sábado, 3 de noviembre de 2012

420 Historia (Mundial)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000420 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 3 de Noviembre de 2.012.




El Racismo IV
Por Rubén Vicente 

Ya dijimos antes de ahora que el racismo es una ideología política, basada en el sentimiento del odio que sienten los blancos por los negros, por los rojos y por los amarillos, considerándolos enfermos de alta peligrosidad, que requieren aislamiento profiláctico (la segregación) o amenazas letales, a las que debe negárseles la condición de personas (la discriminación).

Los biólogos del siglo dieciocho (el siglo de la ilustración), diferenciaron los conceptos de la especie humana y de sus variedades (las razas), en el campo de la antropología física (léase: la etnología). Paralelamente, los linguistas (léase: los filólogos), distinguieron las lenguas arias (el sánscrito indostaní y avéstico persa), asignándoles el rol de ancestros filológicos del griego, del latín, del celta, del germano y del escandinavo.

Sobre esa base, biológica-etnológica-filológica, el filósofo alemán Friedrich Schlegel (1772-1829) escribió que las lenguas europeas, derivan del avéstico persa y del sáncrito indostaní, que están emparentadas en una lengua madre desconocida, hablada por un pueblo desconocido, que él referenció con el nombre de los arios, cuya patria primigenia fue Aria (léase: Arián = Arán = Irán). [3]

El primer filósofo de la historia universal, considerado como el numen del racismo, fue el Dr. Joseph Arthur de Gobineau (1816-1882), que publicó una obra literaria titulada con el nombre de Ensayo Sobre La Desigualdad de las Razas Humanas (1855).

Allí dice que en las diez principales civilizaciones de la historia (10), se destaca el componente homogéneo y dominante de la raza blanca, mientras que su decadencia se originó en las mezclas con otras razas, causando la degeneración genetica de la raza superior.

Dentro de la raza blanca, Gobineau decía que están las variedades camita, semita y aria, siendo esa última la única genéticamente pura, motivo por el cual, es la única auténticamente poseedora de la fuerza, de la belleza y de la inteligencia (sic). Y concluye que, los únicos realmente arios, son los germanos y los escandinavos (léase: los del norte = los nórdicos = los normandos).

Pero, la verdad, es que muy pocos biólogos, filólogos, etnólogos y filósofos pensaban de esa manera, hasta que apareció Charles Darwing, con su obra insigne, titulada con el nombre de El Origen de las Especies (1859).

Ese naturalista británico demostró que las especies microbióticas, vegetales y animales evolucionan conforme a la ley de la selección natural, basada en el principio de la adaptación de los más aptos a los cambios genéricamente geológicos.

Para Darwing, los más aptos son seleccionados por la naturaleza para sobrevivir. Esto es lo dijo, y es lo que nosotros compartimos, y así lo dijimos en el primer artículo de esta serie.

Ahora, lo que Darwing no dijo, fue que la teoría de la evolución fuera aplicable a los seres humanos, de modo tal que los blancos fueran más aptos que los negros, que los rojos o que los amarillos. Rigth?

Pero no importa porque, desde la sociología, dijeron que las demostraciones científicas de Darwing, a ellos les servían, para elaborar la nueva doctrina sociológica de el darwinismo social, que es la pseudo ciencificación de la filosofía racista de Schlegel, de Gobineau y compañía.

El numen del darwinismo social fue el Dr. Herbert Spencer (1820-1903), que es el tipo de la foto que ilustra este artículo, y que fue el autor de una obra titulada con el nombre de La Educación Física, Intelectual y Moral (1871). Y atenti, que Spencer era un filósofo británico, de ideología li-be-ral, partidario de la doctrina del liberalismo extremo (léase: el radicalismo). Okey?

Y sobre la base del darwinismo social de Spencer, se montó Richard Wagner (1813-1883), que le dio forma artística al racismo filosófico de Schlegel, de Gobineau y de Spencer, en su obra titulada con el nombre de El Anillo del Nibelungo (1876).

Y de ahí, a llevarlo a la política, hay sólo un paso, pero se los cuento en el artículo que viene, porque ya por hoy es suficiente.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 
[3] En realidad, Schlegel se refería al noreste de la antigua Persia, es decir, a Sry Daria (léase: Afganistán). Conste.

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