jueves, 8 de noviembre de 2012

424 Historia (Mundial)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000424 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 8 de Noviembre de 2.012.




                 Robledo Puch [3]

 
El Racismo VIII
Por Rubén Vicente 

Hay racistas que han abandonado el principio tradicional de que la raza blanca es la raza superior, y de que las razas negra, roja y amarilla son las razas inferiores, que deben ser gobernadas por la raza blanca (léase: la supremacía aria). 

Por el contrario, esos neo racistas entienden que todas las razas puras son antropológicamente iguales, ya se trate de la blanca, de la amarilla, de la roja o de la negra (léase: la igualdad de las razas puras). 

Sin embargo, los neo racistas están en contra de que las razas puras se unan sexualmente, produciendo individuos étnicamente impuros (léase: los racialmente degenerados = los mesclados = los mestizos). 

En opinión de los neo racistas, los mestizos deben legalmente segregados, reconociéndoles sus derechos civiles y la ciudadanía, pero al sólo efecto del ejercicio de los derechos políticos pasivos en el ámbito privado. 

Contrariamente, los neo racistas sostienen que los mestizos deben ser legalmente excluídos de los derechos políticos activos, tanto en el sector privado como en los ámbitos eclesiásticos, militares y seculares del sector público del estado.  

Esa es la nueva doctrina racista de el neo racismo, que sus detractores llaman con el nombre de la mestizofobia.  

En numen del neo racismo es el Dr. Louis Agassiz (1807-1873). Basícamente, el neo racismo de Agassiz es la negación política del valor antropológico-cultural de la peculiariedad de la identidad racial mestiza. 

Agassiz criticó la estigmatización del racismo, considerando al multirracialismo como el factor único de la decadencia de la civilización occidental postcontemporánea, basándose en el hecho innegable de que el multirracialismo es un prejuicio, que implica el olímpico desprecio por la naturaleza, cuya evolución ha provocado la separación de las razas humanas. 

Agregó que los justos son los racistas segregacionistas, mientras que los pecadores son los discriminacionistas, promotores del genocidio, concluyendo que el multirracialismo es el que hace que paguen justos por pecadores. 

Agassiz prosiguió diciendo que las estadísticas demuestran, sin la menor sombra de duda, que existe una relación de causa-efecto, entre los conceptos de la raza y de la clase social, evidenciando una cristalina relación entre la cultura derivada del nexo raza-clase y la situación policial del individuo.  

Renegó de que no se acepte ni siqueira la libre expresión del disgusto que causan las uniones interraciales (léase: el multirracialismo sexual).  

Y concluyó que no es casual, sino causal, que en la nueva era del multirracialismo, convivan los que llamaba con el nombre de los estigmas involutivos, como son el sexo promiscuo, la homosexualidad, la sacralización de la prostitución y de la pornografía, las drogas duras, la inseguridad ciudadana, la corrupcción política y la plutocracia (léase: el libertinaje = el anarquismo).  

En síntesis, Agassiz sostenía que estamos padeciendo la dictadura del multirracialismo, que causará, inexorablemente, la regresión de la humanidad al estado original de la atrocidad.
 

Mi Posición Personal Personalísima 

Me baso en las ideas de Darwing y de Lombroso, para sostener que existen dos clases únicas de seres humanos (2) que son, por un lado, la personas humanas, y por el otro, las bestias humanas que, independientemente de toda otra condición o razonamiento, son capaces de llevar a cabo acciones no civilizadas (léase: salvajes, feroces o atroces). 

Esas acciones salvajes, feroces o atroces hacen que los individuos que las cometen (léase: las bestias humanas), no puedan ser racionalmente categorizadas como personas humanas, a las que les son aplicables los derechos humanos, justamente, porque no son personas, sino bestias, eventualmente salvajes, feroces o atroces. 

Jurídicamente, esas acciones salvajes, feroces o atroces, se tipifican como los crimenes aberrantes (léase: el homicidio calificado, el secuestro extorsivo, la violación de menores impúberes y el robo calificado por el uso de armas de fuego). 

En mi ley, y digo en mi ley, la sola comisión de esos crímenes aberrantes equivale a una renuncia automática y expresa al privilegio legal de ser considerado como una persona humana, y a los derechos humanos a ellas aplicables, justamente, porque con su conducta criminal aberrante, la bestia ha demostrado palmariamente que carece, en absoluto, de los signos carácterísticos de humanidad, que el código civil determina como calificantes de la personalidad de todas las personas físicas de existencia visible.

Y yo digo que a las bestias humanas hay que segregarlas por razones de profilaxis social, porque son una amenaza para la sociedad civilizada. 

¿Y Cuál es la reacción legal que yo creo que corresponde a las bestias humanas? Cada persona y, especialmente,  cada jurista tendrá su respuesta, pero la mía es que la reacción legal que corresponde, es decir, la sanción pertinente es, directamente, la pena de muerte por fusilamiento, en acto público ejemplarizador. 

En efecto, supongamos que las bestias humanas fueran sometidas a un juicio justo, con todas las garantías constitucionales, y supongamos que el jurado las hallara culpables de la comisión de uno o varios crímenes aberrantes, y finalmente, supongamos que a esas bestias humanas condenadas por jurado, se les aplicara la pena de muerte por fusilamiento, en acto público ejemplarizador (léase: el paredón democrático). Right? 

¿Cuál sería el resultado? Yo digo que, en las cárceles, ya no habría más asesinos, ni secuestradores, ni violadores y ni ladrones, porque pasarían todos a formar parte del relleno ecológico del Ceamse, que es a donde pertenecen, y entonces, las cárceles serían habitadas sólo por personas humanas que cometieron delitos no aberrantes, y entonces, las cárceles podrían ser sanas y limpias, como lo manda la constitución nacional; y afuera, la gente, caminaría mucho más tranquila por la calle, confiando en que, el que las hace las paga, sabiendo que el que anda derecho por la vida, no tiene nada que temer, sino más bien, todo lo contrario, obvio. 

Eso sería la discriminación racial de los criminales de raza pura (léase: las bestias humanas) que, en mi opinión, no merecen el privilegio de que les sean aplicables los derechos humanos, que corresponden a las personas humanas, porque ya lo dijo El General Perón, que la fuerza es el derecho de las bestias, y que con el enemigo de la civilización, ni justicia, no sé si soy claro. 

Por todo lo expuesto, digo que si a mi me llegaran a tildar de racista, por pretender convencer a los lectores de mis artículos de que el interés vital de la civilización es la organización legal de el genocidio de las bestias humanas, les diría que tienen toda la razón, porque ya estoy recontra repodrido de los discursos anarquistas y satánicos, disfrazados de liberales y de ajustados a la democracia constitucional, mientras en las calles salvajes, la gente buena cae como moscas, sin que nadie haga lo que tiene que hacer para parar esta locura infernal. 

Ah, y no me digan que eso es instigación al odio, porque en realidad, no es otra cosa que instigación a la justicia, y nada más, claro está.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 
[3] Alto, delgado, blanco, rosado, rubio y de ojos azules (léase: ario puro), instruído, de la alta burquesía y psiquiátricamente imputable (léase: un miembro pleno de la raza superior). Right?
                                                                  
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario