El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 26 de Diciembre de 2.012.
Cocheros Eran los de Antes II
Por Rubén Vicente
Desde
El Destierro de 1913, una
apreciable cantidad de cocheros comunistas españoles se radicó en La Argentina,
consiguiendo empleo en el municipio de las grandes ciudades de nuestro país
(Buenos Aires, Rosario, Santa Fé, Tucumán, Mendoza, Córdoba, Bahía Blanca, Mar
del Plata y La Plata) que, vía los cocheros, comenzaron a experimentar la
influencia ideológica de las doctrinas de izquierda (el radicalismo, el
anarquismo, el socialismo, el comunismo), identificándose con las posiciones políticas
de El Partido Socialista Argentino (PSA), liderado por su secretario general,
Dr. Juan Bautista Justo (a) El Médico.
En
1917, en el marco de La Gran Guerra Mundial, los cocheros comunistas españoles
de La Argentina adhirieron espiritualmente a la segunda revolución rusa del mes
de marzo (la revolución menchevique = la revolución republicana = la revolución
democrática = la revolución impura), como así también, a la tercera revolución
rusa de octubre (la revolución bolchevique = la revolución comunista = la
revolución pura), comenzando a participar de las primeras reuniones del nuevo
Partido Socialista Internacional (PSI), liderado por su secretario general,
Agte. NKVD C-3 Dr. Orestes Ghioldi, quien se ha exhiliado en el Brasil, luego
de La Semana Trágica de enero de 1918. [3]
En
1920, la sección argentina de El Partido Socialista Internacional (PSI) cambió
su nombre por el nuevo de El Partido Comunista Argentino (PCA), cuyo secretario
general era el Agte. Ghioldi, que ordenó a todos sus adherentes y simpatizantes
extranjeros que tramiten sus cartas de ciudadanía argentina, que organicen
nuevos sindicatos y que se afilien al PCA. Desde 1922, el servicio de
inteligencia de La Unión Soviética (NKVD) comienzó reclutar agentes secretos
(C-3´s) en los cinco continentes (Oceanía, Asia, Africa, Europa y América),
incluyendo a La Argentina, incluyendo los cocheros comunistas españoles de
nuestro país, con el objetivo de que trabajen para la revolución mundial.
Desde
1923, trabajando para el PCA, los cocheros comunistas españoles de nuestro
país, la mayoría de ellos, agentes secretos del NKVD soviético, cumplieron la
misión revolucionaria de acobachar en sus hogares y de transportar de un lado a
otro, pequeñas partidas de armas, municiones y explosivos, de origen y
fabricación belga, adquiridos por La Unión Soviética y exportados
clandestinamente a La Argentina, para preparar la revolución mundial en nuestra
nación.
Desde
entonces, comenzaron a ser lugares de reunión de los espías soviéticos
importantes locales comerciales de Buenos Aires como, por ejemplo, Los Treinta
y Seis Billares, La Confitería La Giralda y El Teatro Avenida, con eje en La
Avenida de Mayo del barrio porteño de Monserrat, como así también, de La
Costanera.
A
partir de 1925, La Unión Soviética comenzó a girar fondos al PCA, que organizó
una red financiera informal, destinada al otorgamiento de créditos blandos, a
favor de los agentes secretos del NKVD en nuestro país, es decir, de los
cocheros españoles comunistas, para que aprendan a manejar y para que adquirieran
la propiedad de los modernos colectivos porteños, que eran automóviles de seis
pasajeros (Los Ford A).
Pero
también, para que conformaran las sociedades de componentes, cuyos
vehículos comenzaron a circular por las calles de los cien barrios porteños
(100), que integraban las veintiocho circunscripciones electorales
metropolitanas (28), cumpliendo misiones generales de reconocimiento, de relevamiento,
de ambientales y de entrevistas operativas, para La Delegación Buenos Aires del
NKVD, que funcionaba en el lugar de la antigua sede de la embajada rusa, que
figuraba legalmente como desocupada (¿?).
En
1928, Hipólito Yrigoyen estableció relaciones con La Unión Soviética de Stalin
y pactó el refinamiento de hidrocarburos sovieticos a través de YPF, que
comenzó a exportar naftas a la primera potencia comunista de la historia
universal, autorizando paralelamente la organización de las primeras líneas
regulares de colectivos, en número de doce (12).
A
partir del golpe de estado de 1930, el servicio de informaciones del ejército
argentino comienzó a extorsionar a los espías soviéticos bajo vigilancia
discreta, para que colaboren con la dirigencia del nuevo Partido Nacional
Socialista Obrero Argentino (PNSOA), liderado por el Cap. EA ® Ing. Emilio
Kunkelin, cumpliendo misiones vinculadas con la delación de sus camaradas,
fungiendo como una suerte de espías dobles que, desde entonces, trabajaban para
El III Reich de Adolf Hitler,
transformándose en espías dobles nazi-comunistas (¿¿¿???), lo cual, visto
con ojos actuales, era un contrasentido ideológico en términos, aunque no tanto.
[4]
Ello
fue así, hasta la firma de El Pacto Roca Runciman de 1933, cuando el gobierno
nacional, a través de la MCBA, concesionó el servicio de transportes públicos
de la capital federal a favor de la firma Corporación General de Transportes de
la Ciudad de Buenos Aires SA, que era una subsidiaria vernácula de una empresa
de capitales británicos.
En
ese contexto, sobrevienó la expropiación de todos los colectivos de las casi
cincuenta líneas que tenían a su cargo la prestación del referido servicio,
empleándose las indeminizaciones de ley en la compra de autos de alquiler (léase:
los taxis) con licencia de circulación en los municipios del Gran Buenos Aires,
motivo por el cual, desde entonces, el comunismo se hizo fuerte en estamentos
laborales y patronales de los transportes públicos de pasajeros del conurbano.
¿Y
cómo sé yo todo esto? Sencillo, porque estudié exhaustivamente el contexto histórico
en el que desenvolvió la vida mi abuelo, que yo estoy más que convencido
que él fue el Agte. NKVD C-3 Dn. Santiago Vicente Barrueco (1887-1940), que
nadie sabe bien en mi familia menos yo, por qué se suicidó en La Plaza San
Martín, ingiriendo una ampolla de cianuro
(sic), dejando en herencia una casa en Ciudadela y cuatro taxis con licencia de
circulación en el Gran Buenos Aires, después de le expropiaran un colectivo de
la Línea 4, que hoy es la Línea 132, claro está.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, responderia que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1]
La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina
de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para uno de Los Siete Grandes Sabios
de Grecia (Solón) El Cisne Negro es
un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable,
pues si ocurriera sería castastrófico.
[3] El
primer servicio de inteligencia de estado de Rusia (La Okhrana) fue creado a
finales del siglo dieciocho. El segundo que creado en el siglo diecinueve, y
fue exclusivamente policial (La Checa). El tercero fue el comunista (La NKVD),
creado por Lenin y puesto a cargo de su primer director general (Stalin). En
1954, el NKVD fue desdoblado, en un servicio de inteligencia miliar (El GRU) y
en otro servicio de inteligencia civil (El KGB). El GRU conserva su nombre,
pero El KGB lo cambió en 1991, por el nuevo de El Servicio Federal de
Inteligencia (SFI), que por convenio entre las naciones ex soviéticas, tiene
jurisdicción sobre el territorio nacional de todos los estados miembros de La
Comunidad de los Estados Independienes (CEI), obviamente, liderada por Rusia.
[4]
Véase El Cisne Negro (Editorial 351).