sábado, 22 de diciembre de 2012

464 Geopolítica (Argentina)


Año I – Primera Edición – Editorial: 00000464 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 22 de Diciembre de 2.012.





 
No Para
Por Rubén Vicente 

“… Tengo confianza… Tengo confianza… Hay que preservar las instituciones, y por eso les digo algunos políticos que me están mirando. Si ustedes siguen haciendo las cosas que están haciendo, yo voy a seguir acá todo el tiempo posible para seguir jodiendo… (risas), y también para cuidarlos…, y para preservarlos de la máquina de cortar boludos … (carcajadas), porque si pusiéramos la máquina de cortar boludos dentro de la máquina del tunel tiempo, y nos pusiéramos a cortar boludos históricos con retroactividad, otra sería la historieta hoy… (más carcajadas.) Y a mis querídos chichipios les digo a laburar, papas fritas con vermut y good show” (1990). 

Treinta años se cumplían ese día de estar en el aire, con los frondicistas, con los radicales, con los militares, con los peronistas, otra vez con los militares, otra vez los radicales y otra vez con los peronistas, pero menemistas excepto, claro está, entre 1975 y 1979, que estuvo prohibido por López Rega y por Masera (puajj).

Y no cambió absolutamente nada, pero nada, porque veinte años más tarde, él ya no está para hacernos reflexionar como nación, pero la máquina de cortar boludos no para, y no para, y no para… Veamos un  ejemplo concreto: 

Históricamente la guerra fue siempre una cuestión de hombres, en la cual las mujeres no participaban. Sin embargo, la homsexualidad masculina en los ámbitos castrenses fue más que evidente.  

En su libro titulado con el nombre de Vida de los Doce Césares, su autor (Cayo Suetonio Sempronio), dice de uno de los más grandes generales romanos (Augusto) que él era “… el hombre de todas las mujeres de Roma, y también, la mujer de todos los hombres de Roma” (sic). Y también cuando era el primer lord del almiratazgo, sir Winston Churchill golpéo el escritorio y rebuznó: “No me hable de la marina de guerra británica. Son todos unos borrachos y unos maricones…” (sic). 

Quizás por eso haya sido que Woodrow Wilson logró que el congreso de los EEUU haya aprobado una ley de admisión de las mujeres en las fuerzas armadas de la Unión, para cumplir el roll de enfermeras, o que durante la presidencia de John Kennedy, se haya aceptado a las féminas como combatientes en La Guerra de Vietnam, o que durante la gestión de Bill Clinton se autorizara la incoporación de los homosexuales y de las lesbianas a las fuerzas armadas de la hiperpotencia planetaria, escalofriantemente humillada en Afganistán, en Irak y en Somalía, y por algo será.  

Y todavía más. Desde los tiempos de Gordon Brown, la policía comunitaria de Gran Bretaña acepta en sus filas a personas del llamado género trans, es decir, a los transvestidos (los travestis = los trabas) y a los transexuales (los transformistas). 

Como nosotros no podíamos ser menos, ahora resulta que a la inefable Nilda Garré se le ocurrió la idea progre de emitir la Resolución MS. N° 1.181/11, del veintinco de noviembre del pasado, donde se emplean expresiones tales como: 1) De acuerdo con la percepción que tengan de si mismas; 2) La identidad de género autopercibida; y 3) El derecho de cada uno a ser quién es. 

Bajo esa percepción, desde hace más de un año, las fuerzas de seguridad de la nación argentina serán obligadas a estipular las condiciones de servicio militar adecuadas (ej.: la vestimenta, el uniforme, las instalaciones físicas diferenciadas en vestuarios y baños, etc.), sin que sea exigible la cirugía de reasignación sexual, ni un tratamiento hormonal (sic). 

Pobre Nilda. Ella se olvida que los tiempos de Ausgusto, de Churcill, de Bill Clinton o de Gordon Brown fueron, justamente, los últimos días de los imperios romano, británico y americano, pero no importa, porque ella es progre. ¿Vistes? 

Qué manía de profundizar el modelo de la corrupción, de la inflación, de la inseguridad y de la degeneración, como si esas cuaro lacras fueran los pilares de la decadencia nacional y popular deliberada, que más que progresista, es aunténticamente involucionista, es decir, reaccionaria, en la más pura acepción técnica del término. 

Y si, porque la indiferenciación sexual subyacente en este proyecto político de sacralizar la degeneración, no es más que la puerta del infierno de la civilización, que dejará de ser tal para convertirse en la barbárie; que dejará de ser tal para convertirse en el salvajismo; que dejará de ser tal para convertirse en la bestialidad, digna de la negación misma de la teoría de la evolución de Darwing, que hablaba de la ley de la selección natural de las especies, que dicho de en cristiano, es la segregación de los inútiles todo servicio (Los ITS´s), claro está. 

Porque no está bien la discriminación, en ningún sentido, pero la segregación de los enfermos contagiosos, es una medida de profilaxis que hasta el más tarado puede entenderla como razonable, menos ciertos personajes políticos psicóticamente encumbrados, que dan que pensar que ellos, en realidad, trabajan para el enemigo, y por eso, deberían ser juzgados por mal desempeño de su cargo, condenados al otracismo y andate a tu casa y no jodas más, por favor. 

Pero no, porque parece que estamos en el horno, y la máquina de cortar boludos nunca para de funcionar a destajo en esta bendita patria, pero hasta que Dios deje de ser argentino, y acá hondée otra bandera, celeste y blanca, pero sin sol, y que en el centro, tenga el pañuelo blanco, de la Agte. CIA C-3 Dña. Hebe Pastor de Bonafini (a) La Madre de Todos Nosotros, y nada más, claro está. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respoondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

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