El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de
la Historia y de la GeopolíticaDomingo 23 de Diciembre de 2.012.
Antes del Big Bang
Por Rubén Vicente
Albert Einstein
elaboró la teoría de la relatividad, que explica absolutamente todos y cada uno
de los fenómenos que se suscitan en el cosmos, filosóficamente definido como el
todo ordenado (1905).
Sin embargo, Maxiliam
Plank (a) Max, que fue discípulo de Einstein, justamente, desmintió a
Einstein, demostrando matemáticamente que existen ciertas zonas del universo
donde no se cumplen los
postulados de la teoría de la relatividad, y donde el todo ordenado (el cosmos)
es exactamente lo contrario, es decir, el todo desordenado (el caos).
Plank sostenía que la
teoría de la relatividad no se cumplía a nivel de las partículas elementales,
que forman la materia integrante de los protones, de los neutrones y de los
electrones, que forman parte de los átomos, de los que se componen las
moléculas, que integran los polímeros, que forman parte de los cristales, que
conforman las sustancias, ya sea que las mismas se presenten bajo el estado
gaseoso, líquido o sólido. [3]
Él centró su atención
en las distintas clases de partículas elementales conocidas hasta entonces
(ej.: los muones, los piones, los fotones, los bosones, los leptones, etc.),
agrupándolas bajo la denominación genérica de los quantos, nombre que
inspiró La Física de Max Plank, es decir, La Física Quántica (léase: cuántica),
sin la cual, hubiera sido matemáticamente imposible concebir el uso
civil y militar de la energía nuclear (1931).
Bajo esa compresión,
la teoría de la relatividad de Einstein y la teoría cuántica de Max Plank son matemáticamente excluyentes entre si, de modo
tal que una invalida a la otra. [4]
No obstante, desde
1960, un grupo de científicos [5]
, liderados por el Prof. sir Roger Penrose, de la facultad de ciencias exactas
y naturales de la Universidad de Oxford, comenzaron a trabajar sobre una idea aparentemente
irracional, como es la de aplicar las leyes de la física cuántica, que sólo es
válida a nivel de las partículas elementales, al campo extra particular de los
átomos, de las moléculas, de los polímeros, de los cristales y de las
sustancias que componen la materia de nuestro planeta y de todo el universo, es
decir, a la física einsteiniana.
Hasta entonces, el
fenómeno de la diferencia que surge entre las fuerzas de la atracción (la
gravedad) y las de repulsión (el magnetismo) recibía el nombre tradicional de el
electromagnetismo, obviamente derivado de la teoría de la relatividad.
Sin embargo, cuando se
comenzó a aplicar la teoría cuántica, surgió un concepto matemático enteramente
nuevo, que recibió el nombre de la electrogravedad, es decir, de la
electricidad no surgida de los neutrones, que tienen carga negativa, sino más
bien, de los protones, que tienen carga positiva.
Llevadas las
ecuaciones matemáticas correspondientes al campo de la física, dio como
resultado el surgimiento de la nueva rama de la protónica.
En otras palabras, la
electrogravedad y la protónica son la base de la levitación, de toda
clase de objetos materiales, sean terrestres, marítimos, aeronáuticos y
espaciales. Estudia el comportamiento de la energía en el vacío (léase:
los agujeros negros). Por eso, la electrogravedad también es conocida como la
energía punto cero.
Sobre esa base, se
pueden elaborar modelos matemáticos, capaces de describir cómo era el universo antes
del big bang. Esto tiene que ver con el fenómeno de la luz a distancias
siderales. Si un fotón, situado en el centro de La Vía Láctea, se
desmaterializa en unos pocos nanosegundos, entonces, no es posible que llegue
a nuestro planeta, y sin embargo, ello es justamente lo que ocurre.
La protónica sostiene
que ello es posible gracias a la electrogravedad (la levitación), que provoca la ultra-asceleración del tiempo. Hipotéticamente,
el proceso inverso permitiría a un astronauta llegar al centro de nuestra
galaxia en unos pocos nanosegundos.
En la actualidad, la
protónica está siendo aplicada a los campos específicos de el pensamiento a
distancia (la telepatía), de la generación de imágenes tridimensionales (la
holografía) y de el control mental (la psicotrónica).
En 1999, los Dres.
Grichka Bogdanov (a) El Matemático, y su hermano, el Dr. Igor Bogdanov (a) El
Físico, ambos graduados en la Universidad de Borgoña y que, a la vez, son
presentadores de programas televisivos de divulgación científica y de ciencia
ficción, desataron El Escándalo Bogdanov, al cuestionar las ideas de Max Plank
sosteniendo que, antes del big bang, el espacio vacío era un cosmos
puramente matemático, integrado por los números cero (la nada) y uno (el
todo), es decir, el cosmos binario, integrante de la información
geométrica que, al convertirse primero en radiación, luego en energía y
finalmente en materia, provocó paralelamente la gran explosión generadora del
universo (léase: el big bang).
En la práctica, la
firma Lockheed Martin Corporation NV de Nueva York, matriz del Lockheed Group
de los EEUU, empleó la electrogravedad para diseñar y desarrollar sistemas
laser de detección de las distorciones que causa el viento en los aeropuertos.
Los científicos de las
grandes potencias estudian la electrogravedad y la protónica, para averiguar
qué había antes del big bang, pero también, para experimentar con los fenómenos
de la levitación, de la telepatía, de la holografía y del control mental, con
el objetivo de viavilizar los viajes espaciales intergalácticos.
Es auténtica y
legítimamente maravilloso todo lo que están haciendo, pero ellos saben más que
nadie que, el hecho de ruptura, sería que dos o más gobiernos, censurados por
los medios masivos de comunicación social internacionales y por las grandes
potencias occidentales, por sus supuestas intenciones de usar o de construir
bombas atómicas (ej.: Corea del Norte, Irán y/o Venezuela), podrían poner a
trabajar a sus matemáticos, a sus físicos y a sus químicos, es decir, a sus
especialistas en ciencias básicas (los científicos), en el estudio de la
protónica, de la electrogravedad y de sus fenómenos derivados (la levitación,
la telepatía, la holografía o el control mental), para contar con armas desconocidas,
planteando una amenaza global.
Y si, porque nada más
barato que agarrar papel y lapiz, y ponerse a garabatear ecuaciones
matemáticas, sobre todo, empezando por entender lo que los mortales no
entendemos aunque esté todo en Internet, que es la teoría de la relatividad, la
teoría cuántica, la electrogravedad, la protónica, la levitación, la
telepática, la holografía o psícotrónica, a ver qué les da a ellos,
porque acordate que el fuego no lo inventó Stephen Hokins, sino El Hombre de
Neanderthal. Right?
Y si me dijeran que
estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1]
La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina
de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia
(Solón) El Cisne Negro es un hecho
teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si
ocurriera sería castastrófico.
[3]
Cuando
los átomos están separados, la sustancia adopta la forma de un gas (el
estado gaseoso de la materia), pero cuando están juntos, la sustancia
gaseosa toma la forma de un líquido (el estado líquido de la materia) y, cuando
los átomos de un líquido se pegan unos a otros, sin dejar espacios entre sí,
formando una unión inextricable, la sustancia líquida adopta la forma de
un sólido (el estado sólido de la materia).
[4]
En esencia, el universo es un
descomunal conjunto de rayos y de ondas (la radioactivad), que se transforma en
las diferentes manifestaciones de la materia (luz, calor, sonido, fuerza
motriz, etc.) que, cuando adquiere masa, peso y volumen, se convierte en
materia. Las partículas elementales de Max Plank son porciones de materia
inestable, cuya existencia dura unos pocos nanosegundos, para luego
desmaterializarse, reconvirtiéndose en energía o en radioactivdad.
[5]
Abhay
Ashtekar, John Baez, Julian Barbour, John Barrett, Martin Bojowald, Alejandro Corichi, Louis Crane, Laurent Freidel, Rodolfo Gambini, Giorgio Immirzi, Christopher Isham, Kirill Krasnov, Jerzy Lewandowski, Renate Loll, Fotini Markopoulou-Kalamara,
Donald Marolf, Jorge Pullin, Michael Reisenberger, Carlo Rovelli, Lee Smolin,
Thomas Thiemann y José Antonio Zapata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario