miércoles, 19 de diciembre de 2012


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000461 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 19 de Diciembre de 2.012.





Camino Al Futuro
Por Rubén Vicente
 

La Teoría
 

El capital, la tecnología, los materiales, la mano de obra, la elaboración de las partes, el ensamble del producto, la verificación de la calidad propuesta, la rentabilidad del emprendimiento y la demanda de los bienes ofrecidos son los nueve elementos fundamentales de todo proceso de producción industrial que garantice la independencia económica de una nación, sea la misma grande o pequeña, y esa esa industria privada o pública, rural o urbana, civil o militar, lo mismo da (9). 

Inversamente, la dependencia económica de una nación con respecto a otra u otras aumenta en la medida en que uno o más de esos nueve elementos fundamentales no estén bajo el control vernáculo. 

Sin embargo, el factor crucial de todo proceso industrial es el tecnológico. En efecto, de nada vale que una repartición pública militar cuente con capital estatal necesario para financiar un proyecto de diseño, construcción, ensamble y sometimiento de pruebas técnicas, si el mismo tiene como único propósito exhibir un logro ficticio, para una supuesta industria de producción para la defensa que pretenda ser auténticamente nacional, y mucho menos, si la tecnología del proyecto fuera extranjera y la producción del producto estuviera programada para que sea sólo artesanal y no industrial, como ocurre en el caso de las grandes potencias, que centran su poderío económico en una industria de producción para la defensa basada, fundamentalmente, en la alta tecnología militar na-cio-nal.

 

La Práctica 

A mediados del año pasado, en el marco de La Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas, que tuvo lugar a partir de las 20,30 en El Salón San Martín de El Palacio San Martín, que es el asiento de la cancillería argentina, con motivo de la celebración del sentécimo nonagécimo quinto aniversario de La Declaración de la Indepedencia nacional, ante ciento cincuenta oficiales jefes y comandantes de las tres armas (el ejército, la armada y la fuerza aérea), la presidente de la nación, Dra. Cristina Fernandez de Kirchner (a) La Reina, presenció la exhibición de un video con imágenes del lanzamiento de El Nuevo Cohete Argentino desde La Base Aérea del Chamical (Provincia de la Rioja), diseñado y construido por la Dirección General de Fabricaciones Militares, que es la matriz del Grupo DGFM, dependiente de la secretaría de producción para la defensa del ministerio de planificación frederal de la Argentina, liderado por su titular, Ing. Julio De Vido (a) Plin Caja.

 

El Resultado 

Ya es hora de que la Argentina se ponga los pantalones largos, y piense que su desarrollo de la industria nacional de producción para la defensa debe convertirse, justamente, en una auténtica industria de estado, no sólo basada en nuestra propia alta tecnología nacional, sino también y sobre todo (supra tutto), en un capital que sea pura, exclusiva e iliminadamente na-cio-nal. 

Para ello, son necesarias dos cosas. La primera es que los hombres de confianza del estado nacional argentino y, más precisamente, de la Secretaría de Inteligencia de Estado (Side) como, por ejemplo, fueron o son Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, Fernando Vaca Narvaja, Juan Manuel Abal Medina (p), etc., etc., etc., reciban el mandato secreto de juntarle la cabeza a empresarios nacionales de importancia crítica para el país, como fueron o son David Graiver, Mauricio Schoklender, Alfredo Yabrán, Héctor Magneto, Gerardo Shamis, Hugo Moyano, etc., a efectos de que los mismos pasen a integrar La Mafia Argentina que nos debemos, para que no nos sigan controlando las mafias estranjeras (china, rusa, musulmana, italiana, británica, gallega, mexicana, colombiana, peruana, boliviana, paraguaya, etc.).  

Y la segunda es garantizarle a La Mafia Argentina (la mafia de estado), un lugar seguro para su dinero, a través de la instauración de un régimen de paraiso financiero argentino (léase: la confidencialidad de la información empresarial, la exención total tributaria a las operaciones financieras, el secreto fiscal, el secreto bancario y el sistema de banca de inversión extraterritorial), y de un régimen de lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo que sea dra-co-nia-no, pero sólo con la competencia, y no con la mafia de estado de la patria, obvio. 

De esa manera tendremos capital ilimitado para el financiamiento de nuestros proyectos de alta tecnología militar, pero también, para desarrollar una industria de producción para la defensa que sea íntegramente nacional, convirtiéndola en el centro del sistema de la independencia económica nacional. 

Bajo esa comprensión, en sólo veinticinco años (2013-2038), nuestras fuerzas armadas serán las más poderosas de América Latina y, también, unas de las diez primeras del mundo entero, incluyendo nuestro propio Proyecto Escudo Misilístico (PEM), que hoy sólo controlan Rusia y los EEUU, que son las dos únicas hiperpotencias planetarias, y nada más, claro está. [3] 

Semejante capacidad militar, le aseguraría a nuestra nación una diplomacia disuasiva, en términos de relacionamiento comercial con las grandes potencias mundiales y regionales y, también, en términos de negociación de la soberanía sobre todo nuestro territorio nacional (continental, insular y antártico), como así también, la oportunidad de lanzarnos sin demasiadas trabas, resistencias y oposiciones, a la conquista de los espacios económicos alternativos (léase: las altas cordilleras, las selvas, los desiertos, las profundidades marinas, los casquetes polares y el espacio exterior). 

Pero no sólo eso. También tendríamos capital de sobra para desarrollar nuestra propia alta tecnología civil en lo relativo a la confluencia de la cibernanobiotecnología, productora de nanoalimentos, de energía ilimitada y no contaminante y de nuestra propia Internet, con una criptología propia e inviolable por parte de absolutamente nadie, pero de nadie, incluyendo los EEUU, claro está. 

En otras palabras, una revolución mental, que empieza con una maldita decisión política, tan madura como ultra secreta, que cuente con el apoyo suprepticio de los máximos líderes de las principales fuerzas políticas de país, y ello, sin duda alguna, no es irrealizable, sino más bien, todo lo contrario, y nada más, claro está. Entonces, sigamos el consejo de Ortega y Gasset: "Argentinos a las cosas" (sic), que lo demás es pura cháchara. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] Todo Proyecto Escudo Misilístico (PEM) implica contar con misiles balísticos intercontinentales con cabezas portadoras de ovijas nucleares, montados sobre satélites orbitales, apuntando a blancos específicos (ej.: Moscú, Washington, etc.).

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