miércoles, 26 de diciembre de 2012

468 Historia (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000468 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 26 de Diciembre de 2.012.





Cocheros Eran los de Antes I
Por Rubén Vicente 

Primero fue la caza, luego la domesticación de animales y depués la ganadería. Pero no fue sino hasta que la ganadería estuvo bien avanzada que comenzó la del caballo, fundamentalmente empleado en usos militares (la caballería), la primera de las cuales fue la romana, que concibió la idea de que los caballos fueran utilizados como bestias de carga en las carretas transportadoras de las provisiones o de los heridos en combate. 

En casi todos los caserios, aldeas, villas, burgos y ciudades romanas el uso de carretas tiradas por caballos para transportar provisiones y heridos se extendió a los esclavos y a los gladiadores, inventándose las cuadrigas. Eso de que los patricios viajaban en carruajes tirados por caballos (los coches) y conducidos por los esclavos (los cocheros) data de la última centuria del imperio romano y se extendió espacial y temporalmente durante la vigencia del imperio bizantino, desde donde pasó al imperio musulmán, luego al sarraceno y finalmente al tártaro. 

Recién en la segunda mitad del siglo diecisiete, el municipio de París organizó una nueva repartición púbica, encargada de prestar el primer servicio de transporte público de pasajeros en carruajes tirados por caballos (los coches) y conducidos por empleados municipales (los cocheros libres). Durante la primera mitad del siglo dieciocho, todas las capitales europeas tenían servicios municipales de cocheros y, durante la primera mitad del siglo diecinueve, tales servicios fueron concesionados a favor de los particulares (léase: las personas y las empresas). 

En España, el primer servicio público de cocheros fue prestado por el municipio de Madrid, a partir de 1815. Servicios del mismo tipo fueron organizándose en las capitales de provincia, incluyendo Salamanca, desde 1830.  

En 1860, ya bajo la impronta ideológica del anarquismo extremo (léase: el socialismo) se organizó una asociación civil sin fines de lucro, estructurada como una mutual, que recibió el nombre de El Montepío de Los Cocheros de Valencia, cuyo sistema de cobertura de contingencias médicas y legales de los afiliados y de sus cónyuges e hijos ya estaba generalizado para 1880 en toda España, incluyendo  la ciudad de Salamanca, donde funcionaba La Unión de Cocheros de Salamanca (UCS). 

Ya bajo la influencia de la ideología del socialismo extremo (léase: el comunismo), en 1910, se conformó una asociación civil sin fines de lucro, que nucleaba a todas las mutuales, a modo de federación nacional, que recibe el nombre de La Unión Española de Cocheros (UEC), con sede en la ciudad de Madrid, estructurada como un auténtico sindicato laboral, que se organizó fundamentalmente con el objetivo no declarado de manifestar públicamente su descontento con el ruido ensordecedor de los automóviles y con la conducta agresiva de los conductores, con los que se enfrentaron cada vez más habitualmente en la vía pública, insólitamente armados con los látigos y con las manibelas, respectivamente, forzando la intervención de la policía nacional, para restaurar la tranquilidad pública alterada por los incidentes callejeros. 

En 1911, La Unión de Cocheros de Salamanca (UCS) declaró su adhesión a la Unión Española de Cocheros (UEC). Desde entonces, todo el staff sindical de la UCS se posicionó a favor de la ideología del socialismo extremo (léase: el socialismo ciéntífico = el socialismo ateo, clasista y combativo = el socialismo internacionalista = el marxismo = el comunismo). En 1912, la Unión de Cocheros de Salamanca (UCS), convocó tres paros de actividades por veinticuatro horas (3), en demanda de la jornada laboral de ocho horas y de mejoras salariales. 

En enero de 1913, la UEC organizó el primer paro general, de alcance nacional, por tiempo indeterminado, con movilización en la vía pública y con finalidades revolucionarias (léase: la huelga), desatando la indignación de los pasajeros habituales, de la policia que protagonizaba actos de represión de la protesta, del gobierno que ordenó razzias domiciliarias y de los jueces, que procesaran y condenaran a prisión y hasta de expulsión del país de los revoltosos, en función de la legislación de residencia vigente en ese entonces (léase: el destierro).  

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).  
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

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