El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 24 de Julio de 2.013.
El Dueño del Pueblo XIX
Por Rubén Vicente
Me acuerdo como si fuera hoy.
El viernes diez de febrero de 1989, el oro cotizaba a cuatrocientos
cincuenta dólares por cada onza troy (1 OT = U$S 450,00), determinando una relación de cuatrocientos
cincuenta a uno entre el billete verde y el metal amarillo (450:1), mientras el austral cotizaba a
razón de dos unidades por cada unidad de moneda estadounidense y mundial
(2:1); cuando sin que nadie se lo
imaginara, porque los argentinos nos estabamos mirando el ombligo, finalmente,
llegó el gran tsumami estallando, nada más ni nada menos, la hiperinflación
(léase: el default argentino = la hiper del ochenta y nueve). ¿Cómo?
Y si, porque en sólo cincuenta
días (50), la cotización se situó en
los diez australes por dólar (10:1),
determinando una giga devaluación de la moneda nacional respecto de la moneda
del comercio mundial del cuatrocientos por ciento (400%).
Fue entonces, cuando sobrevino la
renuncia de su excelencia, el señor ministro masón-social
demócrata de la nación, Dr. Dn. Juan Vital Sourruille (49), y con él, de todo el equipo económico (léase: la sinagoga
radical), forzando al presidente Alfonsín a nombrar como nuevo titular de El
Palacio de Hacienda a su excelencia, el señor diputado nacional radical, pero balbinista, Dr.
Dn. Juan Carlos Pugliese (a) El Viejito (74),
quien firmó una resolución administrativa, nombrando como nuevo presidente de
El Banco Central de la República Argentina (BCRA), al diputado radical alfonsinista, Dr. Dn. Jesús Rodriguez (34). [3]
La estrategia planteada por el
nuevo equipo económico consistía en administrar la situación, para llegar a las
elecciones de la mejor manera posible. Pero lo cierto fue que, para mediados
del mes de abril, la cotización ya era de cien australes por dólar (100:1), y quince días más tarde, era de
trescientos australes por dólar (300:1).
Y llegó el domingo catorce de
mayo de 1989, y el pueblo argentino consagró como nuevo presidente de la
nación, a su excelencia, el señor gobernador francmasón-justicialista de la provincia de
La Rioja, Agte. CIA C-3 Dr. Dn. Carlos Saúl Menem (a) Facundo Quiroga (a) El
Riojano (a) El Patilludo (a) El Turco (a) El Mesías (59).
Ese día, yo (34), me desempeñé como presidente de una
mesa electoral en el colegio Pío Nono, de la comunidad salesiana del barrio
porteño de Almagro, y salí exultante, porque creí que como en mi mesa había
ganado Eduardo Angeloz, pero por afano (sic), sentía la inmensa alegría
de saber que, a pesar de todo, los argentinos no comíamos vidrio, y éramos
capaces de entender que El Riojano era lo peor que nos podía suceder,
pero no.
Esa noche, se me caían las
lágrimas, viendo a Memen presentarse en el programa televisivisión de Dn.
Bernardo Neustadt (a) Bernie (66),
que le dijo que a él, una bruja, le dijo que no terminaría su mandato (sic).
Menem hizo dos segundos de
silencio. Lo miró a los ojos, y le reflexionó en la pícara clave turco-riojana,
que: “¡Y
Bernardo, a lo mejor, es una bruja yadical!” (sic).
La verdad, ese tipo, que yo lo
detestaba, me arrancó una carcajada en medio de las lágrimas (sic), y la
única menera de que eso pudiera suceder, era que, sin que yo ni siquiera lo
imaginara, se estaba cumpliendo el lema de la campaña menemista, de que su
presidencia sería para cambiar la historia, y nada más.
El martes treinta de mayo de
1989, mientras el austral cotizaba a razón de quinientos por dólar (500:1), la masa peronista salió de las
villas miserias a saquear los supermercados de El Gran Buenos Aires, forzando
al presidente Alfonsín a anunciar por la cadena nacional de radio y televisión,
el establecimiento del estado de sitio en todo el territorio nacional, y a la
vez, la renuncia anticipada de su cargo (sic), y la entrega del mandato
presidencial, el día jueves ocho de julio próximo, al presidente Menem, que fue
convocado de urgencia a La Residencia Presidencial de Olivos; aceptando el
ofrecimiento del Dr. Alfonsín, pero bajo beneficio de inventario (sic). ¿Qué?
Y el viernes ocho de julio de
1989, mientras el oro cotizaba estable a cuatrocientos cincuenta dólares
(450:1), y se necesitaban increibles
seiscientos ocho dólares para adquirir un puto dólar (608:1), en La Casa Rosada, el
presidente Alfosín, le entregó el bastón de mando y la banda presidencial al
Dr. Menem, concluyendo entonces, el primer gobierno de la república
recuperada (1983-1989), pero sepultada
por el tsunami de La Crisis del Oro de 1982; cuya traducción vernácula fue La Hiper del 89´
(léase: el default argentino), y nada más.
Luego del gobierno de Alfonsín,
La Argentina registraba un producto bruto interno de cien mil millones
de dólares (100 MMD´s), mientras las
reservas monetarias de la nación ascendían a sólo cincuenta millones de
dólares (50 MD´s), y el índice de
precios al consumidor (léase: el ipc = la carestía), asendía a la friolera del doscientos
cincuenta por ciento mensual (250%).
Pero para que la pesadilla se
pareciera al apocalipsis, faltaría decir que la deuda externa ascendía a cien
mil millones de dólares (100 MMD´s),
equivalente al pbi; que los vencimientos anuales ascendían a cinco mil
cuatrocientos millones de dólares (5,4
MMD´s), y que el crédito stand by del FMI destinado a su cancelación,
ascendía a sólo tres mil millones de dólares (3 MMD´s); lo que la práctica, significaba una sola cosa, que era el
default, o mejor dicho en castellano, la bancarrota nacional (sic). Right?
Y si me dijeran que estoy muy
equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete
Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
Las ironías del destino. El
último presidente del BCRA de la república recuperada (Jesús Rodriguez) nació
el 16 de Junio de 1955, es decir, el día de El Bombardeo de La Plaza de Mayo, que fue el acto inaugural
de la tercera guerra civil argentina (1955-1983).
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