El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 17 de Mayo de 2.013.
La Locura al
Poder VII
Por Rubén Vicente
En
1925, su excelencia, el señor jefe del estado mayor general (JEMG) de la
milicia de Los Fascios de Combate (léase: I Fasci di Commbatimento), como así
también, secretario general de El Partido Fascista Italiano (PFI) y, a la vez,
primer ministro del gobierno de su majestad (léase: el canciller) de El Imperio
Italiano (léase: La Gran Italia), Agte. MI-6 C-3 Gn. Mcl. FDC Lic. Benito
Amilcare Andrea Mussolini Maltoni (a) Benito Mussolini (a) Baggio Maturana (a)
Byron Melanchston (a) Espartaco (a) The Creazy Horse (a) Nerón (42), se
presentó ante el parlamento imperial.
Allí,
Mussolini anunció la decisión de su gobierno de prohibir el funcionamiento de los
sindicatos, de las cámaras
empresariales, de los centros estudiantiles, de los medios masivos de
comunicación social y de los partidos políticos no expresamente autorizados,
dejando instaurada, nada mas ni nada menos, que la dictadura fascista. ¡Ah, bueno¡ ¿Y después dicen que Perón era
un facho?
Posteriormente, Mussolini
logró la aprobación de un paquete de proyectos que, en la práctica, implicaban
la puesta en vigencia de los derechos sociales. Luego lanzó El Plan
Agrícola Nacional, tendiente a lograr el autoabastecimiento alimentario y a
reducir al máximo las importaciones de carne y de cereales, que eran la causa
del cincuenta por ciento del deficit de la balanza comercial (50%).
¿Y los tanos no le compraron más a La
Argentina de las vacas gordas?
Luego, en el cuarto
congreso fascista, Mussolini convocó todos a abandonar la violencia
sistemática (sic). Después, Italia y Yugoslavia fijaron el límite de sus
territorios en la costa dálmata. Inmediatamente después, Mussolini lanzó la
guerra total contra el crimen organizado en Sicilia.
¡Bien¡
¿Sabés una cosa? ¡Soy fascista! ¡Qué tanto joder con la democracia constitucional¡
¡Si lo único que teníamos era corrupción, inflación, inseguridad, indigencia y dependencia?
En 1926, Mussolini formuló
públicamente la distinción entre la democracia constitucional y la
dictadura corporativista (léase: el fascismo), llamándola con el nombre de la
democracia total (léase: el totalitarismo).
¡Como sea! ¡Soy totalitario!
Desde entonces, Mussolini
lanzó programas gubernamentales de formación física, intelectual y moral de los
niños, de los adolecentes, de los jóvenes y de los adultos, de ambos sexos,
siguiendo el modelo de La Juventud Católica Italiana (JCI). ¡Tá bien! ¡Italia es una nación católica!
Inmediatamente después,
Mussolini puso en vigencia la nueva moneda nacional (léase: la nueva lira), que
era íntegramente respaldada en oro (100%), y que cotizaba a razón
de noventa liras por cada libra esterlina británica (90:1). Desde
entonces, en un segundo, desapareció la inflación y su consecuencia (léase: la
carestía). ¡No te dije! ¡Yo a este Mussolini
lo voto hasta que me muera!
Al año siguiente (1927), el
ministro de finanzas británico, Winston Churchill, llevó a cabo una visita
oficial a Italia. Allí fue ratificada la alianza estratégica de Italia con la
primera potencia mundial.
En abril, con el propósito
de hacer crecer la población, Mussolini estableció el impuesto al celibato,
mientras que, paralelamente, fijaba excenciones tributarias y otorgarba
créditos inmobiliarios blandos a los casados. ¡Mirá vos! ¡Este tipo es un fenómeno!
Seguidamente, Mussolini
lanzó un programa de formación cultural y política para la futura clase
dirigente fascista. En junio, aprobó La Carta del Lavoro, instaurando el
corporativismo económico. En octubre, Mussolini declaró que los tratados
celebrados después de la gran guerra mundial eran válidos, pero aclaró que no
eran eternos, y que eran modificables. ¡Si
carajo! ¡Vamos por todo los fachos!
El
once de febrero de 1928, Mussolini firmó El Tratado de Letrán, en cuya
virtud, la iglesia católica apostólica romana renunció a su soberanía sobre los
territorios de los ex estados pontificios, mientras que Italia la reconocía a
favor de la iglesia en La Ciudad Estado del Vaticano, y aceptó abonarle a la
santa sede una indemnización que, en mayo de dos mil trece, sería equivalente a
la friolera de seiscientos mil millones de dólares (600 MMD´s
= 0,6 BD´s).
¡Ché gordo¡ ¿Y vos decías que Mussolini era comunista? ¡Ja ja
já! ¡Si es más católico que el papa! ¿No te das cuenta vos?
Y
además, La Santa Sede aceptó que la lira italiana fuera la moneda nacional
de El Vaticano, y que la policia imperial italiana (léase: los carabinieri)
guardaran la seguridad exterior de la sede pontificia, mientras La Guardia
Suiza quedaría a cargo de la inteligencia y de la seguridad interior de los
edificios y todo el personal militar, eclesiástico y secular de la iglesia.
Sobre
el final del año, Mussolini convocó elecciones parlamentarias, triunfando el
fascismo, con el noventa y ocho por ciento de los votos (98%),
y sin fraude. ¡Gordo! ¡Anotá! ¡Para
vos y tus amigos, que dicen que el facismo no es democrático!
En
otras palabras, sobre el final de la década del veinte del siglo pasado (el
siglo de la tecnología) Italia era gobernada por una monarquía imperial
fascista, que tenía una moneda dura, que estaba desarrollando la revolución
alimentaria, que estaba reorganizando las relaciones entre el capital y el
trabajo (léase: la doctrina social de la iglesia) y que tenía territorios en el
sur de Europa y en el norte de Africa, motivo por el cual, como si eso fuera
poco, tenía garantizada la autosuficiencia en materia energética. ¿Qué tull los tanos?
Y
encima, seguía siendo oficialmente aliada de la primera potencia mundial (Gran
Bretaña). Por eso, a Italia le pasó por un costado La Gran Depresión
(1929-1935).
¡Basta para mi! ¡La próxima dinastía imperial tiene que ser la
de Los Mussolini! ¿Me entendés?
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina
de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es un
hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable,
pues si ocurriera sería castastrófico.
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