jueves, 1 de noviembre de 2012

418 Historia (Mundial)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000418 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 1° de Noviembre de 2.012.




El Racismo II
Por Rubén Vicente 

Todo lo dicho en el artículo precedente lo explicaron con lujo de detalles Charles Darwing, en su obra titulada con el nombre de El Origen de las Especies (1859), y Cesare Lombroso, en su obra titulada con el nombre de El Delincuente Natural (1876). 


Pero paralelamente a los estudios científicos de esos dos grandes sabios del siglo diecienueve (el siglo de la industria), surgieron visiones políticas, que confundieron el concepto antropológico de la raza (léase: la supervicencia humana a las eras glaciales), con el color de la piel de los seres humanos (¿¿¿???). 


Partiendo de esa idea básica, se apartaron de las ideas de Darwing y de Lombroso, y no dividieron a los seres humanos en personas y en bestias, o bien, en seres civilizados o criminales, sino más bien, diferenciando a los individuos por el color de la piel, categorizándolos como pertenecientes a la raza negra, a la raza roja, a la raza amarilla y a la raza blanca, es decir, haciendo referencia a las razas, sosteniendo que, desde el punto de vista estrictamente político, y más precisamente, ideológico, la raza blanca es, directamente, la raza superior, sentando las bases de la ideología decimonónica de el racismo. [3] 


Básicamente, el racismo implica el odio a los negros africanos, a los rojos americanos y a los amarillos asiáticos, especialmente, cuando viven en paises habitados por una mayoría de población blanca europea, considerándolos como formando parte de las minorías, no sólo inferiores, sino además, peligrosas para supremacía política tradicional de la raza blanca mayoritaria. 


Y ese odio racial induce a dos actitudes (2), que son la moderada de la segregación y la extrema de la discriminación. La segregación es poner a los no blancos en cuarentena política, como si fueran portadores de un virus infeccioso casi letal. Y la discriminación es, directamente, negarles la condición de personas, considerándolos como bestias, en el grado mínimo del salvajismo, en el intermedio de la ferocidad o en el máximo de la atrocidad. 


La discriminación extrema, es decir, la xenofobia, implica bregar en pos de que los extranjeros no blancos no ingresen al país, o que si ingresan, no se radiquen en él, o que si están radicados, se vayan y no vuelvan. 


El paroxismo del racismo es la creencia hinduista en el orden de las clases sociales cerradas (léase: las castas) que, de mayor a menor, son la de los sacerdotes (los brahamanes blancos), la de los guerreros (los chatrias amarillos), la de los mercanderes (los vaisas rojos) y la de los esclavos (los sudras negros). 


En ciertos países, el racismo ha llegado a determinar la puesta en vigencia de políticas de estado, en cuya virtud los blancos viven en la metrópolis, mientras los no blancos son compelidos a vivir en las colonias. 


Y en ciertos otros, el racismo es sexual, estigmatizando a las mujeres por su dondición de tales (léase: la discriminación de género) y a los que padecen del síndrome de la pederastía, sea masculina o femenina (léase: los homosexuales y las lesbianas). 


Incluso en varias ex colonias, convertidas en estados independientes, la antigua clase dominante blanca europea, es políticamente segregada o discriminada, por la nueva mayoría gobernante no blanca extraeuropea (léase: el racismo inverso = el etnocentrismo). 


Por eso, todas las expresiones del racismo establecen un orden jerárquico, en el cual, la jerarquía superior corresponde a la raza blanca. La pertenencia a ese grupo racial garantiza el disfrute de ciertos privilegios políticos. 


La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 establece que todo individuo (varón, mujer, niño o anciano) tiene garantizados, por el sólo hecho de ser hombre, los derechos fundamentales a la vida, a la libertad, al honor y a propiedad, es decir, los derechos que hacen a la dignidad humana (los derechos humanos = the human rights = los derechos civiles = the civil rights). 


Pero esa misma declaración le niega los derechos políticos activos a los no franceses, es decir, a los extranjeros residentes en Francia, que son ciudadanos, pero no son miembros de la nación francesa, es decir, que no son franceses. 


Y además, esa declaración, les niega la ciudanía francesa a las mujeres y a los esclavos, considerándolos jurídicamente incapaces (léase: los alienados = de alieni iuris = los minus válidos = de capitis diminutio = los discapacitados). 


Y la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, le reconoce a todos los seres humanos del mundo entero (orbis) los derechos civiles a la vida, a la libertad, al honor y a la propiedad (léase: los derechos civiles = the civil rights = los derechos humanos = the human rights), pero nada dice sobre los derechos políticos. 


Recién con La Convención de las Naciones Unidas sobre Racismo de 1965, se estableció que los estados miembros de la comunidad internacional deben comprometerse a eliminar de sus legislaciones internas toda forma de discriminación racial, pero la misma no dice nada sobre ningún compromiso de eliminación de la segregación racial, que no es lo mismo, ni mucho menos, claro está. 


Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un hecho que es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería catastrófico.
 
[3] La política es la ciencia del estado. Los elementos componentes del estado son el territorio, la población y el gobierno. Pero los factores políticos son tres (3), y son el ideológico, el estratégico y el institucional. Conste.

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