sábado, 20 de julio de 2013

642 Historia (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000642 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 20 Julio de 2.013.





El Dueño del Pueblo XV
Por Rubén Vicente 

El primero de enero de 1987, los argentinos comenzamos a transitar esperanzados, pero a la vez, intranquilos, el tercer año de la república recuperada, y a poco de andar, llegó el domingo dieciocho de enero, en  el que sobrevino El Levantamiento de Monte Caseros, liderado en la provincia de Corrientes, por el Tte. Cnel. EA Dn. Aldo Luis Rico (a) El Ñato (44), que es el coso de la foto que ilustra este artículo. 

La verdad, fue nuevamente una asombrosa la reacción popular, que rodeó los cuarteles, mientras los medios masivos de comunicación social y los partidos políticos, como un solo hombre, condenaron el intento de golpe de estado, que concluyó rápidamente, sin que se haya disparado ni un solo tiro, señalando el momento de la derrota política casi definitiva de el partido militar; haciéndole concluir a Alfonsín que la república recuperada era algo así como la tercera república, superadora de la primera que construyó la organización nacional (1853-1916), y de la segunda, que fue La Nueva Argentina de Yrigoyen y Perón (1916-1983).   

Las fuerzas armadas quedaron intactas en todo, menos en su condición de ser la reserva moral de la nación, y de ser el principal factor de poder político nacional. Sin embargo, el periodismo de investigación, informó a la ciudadanía que el plan satelital argentino, que ya tenía una antigüedad de ocho años (8), en realidad, tenía el objetivo secreto de que nuestra nación tuviera misiles de mediano alcance (1.600 Kms.), capaces de portar ovijas nucleares, y por supuesto, de alcanzar Perú, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, el sur del Brasil, y la colonia británica de las Falkland’s (léase: Las Malvinas), estallando entonces El Escándalo del Condor II. 

La centro izquierda oficialista, y la oposición de izquierda, se manejaron excelentemente bien en el parlamento, porque lograron su objetivo de convencer a este noble pueblo de historia guerrera, de que La Argentina es una nación con deliberada vocación de paz (¿¿¿???). 

Y eso le permitió al presidente Alfonsín, avanzar un paso más, ordenando dejar al proyecto misilístico casi sin partida presupuestaria y políticamente congelado, extendiendo esa censura al programa nuclear, aunque hasta las naciones unidas reconocieran públicamente su continuidad y coherencia, en el sentido de sus fines pacíficos, decretando su lisa, llana e imprudente lentificación (sic). 

Desde entonces, el área material córdoba de la fuerza aérea argentina, y la comisión nacional de energía atómica, se convirtieron en dos cementerios de la burocracia científica y tecnológica vernácula, tanto civil como militar, y eso también se lo debemos a La Administración Alfonsín. Right? 

Sin embargo, a Raúl Alfonsín eso lo tenía relativamente sin cuidado, porque lo que a él le interesaba en ese momento, era que La Argentina llegó a un acuerdo con el FMI, cuya virtud, quedó completamente refinanciado el pago de los servicios financieros de la deuda pública exterior de la nación.  

Entonces, teníamos moneda relativamente sana y fuerte, más reforma financiera, más deuda externa refinanciada, más la reforma del estado, más un plan energético, más un plan telefónico, más un plan aeronaútico comercial. Era la reactivación económica real, pero al costo de que la carestía anualizada fuera del treinta y tres por ciento (+33%).  

Desde entonces, en los hechos (in fact), La Argentina dejó de liderar el club de los deudores latinoamericanos, y el mismo dejó de apoyar la reinvindicación de la soberanía argentina sobre las islas malvinas; comenzando una nueva etapa de nuestras relaciones exteriores, obviamente, más realista y menos idealista, claro estaba. 

Pero, en la madrugada del lunes veintinueve de junio, un grupo de desconocidos (léase: los nn´s), ingresó al cementerio del barrio porteño de La Chacarita, taladró la bóveda, y se robó, nada más ni nada menos, que Las Manos de Perón 

Supuestamente, era para usar las huellas digitales, en la identificación de la cuenta bancaria suiza, de la que fueron sustraídos, nada más ni nada menos, que ocho millones de dólares (8 MD´s). 

El sistema nacional de inteligencia, paramilitar, militar y gubernamental, no pudo, no supo o no quiso hacer absolutamente nada para esclarecer el hecho, dejando a la justicia, no sólo con las manos vacías, sino también, al pueblo peronista con la primera razón para volver a odiar al radicalismo de la república recuperada, igual que como lo había hecho en la tercera guerra civil argentina (1955-1983). ¿Me explico? 

Y así concluyó el año 1987, con la novedad periodística de que, a pesar de que el jefe del estado, convivía desde hacía varios años con su secretaria privada (Margarita Ronco – 40), tenía una amante en la capital federal, vinculada al mundo de los telediarios (Mónica Gutierrez – 33). Si, pero lo que no se decía, era que, además, el presidente Alfonsín, tenía otra amante en el interior del país (Elisa Carrió – 32). ¡Ah, piyín, piyín! ¡Grande Raúl! ¡No te mueras nunca fiera! 

Posdata. Al segundo campeonato mundial de futbol, que habíamos ganado en México el año anterior (1986), en 1987, le sumamos, nada más ni nada menos, que El Oskar, con el que Hollywood premió la película de Luis Puenzo (La Historia Oficial), protagonizada por Norma Aleandro; dejando claro que la república recuperada también podía obtener lauros internacionales, en los deportes y en las artes, aunque todavía ni pudiera soñar con volver a tener los premios nobeles en ciencias duras, como fue en la década del treinta, con Bernardo Houssay, o a finales de la década del sesenta, con Luis Federico Leloir. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

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