sábado, 1 de diciembre de 2012

444 Geopolítica (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000444 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 1° de Diciembre de 2.012.




Ecce Homo I [3]
Por Rubén Vicente 

Esta historia comenzó con La Guerra del Opio (1838-1842), que ganó Gran Bretaña y que perdió China, a partir de lo cual, los british controlaron la producción, la distribución, la comercialización y la exportación de la amapola adormidera, de la leche de amapola (léase: el mekonio) y del mekonio carbonizado (léase: el opio), con el que los laboratorios farmeceúticos del mundo entero (orbis) fabrican la morfina, y los vivos, elaboran la heroina. Ups.

En ese momento (1842), el gran reino chino nororiental de El Cipango (léase: El Japón), era un conjunto de doscientos cincuenta señoríos feudales (250), que vivían en la edad media, y eran gobernados por los barones del opio chino (léase: los daimyö), que obedecían, en los hechos, a una suerte de el primero entre los iguales (léase: de primus inter pares), que era el jefe del estado mayor general (JEMG) de la división japonesa del ejército imperial chino (léase: El Shogun Tokugawa), que se encargaba de que los barones del opio y de que el monarca local (Osa Hito I Komëy), que tenía su palacio en la ciudad de Kyoto, no fueran más que los títeres de la corte de Pekín.  

Ah, pero a Osa Hito I le nació un varón, el tres de noviembre de 1852, con el sol en la constelación del escorpión (escorpio) y con la luna en la casa de la rata (léase: aries), que fue llamado con el nombre de Mitsu Hito Meiji. 

Y al año siguiente, una flota de la marina de guerra de los EEUU (the us navy), liderada por el Cap. Nav. USN Arq. Matthew Perry (1794-1858), ancló de prepo en el puerto de Kyoto, y fozó a Osa Hito I a declarar, nada más ni nada menos, que la existencia material, la constitución formal, la soberanía interior y la independencia exterior de El Imperio del Sol Naciente (léase: El Japón), con capital en la ciudad de Tokio, gobernado por la primera dinastía nipona de Los Komëy. 

Insólitamente, los señores feudales, liberaron a sus esclavos, y los instruyeron en las artes marciales clásicas (léase: las koryü budo), convirtiéndolos en guerreros (los samurai), con los que formaron el ejército japonés más grande jamás conocido, que se enfrentó con el ejército imperial chino en La Guerra de Boshin, y lo venció, destituyendo al shogun pro chino, y escoltando al emperador japonés desde Kyoto hasta Tokio, donde fue coronado su hijo (Mutsu Hito Meiji Komëy), en 1867. 

Ni bien comenzó a gobernar, el flamante monarca nipón (Mutsu Hito I), le cambió el nombre a su familia (Komëy) por el suyo propio (Meiji), inaugurando la segunda dinastía japonesa de Los Meiji. 

Acto seguido, Mutso Hito I (15) celebró un tratado de paz, amistad, navegación, comercio y alianza estratégica (defensiva y ofensiva) del Japón con los EEUU, gobernados por su presidente fracmasón-republicano, Tte. Gral. USA Dr. Ulises Grant (45). 

Acto seguido, abrió el Japón al comercio internacional, y a las inversiones de capital y de tecnología estadounidenses. De hecho (in fact), el Japón se transformó en una colonia republicana estadounidense, donde la propiedad de la tierra siguió quedando en manos de los nobles, pero su administración pasó a ser desarrollada por empresarios norteamericanos. 

Paralelamente, los samurai del ejército japonés  fueron enviados a Europa y a los EEUU, para aprender el arte de la guerra, tanto terrestre como marítima; mientras los sirvientes imperiales más instruídos, tuvieron que aprender los idiomas europeos (ruso, sueco, alemán, italiano, español, francés e inglés), para luego formarse en el dogma del derecho occidental.  

Sobre esa base, fue organizada la ganadería, la agricultura, la pesca, la explotación forestal, la minería (acuífera, lítica, metalífera e hidrocarburífera) y las fundiciones (léase: la producción).  

De esa manera, en sólo un poco más de veinte años más tarde (1890), el Japón se posicionó en el mundo como un país productor y exportador de arroz y de pescado, bajo las formas agroindustriales de las harinas de pescado, de los aceites de pescado y de las conservas de pescado (léase: no opio). Right?  

Con la exportación de arroz y de pescado, el Japón tuvo los ingresos suficientes como para comprar armamentos, terrestres y navales, convirtiéndose en una pequeña potencia militar de El Pacífico Noroccidental, a partir de los cual, lanzó La Guerra Xino Japonesa (1894-1898).  

Desde la conclusión del conflicto, la ecuación geopolítica de El Lejano Oriente se invirtió, y China de convirtió, en los hechos, en una imensa colonia japonesa, productora y proveedora de agua, de maderas, de piedra, de metales y de hidrocarburos, que fueron las materias primas necesarias para que el Japón desarrollara la industria intermedia, productora de bienes de capital (léase: las herramientas, las maquinarias, los motores y los instrumentos de precisión).  

Hasta que en 1902, el cambió su estrategia exterior, abandonando su vieja alianza con los gobiernos republicanos estadounidenses, y estableciéndola con El Imperio Británico, gobernado por su majestad, Alte. BRN ® Dr. sir Edward Wettin (a) Lord Windsor (a) Eduardo VII (a) The King (61), pero a través de su primer ministro conservador (the conservative prime minister), es decir, de su alteza, el duque de Salisbury, Alte. BRN ® Dr. sir Robert Gascoyne Cecil (a) Lord Salisbury (72). 

Desde entonces (1903), el Japón se volvió a posicionar como una nación de mediano desarrollo, que fabricaba sus propios armamentos terrestres y marítimos. Con ellos, Japón se transformó en una potencia militar, lanzándose a La Guerra Ruso Japonesa (1904-1905), luego de la cual, el Japón ya era la primera potencia del Asia y la cuarta potencia mundial, después de Gran Bretaña, Alemania y los EEUU.  

A partir de entonces (1910), Japón ingresó en la nueva fase geopolítica de el imperialismo, lanzándose a la conquista del sur de la península de Corea (léase: Corea del Sur). Y después, Japón tomó parte en La Gran Guerra Mundial (1914-1918), al término de la cual, la comunidad internacional le reconoció el derecho de administrar Las Islas Marianas, con lo cual, Japón se posicionó como la primera potencia de todo El Lejano Oriente (léase: Oceanía y El Asia Oriental), amenazando los intereses vitales de Rusia y de los EEUU. 

Por eso, durante la tercera década del siglo veinte (1930-1940), Japón se lanzó a la conquista de Corea del Norte y de todo el norte de China (léase: Manchuria), uniéndolas para formar el gran reino japonés de Manchukúo.  

Durante La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Japón conquistó Las Filipinas, Indonesia, Vietnam, Camboya, Laos y Birmania, que se convirieron en grandes reinos japoneses, hasta que a finales de 1941, el gobierno de Tokio le declaró la guerra, nada más ni nada menos, que a los EEUU. Ups. 

Durante los siguientes tres años (1942-1945), los EEUU fueron gradualmente recuperando posiciones en El Pacífico, y en 1945, los EEUU lanzaron la bomba atómica, sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, concluyendo la segunda guerra mundial, y por supuesto, el imperialismo japonés. 

Durante La Guerra Fría (1946-1991), el Japón hizo un esfuerzo nacional que fue descomunal, logrando que, al final de ese período, el mundo entero (orbis) visualizara al Japón como la segunda potencia mundial, imediatamente después de los EEUU, de modo tal que, si no existieran los EEUU, no viviríamos en un mundo estadounidense (de mundis americanensis), sino más bien, en un nuevo mundo japonés (de novus mundis japanensis), y nada más, claro está. 

¿Se entiende esta primera idea? Bueno, por hoy, ya está bien. Seguimos mañana. ¿Dale? 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] En latín, ecce homo significa ese hombre, cuyo equivalente en el ingés moderno sería he is the man. Se pronuncia con equis (léase: exe). Conste.

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