viernes, 19 de julio de 2013

641 Historia (Argentina)


Año II – Primera Edición – Editorial: 00000641 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 19 de Julio de 2.013.




El Dueño del Pueblo XIV
Por Rubén Vicente

El veintiuno de marzo de 1987, mientras sobrevenía la primavera boreal y el otoño austral, desde su bunker ultra recontra secreto de El Desierto del Neguev, ya perteneciente a Egipto desde hacía ocho años, Adolf Hitler (98), le ordenó a Odessa que hiciera lo que Jimmy Carter se nagaba obstinadamente a hacer, que era terminar con la amistad soviético-argentina de Alfonsín.  

Por eso, en  en abril, La Estación Buenos Aires del servicio de inteligencia de las fuerzas armadas norteamericanas (léase: the defense intelligence agency = La DIA), desde su asiento físico de el piso trece del edificio libertador, que es la sede del estado mayor general del ejército argentino, fogoneó, nada más ni nada menos, que El Levantamiento de La Semana Santa. 

A los EEUU les encantaba que La Argentina se encaminara en la senda de la paz, de la justicia, de la libertad y del orden económico y político, pero sólo si seguía entregando el rosquete, y no si organizaba clubes de deudores; si le jodía los negocios a La CIA en América Central, y si encima, se hacía amiga de La Unión Soviética. No way girl.  

Pero el pueblo argentino, como nunca antes, le dijo que no a los nazis y al tio Sam, saliendo a la calle, rodeando los cuarteles sublevados, y exigiendo la rendición incondicional de los insurrectos (léase: los golpitas = los carapintadas).  

A la totalidad de los medios masivos de comunicación social, y al movimiento obrero organizado; al empresariado nacional, a la iglesia católica y a los partidos políticos, no les quedó otra cosa que apoyar al pueblo, logrando que Alfonsín superara exitosamente la crisis, bajo el lema de que la casa está en orden (sic).  

Sin embargo, emergió la figura de un oficial jefe, que era un ex combatiente de La Guerra del Atlántico Sur de 1982, que quedó posicionado como el lider de la resistencia militar a la república recuperada, a saber, el Tte. Cnel. EA Dn. Aldo Luis Rico (a) El Nato (43).  

Semanas más tarde, Alfonsín, sin ordenar el sometimiento del teniente coronel rebelde a la jurisdicción de un tribunal militar (léase: la corte marcial), promovió ante el congreso nacional, nada más ni nada menos, que la aprobación de La Ley de la Obediencia Debida, que limitaba la responsabilidad de los soldados, de los suboficiales, de los oficiales subalternos, de los oficiales jefes, y de los comandantes, de las fuerzas de seguridad y de las fuerzas armadas, circunscribiéndolas a los condenados en El Juicio a las Juntas (léase: El Neurenberg Argentino), reduciendo la persecución criminal, a las cúpulas terroristas y guerrilleras, tanto erpianas como montoneras, que seguían exhiliadas, y pendientes de juzgamiento.  

Igual que en la Alemania post nazi, los nazis de abajo y del medio vernáculos quedaron libres de culpa y cargo por los crímenes de lesa humanidad, y en compensación, zafaba de la acción de la justicia el zurdaje trasnochado que, tácticamente, comenzó a reinsertarse en la vida democrática de la república recuperada, posicionándose en la base de el progresismo pro oficialista, empezando a militar de las llamadas organizaciones no gubernamentales (léase: las ong´s) que actuaban en los barrios más pobres de las grandes ciudades (léase: las villas miseria), entrando en tratos espúreos con los hampones, las lesbianas y los putos, organizándolos para la mendicidad, para la prostitución y para el robo de automotores, comenzando a suscitarse el nuevo fenómeno social de el crimen organizado. Ups. 

Paralelamente, Alfonsín reemplazó al jefe del ejército (Hector Ríos Erenú) por Dante Caridi, que reinvidicó públicamente la obra de gobierno de la dictadura militar, en la guerra contra la subversión (léase: el terrorismo de estado). Ups.  

Desde entonces, entre las fuerzas armadas y el gobierno radical, el aire se cortaba con tijera, y pocos dudaban de para que sobreviniera otro levantamiento, definitivo (léase: el golpe de estado), sólo era cuestión de tiempo, y nada más. 

En julio, el ministerio de obras y servicios públicos de la nación (Rodolfo Terragno) declaró que la economía nacional debía abandonar la política keynesiana del estado de bienestar, para avanzar hacia la economía social de mercado, propia de las naciones más prósperas de la tierra (léase: la privatización), bajo el lema de La Reforma del Estado 

Era el nombre con que el gobierno alfonsinista llamaba a la reforma administrativa, enderazada que la administración pública nacional, se deshiciera de los antros más grandes de la corrupción casi endémica que padecíamos los argentinos, desde hacía setenta años (70), que eran, nada más ni nada menos, que las empresas del estado, reduciendo el estado, justamente a lo que debe ser, que es la administración pública, activa y pasiva, y nada más, y basta del estado empresario. 

Para ello, el eje estaría centrado en el programa energético (léase: El Plan Houston), y en la negociación directa, con Suecia para que la firma Scandinavian Air Services (SAS), se hiciera cargo de la concesión de administración de Aerolíneas Argentinas (AA), en el marco de lo que la oposición peronista comenzó a llamar despectivamente con el nombre las privatizaciones. A ello se sumaría un programa estatal de teléfonos para todos y todas (léase: El Plan Megatel). ¡Bien¡ 

Semanas más tarde, Alfonsín decidió revitalizar las relaciones con Uruguay, con Paraguay y con Brasil, avanzando en el proyecto conjunto de escructurar una zona de libre comercio (léase: El Mercosur).  

Y como no podía ser menos, invocando La Ley Mucchi (léase: la desperonización gremial), La CGT se mandó otro paro general, de alcance nacional, por veinticuatro horas (24), y ya iban once (11).  

El precio de semejante mojada de oreja latinoamericana, fue que Washintong facilitó deliberadamente, que la crisis del oro de 1982, golpeara lo más fuerte posible la economía nacional del gigante sudamericano, en el marco de el defeult brasileño de 1986. Right? 

Pero no importaba, porque contra viento y marea, Alfonsín logró que el parlamento nacional aprobara La Ley de Divorcio Vincular. Tres millones de seres humanos, que se hallaban separados de hecho, y que ya convivían con otras personas (3.000.000), podían divorciarse formalmente, recuperar la aptitud nupcial y volverse a casar, como corresponde en una sociedad civilizada, y qué tanto joder con los curas.

Y encima, Alfonsín viajó a La China del comunismo de mercado, y La Argentina ganó El Primer Oscar, por La Historia Oficial de Luis Puenzo. Ah, y como si eso no fuera suficiente, resulta que La Argentina se consagró campeón mundial de futbol por segunda vez en la historia, ganándole a Alemania en México, dejando claro que  Diego Maradona (a) La Mano de Dios (26), era sin ningún lugar a dudas, el mejor jugador de todos los tiempos superando, incluso, a Edson Arantes Do Nascimento (a) Pelé (42). 

La verdad, era que era otra Argentina, con moneda sana, con finanzas más fuertes, con reforma administrativa, con infraestructura en plan de aggiornamiento en materia de transportes  y de comunicaciones, con economía social de mercado en proyecto, con gremialismo democratizándose, con plan alimentario, con patria potestad compartida, con divorcio vincular, con lauros internacionales en los deportes y la artes, con juntas militares condenadas, en paz con Chile, integrándose con Brasil, Paraguay y Uruguay, y liderando a América Latina ante los EEUU, en lo tocante a la deuda externa. ¡Guau! 

Pero también, en La Argentina, reinaba el recelo entre el gobierno radical y las fuerzas armadas, la iglesia católica y el movimiento obrero organizado, es decir, entre el gobierno nacional y tres de las cuatro patas del nazismo indiano (léase: el justicialismo = el peronismo). ¡Qué cadaga! 

Y encima, con las cárceles y las villas llenas de sidosos, de trolos y de trola; mientras en la calles comenzaba a meter basa el nuevo fenómeno social y político de la inseguridad ciudadana, no sé si …. 

A finales de 1986, considerando de qué veníamos los argentinos, el balance político del gobierno radical de Raúl Alfonsín, le daba diez puntos sobre diez, y verdaderamente, estábamos ante el principio de la república recuperada sin cuento. 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.

[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario