El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 4 de Mayo de 2.013.
Hay Gente Que La Tenía Muy Clara II
Rubén Vicente
En 1921, el Lic. Benjamín Solari Parravicini (a)
Pelón (23), trabajaba como empleado administrativo de la casa central del banco
municipal; pagaba puntualmente las cuotas del crédito hipotecario del
departamento que se había comprado en el barrio porteño de Monserrat; salía con
sus amigos; empezaba a hacerse hombre con las mujeres de la vida, y se guardaba
en su casa, para estudiar y dibujar, que eran sus dos pasiones juveniles.
En otras palábras, un pibe bárbaro, pero también, un
bicho raro, porque resulta que se metió a experimentar con algo que le había
mostrado su padre psiquiatra, que era la pintura psicodélica que, en
teoría, era una cosa de los enfermos mentales de los hospicios.
Viéndolos en El Borda y en El Moyano, él empezó a
hacer lo mismo, es decir, a apoyar la cabeza en la mesa, y a dibujar sin mirar,
a ver qué le salía. Pero pronto se dio cuenta de que, para que le saliera lo
mismo que a los locos, él tenía que estar medicado, de la misma forma que
ellos, es decir, con alucinógenos. ¿Cómo?
Y encima, le empezó a dar al whisky, así que te
podrás imaginar los viajes que se pegaba este muchacho. Eso sí, en el banco, un
señorito francés, siempre excelentemente bien aseado y trajeado, como
corresponde, porque tampoco era cosa que le dijeran que era un bohemio, por
favor ché.
Le empezaron a salir unos dibujos modernosos, pero
buenos, que los expuso por primera vez en el salón de La Asociación de los
Amigos del Arte, de La Calle Florida. ¿Y sabés qué? Le fue muy bien, porque los
empezó a vender como pan caliente, haciéndose una buena platita, y empezando a
ganar cierta celebridad, en la Buenos Aires de la época de Alvear. ¡Pero qué bueno lo tuyo Pelón¡
Tan bien le fueron las cosas, que para 1932, al Lic.
Benjamín Solari Parravicini (a) Pelón (34), lo nombraron director del
departamento de artes del banco municipal, encargándose de seleccionar obras de
pintores sin un mango, que merecían ayuda financiera, para progresar en su obra
artítisca.
No te puedo contar la de pintoras y escultoras que
pasaron por su departamento de Monserrat, antes de cobrar el subsidio bancario
a las artes plásticas. ¡Qué pedazo de
turro, ja ja já! ¡Pelón, Pelón, qué grande sos! ¿No?
Si, pero Pelón se empezó a meter con el espiritismo
y con la magia negra. Está bien que no había Internet, y que algo había que
hacer para divertirse, pero la verdad, es que son entretenimientos un poco
pasaditos, sobre todo, si el que los practica es un artista, que chupa, y que
se da la viaba con alucinógenos. ¿Verdad?
Y si, pero era así, aunque en el banco ni se le
notara que estaba ligeramente tocame un vals, no sé si …
Parece que, en la madrugada del martes veinticinco
de octubre de 1938, los amigos lo vieron tener una convulsión epiléptica, luego
de la cual, el Lic. Solari les contó que había visto a una mujer en Mar del
Plata, internándose desnuda en el mar. Obviamente, se le cagaron de risa en la
cara, pero al otro día, se quedaron todos chatos como cinco de queso, viendo en
los titulares de los diarios que se había suicidado Alfonsina Storni. Ups.
La cuestión fue que, desde principios de 1939, le
dio por empezar a exponer sus dibujos, agregándoles abajo, inscripciones
enigmáticas, que a los artistas les fascinaban tanto, que hasta empezaron a
decir que eran como premoniciones (sic).
En 1942, expuso en La Rural de Palermo, y fue un
éxito tan grande, que un ganadero le pagó los gastos para que expusiera en un
concurso organizado por la Universidad de Lieja donde, increible, pero no sólo
fue galardonado con la medalla de oro, sino que, como si eso fuera poco, nada
más ni nada menos, que El Rey Alberto le compró toda la colección. ¡Guau!
Desde entonces, en todo El Tercer Reich, el nombre
de Solari Parravicini comenzó a ganar dinero, fama y prestigio, como artista,
pero también, como vidente, o algo por el estilo.
Por eso, cuando regresó de Europa, acá lo iniciaron
en un taller especulativo (léase: filosófico) dependiente de La Hermandad del
Gran Oriente Federal Argentino (GOFA), que es la rama vernácula de la
francmasonería universal (léase: la venerable hermandad roja = la masonería colorada = la masonería esocesa = la masonería francesa =
la masonería franca = la franca masonería = la francmasonería = la masonería
católica = la masonería papista = la masonería sagrada = la masonería divina),
que brega por el éxito del plan divino de salvación; tomando el nombre
esotérico de Nosstradamus.
Y después lo nombraron secretario de La
Asociación para el Desarrollo de las Artes, que era peronista (1948).
En otras palabras, un artista de la vanguardia nazi,
en La Europa Desnazificada de la primera parte de La Guerra Fría, pero también,
de La Nueva Argentina de Perón, que era nazi, no jodamos.
Desde entonces, el Lic. Benjamín Solari Parravicini
(a) Pelón (a) Nosstradamus (50), se empezó a meter con la astrología y con las
pavadas de eso que hablaban los norteamericanos, de los marcianos y de los
platos voladores.
Pero cuando estalló La Revolución Libertadora (1955),
de Solari Parravicini, directamente, no se habló más, como si se lo
hubiera tragado la tierra.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y
pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la
información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para
uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario