lunes, 6 de mayo de 2013

571 Geopolítica (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000571 [1]


El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Lunes 6 de Mayo de 2.013.




Buenos, Pero Crispados y Pedorros
Por Rubén Vicente 

Igual que una minoría iluminada del nuevo continente, Alfredo Palacios sabía exactamente lo que quería, que era la dignificación de la clase trabajadora, pero la verdad, es que sus ideas, no cuajaron en la sociedad en la que le tocó vivir, a principios del siglo veinte. 

Fue recién en 1919, que el mundo entero tomó debida nota de que existían los derechos sociales, que se consagraron por primera vez, con la constitución nacional de La Alemania de Weimar. 

Desde entonces, además de tener clara la teoría socialista, los gobernantes de los cinco continentes, tuvieron ultra claro no sólo el qué, sino también, el cómo de hace (the know how), pues sólo debían leer la ley fundamental weimariana, y prestarle atención a lo que hacían el parlamento y a los fallos de los tribunales del nuevo fuero judicial del trabajo y de la seguridad social de la nación germana. 

Digo, sólo tenían que copiar en sus paises un modelo que ya estaba inventado y probado en la práctica y la experiencia extranjera.  

Y lo mismo le pasó a Perón después de La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que no sólo sabía de memoria las ideas nazis de Karl Grün (1840-1887), sino que, además, sólo debía copiar un modelo probado en la experiencia del hitlerismo alemán, del fascismo italiano, del franquismo español, del salazarismo portugués y del cardenismo mexicano, para llamarlo con el nombre argentino de el justicialismo. 

Sin embargo, la verdad era que, en La Argentina, la legislación social de Palacios nunca se había aplicado en la práctica concreta del día a día, y por eso, el justicialismo, a los ojos de quienes no eran justicialistas, parecía una cosa de los feos, sucios y malos. 

Casi cincuenta años después de la revolución justicialista, vemos en acción al justicialismo de izquierda, es decir, al kirchnerismo que, verdaderamente, es evidente que quiere cosas muy pero muy buenas para el país, como es la vigencia,  amplia e irrestricta, de los derechos humanos, que no son poca cosa, por cierto, porque son los derechos fundamentales que hacen a la dignidad humana de absolutamente todas las personas, sin excepción. 

Sin embargo, bien no se sabe por qué, pero lo cierto es que el kirchnerismo genera asco arriba y miedo abajo, porque arriba, dicen que es autoritario, y abajo, la verdad, es que no sólucionan cosas que son angustiantes, como son la corrupción, la inflación y la inseguridad. 

Se van en declamaciones, en descalificaciones y en tergiversaciones, ninguneando todo y a todos, pero de resultados concretos, la verdad, poco y nada. Eso sí, lo que dicen que quieren hacer, está bueno, no jodamos. Y si quieren cosas buenas, necesariamente, tienen que ser buenos. ¿O no? 

Si, pero lo que hacen, lo hacen con la crispación de los que se creen que son los únicos dueños de la verdad, y en una forma auténticamente pedorra, que la gente siente que está bien, pero sólo en las intenciones, y no cuando bajan esas buenas intenciones a la realidad. ¿Verdad? 

No se puede andar usando a los niños como soldados militantes, cual psicóticos dictadores norcoreanos, pero mal. No se puede estar más de quinientas horas en mafioso silencio mortal, permitiendo que sea enlodada la imagen el eternauta. Y no podés ufanarte de haber ganado un pleito en Italia, mientras dejás que circulen rumores de que la bala le entró por el pómulo izquierdo y le voló el lóbulo derecho, porque son cosas que hay que aclarar, porque el pueblo quiere saber la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, o no los van a votar. ¡Tá? 

Y por eso, yo digo que, si los peronistas son feos, sucios y malos, los peronistas de izquierda (léase: los kirchneristas), verdaderamente, y no se ofendan muchachos de la cámpora, pero ustedes están luciendo como los buenos, pero crispados y pedorros. Right? 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

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