El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 8 de Noviembre de 2.012.
Robledo Puch [3]
El
Racismo VIII
Por Rubén Vicente
Hay racistas que han abandonado el
principio tradicional de que la raza blanca es la raza superior, y de que las
razas negra, roja y amarilla son las razas inferiores, que deben ser gobernadas
por la raza blanca (léase: la supremacía aria).
Por el contrario, esos neo racistas
entienden que todas las razas puras son antropológicamente iguales, ya se trate
de la blanca, de la amarilla, de la roja o de la negra (léase: la igualdad
de las razas puras).
Sin embargo, los neo racistas están
en contra de que las razas puras se unan sexualmente, produciendo individuos
étnicamente impuros (léase: los racialmente degenerados = los mesclados = los
mestizos).
En opinión de los neo racistas, los
mestizos deben legalmente segregados, reconociéndoles sus derechos
civiles y la ciudadanía, pero al sólo efecto del ejercicio de los derechos
políticos pasivos en el ámbito privado.
Contrariamente, los neo racistas
sostienen que los mestizos deben ser legalmente excluídos de los derechos
políticos activos, tanto en el sector privado como en los ámbitos
eclesiásticos, militares y seculares del sector público del estado.
Esa es la nueva doctrina racista de el
neo racismo, que sus detractores llaman con el nombre de la mestizofobia.
En numen del neo racismo es el Dr.
Louis Agassiz (1807-1873). Basícamente, el neo racismo de Agassiz es la
negación política del valor antropológico-cultural de la peculiariedad de
la identidad racial mestiza.
Agassiz criticó la estigmatización
del racismo, considerando al multirracialismo como el factor único de la
decadencia de la civilización occidental postcontemporánea, basándose en el
hecho innegable de que el multirracialismo es un prejuicio, que implica el
olímpico desprecio por la naturaleza, cuya evolución ha provocado la
separación de las razas humanas.
Agregó que los justos son los
racistas segregacionistas, mientras que los pecadores son los discriminacionistas,
promotores del genocidio, concluyendo que el multirracialismo es el que hace que
paguen justos por pecadores.
Agassiz prosiguió diciendo que las
estadísticas demuestran, sin la menor sombra de duda, que existe una
relación de causa-efecto, entre los conceptos de la raza y de la clase
social, evidenciando una cristalina relación entre la cultura derivada del nexo
raza-clase y la situación policial del individuo.
Renegó de que no se acepte ni
siqueira la libre expresión del disgusto que causan las uniones
interraciales (léase: el multirracialismo sexual).
Y concluyó que no es casual,
sino causal, que en la nueva era del multirracialismo, convivan los que
llamaba con el nombre de los estigmas involutivos, como son el sexo
promiscuo, la homosexualidad, la sacralización de la prostitución y de la
pornografía, las drogas duras, la inseguridad ciudadana, la corrupcción
política y la plutocracia (léase: el libertinaje = el anarquismo).
En síntesis, Agassiz sostenía que
estamos padeciendo la dictadura del multirracialismo, que causará,
inexorablemente, la regresión de la humanidad al estado original de la
atrocidad.
Mi Posición Personal Personalísima
Me baso en las ideas de Darwing y de
Lombroso, para sostener que existen dos clases únicas de seres humanos (2) que son, por un lado, la personas
humanas, y por el otro, las bestias humanas que, independientemente de
toda otra condición o razonamiento, son capaces de llevar a cabo acciones no
civilizadas (léase: salvajes, feroces o atroces).
Esas acciones salvajes, feroces o
atroces hacen que los individuos que las cometen (léase: las bestias humanas), no
puedan ser racionalmente categorizadas como personas humanas, a las que les son
aplicables los derechos humanos, justamente, porque no son personas, sino bestias,
eventualmente salvajes, feroces o atroces.
Jurídicamente, esas acciones
salvajes, feroces o atroces, se tipifican como los crimenes aberrantes
(léase: el homicidio calificado, el secuestro extorsivo, la violación de
menores impúberes y el robo calificado por el uso de armas de fuego).
En mi ley, y digo en mi ley, la
sola comisión de esos crímenes aberrantes equivale a una renuncia
automática y expresa al privilegio legal de ser considerado como una persona
humana, y a los derechos humanos a ellas aplicables, justamente, porque con su
conducta criminal aberrante, la bestia ha demostrado palmariamente que
carece, en absoluto, de los signos carácterísticos de humanidad, que el código
civil determina como calificantes de la personalidad de todas las personas
físicas de existencia visible.
Y yo digo que a las bestias
humanas hay que segregarlas por razones de profilaxis social, porque son una
amenaza para la sociedad civilizada.
¿Y Cuál es la reacción legal que yo
creo que corresponde a las bestias humanas? Cada persona y,
especialmente, cada jurista tendrá su
respuesta, pero la mía es que la reacción legal que corresponde, es decir, la
sanción pertinente es, directamente, la pena de muerte por fusilamiento, en acto público ejemplarizador.
En efecto, supongamos que las bestias
humanas fueran sometidas a un juicio justo, con todas las garantías
constitucionales, y supongamos que el jurado las hallara culpables de la
comisión de uno o varios crímenes aberrantes, y finalmente, supongamos que a
esas bestias humanas condenadas por jurado, se les aplicara la pena de muerte
por fusilamiento, en acto público ejemplarizador (léase: el paredón democrático). Right?
¿Cuál sería el resultado? Yo digo
que, en las cárceles, ya no habría más asesinos, ni secuestradores, ni violadores
y ni ladrones, porque pasarían todos a formar parte del relleno ecológico del
Ceamse, que es a donde pertenecen, y entonces, las cárceles serían habitadas sólo
por personas humanas que cometieron delitos no aberrantes, y entonces,
las cárceles podrían ser sanas y limpias, como lo manda la constitución
nacional; y afuera, la gente, caminaría mucho más tranquila por la calle,
confiando en que, el que las hace las paga, sabiendo que el que anda derecho
por la vida, no tiene nada que temer, sino más bien, todo lo contrario, obvio.
Eso sería la discriminación racial de
los criminales de raza pura (léase: las bestias humanas) que, en mi
opinión, no
merecen el privilegio de que les sean aplicables los derechos humanos, que
corresponden a las personas humanas, porque ya lo dijo El General Perón, que la
fuerza es el derecho de las bestias, y que con el enemigo de la civilización,
ni justicia, no sé si soy claro.
Por todo lo expuesto, digo que si a
mi me llegaran a tildar de racista, por pretender convencer a los lectores de
mis artículos de que el interés vital de la civilización es la organización legal
de el genocidio de
las bestias humanas, les diría que tienen toda la razón,
porque ya estoy recontra repodrido de los discursos anarquistas y satánicos,
disfrazados de liberales y de ajustados a la democracia constitucional,
mientras en las calles salvajes, la gente buena cae como moscas, sin que nadie
haga lo que tiene que hacer para parar esta locura infernal.
Ah, y no me digan que eso es
instigación al odio, porque en realidad, no es otra cosa que instigación a
la justicia, y nada más, claro está.
Y si me dijeran que estoy muy
equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de
Grecia (Solón) El Cisne Negro es la
alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
[3] Alto,
delgado, blanco, rosado, rubio y de ojos azules (léase: ario puro), instruído,
de la alta burquesía y psiquiátricamente imputable (léase: un miembro
pleno de la raza superior). Right?
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