El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 28 de Julio de 2.013.
The Penguin Banana Republic Gate
Por Rubén Vicente
El
pueblo quería detener a toda costa La Guerra de Vietman (1965-1975), y por eso,
se puso un broche en la nariz, y lo votó a Richard Nixon quien, pasándose por
el centro del tuje a todo El Departamento de Estado, que trabajaba para
mantener bajo control las relaciones con los rusos de la guerra fría, le ordenó
a Henry Kissinger que maniobrara por afuera de la estructura administrativa del
ministerio a su cargo, para empezar a contactarse, nada más ni nada menos, que
con los chinos de Chou En Lai; y el resultado fue La Cumbre Nixon Mao, en
Pekín (1971).
Desde
entonces China, que ya estaba repeleada con La Unión Soviética desde La
Cuestión del Tibet (1959), siendo una nación todavía comunista, rompió la
dinámica de la guerra contra el capitalismo, y estableció las relaciones
económicas, diplomáticas y militares con los EEUU, dejando a Moscú,
directamente, con el culo mirando al polo norte.
Y
si, porque con China en buenas con los EEUU, para La Unión Soviética de
Breshnev era evidente que había llegado el fin del principio, que sería
seguido por el principio del fin, obviamente, de la guerra fría, de la
que salieron victoriosos los EEUU, y no Rusia, claro está.
Verdaderamente,
la idea de Nixon fue un golazo de media chancha, que le hizo ganar la
reelección caminando (1974-1978), y que fracturó la unidad del bloque comunista
sin holocausto nuclear, pero el gran perdedor de la guita, que es lo
único importante en esta vida, por qué sin guita ni hablemos, fue el
stablishment fabricante de las armas de la guerra vietnamita, que terminó de
prepo, gracias a la puta victoria sin guerra nuclear del forrazo
de Nixon.
Y
ya lo dijo el nunca bien ponderado Alejandro Dolina, que la venganza será
terrible, porque resulta que La Santa Sede, que tenía una torta de guita
invertida en la industria de los armamentos norteamericanos, le dio la orden a
la mafia vaticana de La Propaganda Due de Licio Gelli, de que le franqueara el
paso a los agentes del FBI, a su edificio neoyorkino de The Water Gate Building, constatando
que los plomeros de la CIA de Nixon, estaban putufeando las líneas telefónicas
del cuartel generral de los demócratas, pero en plena campaña electoral, no sé
si … [3]
Por eso, El Caso Water Gate (1974),
fue un punto de inflexión en la historia de los EEUU, pues por primera
vez quedaban expuestos a la luz del día las matufias del poder, que
abarcaban absolutamente todos los estamentos de la vida nacional de la primera
potencia capitalista, pero que jamás habían manchado tan de lleno la imagen
presidencial.
Para
los estadounidenses fue un trauma, pero para el mundo, fue el momento preciso
en que los EEUU empezaron a perder una credibilidad, que hoy ya está hecha
girones,obvio.
Nixon
tuvo que presentar la renuncia, para no ir preso ahí mismo, pero un año
más tarde, Gerald Ford tuvo que firmar un decreto de indulto por si las moscas,
porque la corte suprema de justicia nortamericana, con mayoría de ministros de
filiación esotérica masónica y
de ostencible perfilamiento doctrinario demócrata, sencillamente, se la
tenía jurada, porque la maldita paz nixoniana con China, le recontra ré
cagó la vida a la giga industria estadounidense de los armamentos; a los
inversores en armas estadounidenses de El Vaticano; y a los chinos de
Hong Kong, porque sin envío de armas norteamericanas al sudese asiático, la
heroína de El Triángulo Dorado, que los chinos distribuían vía La Catorce Ká
(14-K), en la costa oeste de los EEUU, obviamente, ya no tendría con qué pagarse, porque de
dólares, ni hablemos, off course.
O
sea que El Escándalo del Water Gate, no era sólo la travesura inocente
de dos reporteros del Washington Post, sino que fue una auténtica hecatombe,
que puso en vilo la paz mundial, aunque el enano de la película terminara
siendo el pelotudo de Nixon, y sus pedorras trapisondas electorales, claro
está.
No,
digo todo esto, porque vos te podrás de cuenta de que, las drogas, las armas, la
corrupción, la violencia y la política, son negocios muy delicados y
peligrosos, y no sólo para los EEUU de la guerra fría, sino también para todos
los demás estados del mundo entero (orbis),
y sobre todo (supra tutto), para los paises pedorros de la segunda
guerra fría que supimos conseguir (2001-2014),
incluyendo La Argentina, obvio.
Entonces,
yo sólo digo que alguién, en las más altas esferas espirituales de este
mundo (urbi et orbis), puede estar fogoneando, nada más ni nada menos, que el
estallido de The Penguin Banana
Republic Gate, pero en el nombre del padre, del hijo y del espíritu
santo, y nada más, claro está. ¿Verdad?
Y
si no me lo entendistes, te lo explico otro día, porque ahora me tengo que ir a
Río de Janeiro, a rogar que me la saquen un poquito, no se si …
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete
Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
El dato de que The Water Gate
Buinding pertenece a un empresa filial de otra de Las Bahamas, que es una off
shore de El Banco del Vaticano, lo saque de un libro titulado con el nombre de
Por Voluntad de Dios, escrito por el periodista británico David Yallup, que está
en mi biblioteca, pero también, en Internet.
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