiente, fue destituído de su cargo
administrativo, y pasado a disponibilidad militar, siendo sometido a un consejo
de guerra, bajo el cargo de revelación de secretos militares, nada más que porque
se olvidó de estampar en la parte superior de cada hoja de su informe, el sello
de estrictamente secreto y confidencial. ¿Cómo?
En abril, el Gral. De Gaulle fue condenado a la
pena de cinco años de prisión (5). En otras palabras, le tenían
bronca, pero lo cierto es que, el que se cagó su propia carrera, por una
boludez imperdonable en tiempos críticos para la defensa de la sexta potencia
mundial, fue él y nadie más que él. Right?
Por eso, el Gral. De Gualle fue alojado en un
calabozo de la cárcel de La Guarnición Militar París (GMP), mientras que el
primero de septiembre, con el sol en la constelación de la virgen (virgo), y
con la luna en la casa del gato (léase: cáncer), mientras la cristiandad
celebraba la festividad de San Josué de Judea, sobrevino el estallido, nada más
ni nada menos, que de La Segunda Guerra Mundial.
Siete meses más tarde, y más precisamente, en la
segunda quincena del mes de abril de 1940, efectivos evidentemente militares,
pero no identificados, vistiendo uniforme francés, procededieron a evacuar
clandestinamente de su celda al Gral. De Gaulle (50), conduciéndolo a su
domicilio particular, y trasladándolo luego, junto a su familia, al sector
militar del aeropuerto internacional de Orly, abordando un avión militar no
identificado, que partió rumbo a El
Canal de la Mancha (léase: The English Channel = Le Pais de Calais).
Casi una hora más tarde, la aeronave aterrizó sin
novedad en el sector militar del aeropuerto internacional de Londres; desde
donde el Gral. De Gaulle y su familia fueron conducidos a un lugar no
identificado, perteneciente al servicio de inteligencia militar británico
(léase: la casa segura del MI-6). Desde entonces, el Gral. De Gaulle se convirtió en un
prófugo de la justicia militar francesa. ¿Qué?
El quince de junio, el primer ministro británico,
Alte. BRN ® Dr. sir Winston Churchill (a) El Viejo Gruñón (66), recibió al
Gral. De Gaulle en la casa de gobierno (léase: White Hall), comunicándole que
sería nombrado como jefe del estado mayor general conjunto (JEMGC) de las
fuerzas armadas del gobierno en el exhilio de la república de La Francia
Libre, con el grado de teniente general. Desde entonces, el Tte. Gral. De
Gaulle se convirtió en el numen de la resistencia francesa contra la
agresión nazi a el mundo libre (sic).
Paralemente, al otro lado de El Canal de La
Mancha (léase: The English Channel = Le Pais de Calais), quedó conformada La
República Nacional Socialista de Francia, con capital en la ciudad
mediterránea sudoccidental de Vichy, siendo su primer presidente provisional,
su excelencia, el señor ex ministro de guerra masón de la ex tercera república de
Francia, Mcl. EF ® Dr. Phillip Petain (a) El Nazi (84).
Inmediatamente despúes de asumir su cargo, el
presidente Petain emitió un decreto, en cuya virtud, dispuso la incorporación
de La Francia de Vichy al tercer imperio alemán (léase: Das III Reich),
pero reservándose la atribución soberana de declarar la neutralidad, el marco de la segunda guerra mundial.
Semanas más tarde, los gobiernos de las colonias
francesas de Polinesia, de Nueva Caledonia, de Indochina, de La Somalía
Francesa, de Djibuti, de Eritrea, de Madagascar, de Camerúm, de Guinea Bissau, de
Costa de Marfil, de Senegal, de Tunez, de
Argelia, Marruecos, de Saint Pierre y Miquelon, de Las Antillas Francesas y de La
Guayana Francesa, como así también, los gobiernos de las repúblicas árabes de
Siria y de El Líbano, que estaban bajo protectorado francés, declararon su
adhesión al gobierno nazi de El Mariscal Petaín, y por su conducto, también
quedaron incorporadas fácticamente al III Reich. Conste.
Desde entonces, La Francia Libre del Gral. De Gaulle
se convirtió en un maldito sello de goma, y nada más, claro está.
Merde!
Y si me dijeran que estoy
muy equivocado, respondería que veremos,
veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina
de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es un
hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable,
pues si ocurriera sería castastrófico.
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