El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 19 de Diciembre de 2.012.
Camino Al Futuro
Por Rubén Vicente
La Teoría
El
capital, la tecnología, los materiales, la mano de obra, la elaboración de las
partes, el ensamble del producto, la verificación de la calidad propuesta, la
rentabilidad del emprendimiento y la demanda de los bienes ofrecidos son los nueve
elementos fundamentales de todo proceso de producción industrial que garantice
la independencia económica de una nación, sea la misma grande o pequeña, y esa
esa industria privada o pública, rural o urbana, civil o militar, lo mismo da (9).
Inversamente,
la dependencia económica de una nación con respecto a otra u otras aumenta en
la medida en que uno o más de esos nueve elementos fundamentales no
estén bajo el control vernáculo.
Sin
embargo, el factor crucial de todo proceso industrial es el tecnológico.
En efecto, de nada vale que una repartición pública militar cuente con capital
estatal necesario para financiar un proyecto de diseño, construcción, ensamble
y sometimiento de pruebas técnicas, si el mismo tiene como único propósito
exhibir un logro ficticio, para una supuesta industria de producción para la
defensa que pretenda ser auténticamente nacional, y mucho menos, si la
tecnología del proyecto fuera extranjera y la producción del producto
estuviera programada para que sea sólo artesanal y no industrial, como
ocurre en el caso de las grandes potencias, que centran su poderío económico en
una industria de producción para la defensa basada, fundamentalmente, en la
alta tecnología militar na-cio-nal.
La Práctica
A
mediados del año pasado, en el marco de La Cena de Camaradería de las Fuerzas
Armadas, que tuvo lugar a partir de las 20,30 en El Salón San Martín de El
Palacio San Martín, que es el asiento de la cancillería argentina, con motivo
de la celebración del sentécimo nonagécimo quinto aniversario de La Declaración
de la Indepedencia nacional, ante ciento cincuenta oficiales jefes y
comandantes de las tres armas (el ejército, la armada y la fuerza aérea), la
presidente de la nación, Dra. Cristina Fernandez de Kirchner (a) La Reina,
presenció la exhibición de un video con imágenes del lanzamiento de El Nuevo
Cohete Argentino desde La Base Aérea del Chamical (Provincia de la Rioja),
diseñado y construido por la Dirección General de Fabricaciones Militares, que
es la matriz del Grupo DGFM, dependiente de la secretaría de producción para la
defensa del ministerio de planificación frederal de la Argentina, liderado por
su titular, Ing. Julio De Vido (a) Plin Caja.
El Resultado
Ya
es hora de que la Argentina se ponga los pantalones largos, y piense que su
desarrollo de la industria nacional de producción para la defensa debe convertirse,
justamente, en una auténtica industria de estado, no sólo basada en
nuestra propia alta tecnología nacional, sino también y sobre todo (supra
tutto), en un capital que sea pura, exclusiva e iliminadamente na-cio-nal.
Para
ello, son necesarias dos cosas. La primera es que los hombres de
confianza del estado nacional argentino y, más precisamente, de la Secretaría
de Inteligencia de Estado (Side) como, por ejemplo, fueron o son Enrique
Haroldo Gorriarán Merlo, Fernando Vaca Narvaja, Juan Manuel Abal Medina (p),
etc., etc., etc., reciban el mandato secreto de juntarle la cabeza a
empresarios nacionales de importancia crítica para el país, como fueron o son David
Graiver, Mauricio Schoklender, Alfredo Yabrán, Héctor Magneto, Gerardo Shamis, Hugo
Moyano, etc., a efectos de que los mismos pasen a integrar La Mafia Argentina
que nos debemos, para que no nos sigan controlando las mafias estranjeras
(china, rusa, musulmana, italiana, británica, gallega, mexicana, colombiana,
peruana, boliviana, paraguaya, etc.).
Y
la segunda es garantizarle a La Mafia Argentina (la mafia de estado), un lugar seguro para
su dinero, a través de la instauración de un régimen de paraiso financiero
argentino (léase: la confidencialidad de la información empresarial, la exención
total tributaria a las operaciones financieras, el secreto fiscal, el secreto
bancario y el sistema de banca de inversión extraterritorial), y de un régimen
de lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo que sea dra-co-nia-no,
pero sólo con la competencia, y no con la mafia de estado de la patria, obvio.
De
esa manera tendremos capital ilimitado para el financiamiento de
nuestros proyectos de alta tecnología militar, pero también, para desarrollar
una industria de producción para la defensa que sea íntegramente nacional,
convirtiéndola en el centro del sistema de la independencia económica
nacional.
Bajo
esa comprensión, en sólo veinticinco años (2013-2038), nuestras fuerzas armadas serán las más poderosas de
América Latina y, también, unas de las diez primeras del mundo entero,
incluyendo nuestro propio Proyecto Escudo Misilístico (PEM), que hoy sólo
controlan Rusia y los EEUU, que son las dos únicas hiperpotencias planetarias,
y nada más, claro está. [3]
Semejante
capacidad militar, le aseguraría a nuestra nación una diplomacia disuasiva, en
términos de relacionamiento comercial con las grandes potencias mundiales y
regionales y, también, en términos de negociación de la soberanía sobre todo
nuestro territorio nacional (continental, insular y antártico), como así
también, la oportunidad de lanzarnos sin demasiadas trabas, resistencias y
oposiciones, a la conquista de los espacios económicos alternativos (léase:
las altas cordilleras, las selvas, los desiertos, las profundidades marinas,
los casquetes polares y el espacio exterior).
Pero
no sólo eso. También tendríamos capital de sobra para desarrollar nuestra
propia alta tecnología civil en lo relativo a la confluencia de la
cibernanobiotecnología, productora de nanoalimentos, de energía ilimitada y no
contaminante y de nuestra propia Internet, con una criptología propia e
inviolable por parte de absolutamente nadie, pero de nadie, incluyendo los
EEUU, claro está.
En
otras palabras, una revolución mental,
que empieza con una maldita decisión política, tan madura como ultra secreta,
que cuente con el apoyo suprepticio de los máximos líderes de las principales
fuerzas políticas de país, y ello, sin duda alguna, no es irrealizable, sino
más bien, todo lo contrario, y nada más, claro está. Entonces, sigamos el
consejo de Ortega y Gasset: "Argentinos
a las cosas" (sic), que lo demás es pura cháchara.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La
libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el
presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2]
Para uno de Los Siete Grandes Sabios
de Grecia (Solón) El Cisne Negro es
la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] Todo
Proyecto Escudo Misilístico (PEM) implica contar con misiles balísticos
intercontinentales con cabezas portadoras de ovijas nucleares, montados sobre
satélites orbitales, apuntando a blancos específicos (ej.: Moscú, Washington,
etc.).
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