jueves, 4 de julio de 2013

626 Geopolítica (El Cercano Oriente)


Año II – Primera Edición – Editorial: 000000626 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 4 de Julio de 2.013.




The Fucking Nigger
Por Rubén Vicente 

A los trotskistas que se pusieron a órdenes de Henry Kissinger hace más de cuarenta años atrás (Volkowitz, Runsfeld, Paulson, etc.); que luego formaron la facción de los neoconservadores del partido nacional republicano; y que ocuparon altos puestos nacionales en Washington, e internacionales en Ginebra y en Nueva York, bajo la administración francmasónica de George Bush (h) (2001-2008), jámas se les ocurrió la idea de garantizar el abastecimiento regular, permanente y barato de hidrocarburos del cercano oriente a los EEUU del modo en lo que está haciendo la administración masónica y demócrata de Barak Obama, que es un hombre del riñón de Ted Kennedy, y por lo tanto, no debería hacer lo que está haciendo, que es romper los códigos. ¿Cómo? 

Para La Administración Bush, el gran aliado estratégico en esa región es el socialismo nacional judío (léase: el sionismo), preferentemente de derecha (léase: el likud), mientras el gran aliado táctico es el socialismo nacional musulmán (léase: el nasserismo), desde el Indo hasta Gibraltar. Por eso, en el nivel operativo, El Clan Bush apoyaba a los gobiernos nasseristas tipo Moubarak o Khadaffy, aunque incurrieran en permanentes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos en sus territorios.
Y bajo esa comprensión, el enemigo era la red Al Qaeda, cuyo vértice (Ben Laden) cumplía las órdenes del servicio de inteligencia saudita, es decir, del General Department of Securitie (GDS), liderado por el príncipe Turki Al Saud (a) El Hermano del Rey Abdoullah, que oficialmente, es un aliado de los EEUU, pero en la práctica, en función de su propia interna, está obligado a jugar a dos puntas. Right?
Pero desde que comenzó La Administración Obama (2009), la necesidades derivadas de La Guerra Mundial Contra el Terrorismo (léase: la segunda guerra fría = 2001-2014), que se agravaron con La Crisis Mundial (léase: la gran recesión = la segunda gran depresión = 2008-2014), forzaron a La Casa Blanca a encomendarle a La CIA la tarea de planificar y de ejecutar un plan estratégico consistente en negociar con Al Qaeda le entrega de Ben Laden, a cambio de fomentar, nada más ni nada menos, que La Primavera Árabe (2011-2014).
Empezó en enero de 2011, con los levantamientos populares en Tunez, que oficialmente, pretendían la extraña democratización política del país musulmán más occidentalizado de todo el cercano oriente musulmán. Esa fue la primera luz amarilla que encendió en el tablero de los analistas de la geopolítica, en todo el mundo (orbis).
Pero cuando estalló la primavera árabe en dos países tan nasseristas como Egipto y Libia, a algún analista solitario like me, la luz amarilla me cambió a naranja, porque empecé a maliciar que, atrás de la democratización, veía una mano negra, que quería la desestabilización del cercano oriente, a cambio de que los países de La OPEP dejaran de hacer lo que Arabia Saudita les ordenaba, que era defenderse de la pérdida de valor del dólar, mediante aumentos progresivos en el precio del crudo, empezándoles a vender el oro negro a precios objetivamente promocionales, o para decirlo en buen romance, que trabajaran a pérdida.
Y la mano negra se me hizo transparentemente visible, cuando el GDS le ordenó al servicio de inteligencia de Pakistán (léase: El SIS), que le informara a Los Seals a dónde tenían guardado a Ben Laden.
Esa era la parte del pacto que cumplió Al Qaeda, que desde entonces, vio cómo cedía la presión militar estadounidense en Afganistán, dejando tranquilas a las tribus y al talibán; pero también, cómo avanzaba el proceso de democratización árabe, en Tunez y en Egipto, en términos de inocultable debilitamiento del enemigo estratégico nasserista.
El plan estaba funcionando de maravillas para La Administración Obama, porque nuevo presidente de Egipto, Agte. CIA C-3 Ing. Muhammad Morsi (61), no sólo estaba apoyado por el anti nasserismo de La Hermandad Musulmana (LHM), sino que además, había obtenido el cincuenta uno por ciento de la preferencia electoral (51%), y absolutamente todo lo que pintaba que iba a suceder en el país de las pirámides, era más democratización para el cercano oriente, y petróleo más barato para el occidente (léase: un cuento de hadas = a disney world).
Pero la luz naranja, me cambió a roja cuando vino lo de Khadaffy y lo de Al Assad, donde los guerrilleros islamistas y los mercenarios de La CIA se aliaron para sodomizar al dictador nasserista libio, y para forzar al presidente nasserista sirio a usar las armas químicas para mantenerse en el poder a como de lugar, con el apoyo sin cuento de China y, sobre todo (supra tutto) de Rusia.
En ese nuevo contexto, el GDS, que maneja tanto a Al Qeada como a LHM, le empezó a hacer pito catalán a su acuerdo espúreo con La Administració Obama, avanzando en sus propios y exclusivos designios del marxismo islámico (léase: el islamismo marxista = el fundamentalismo = el salafismo), que no son otros que los de provocar la ultra radicalización islamista del proceso democrático en Egipto, por las vías de forzar al presidente Morsi a restablecer las relaciones bilaterales, nada más ni nada menos, que con la república islámica de Irán (ups); y de, una vez logrado el objetivo, de agradecerle los servicios prestados a Morsi, porque ahora, vamos por todo, y vos Obama querido, disculpame, pero andate a la pmqtp. ¿Sabés?
El resultado práctico y concreto de toda esta milonga de la primavera árabe es que el nasserismo está, según los paises, debilitado o jaqueado, mientras salafismo se fortalece y radicaliza a voluntad, en la dirección exactamente opuesta a la que se supone que pretende La Casa Blanca, pero todo (supra tutto), sin que el abatecimiento de petróleo a los EEUU esté completamente asegurado, y sin que el precio del crudo haya experimentado una reducción sustancial, como la que necesita el occidente para, por lo menos, iniciar la reactivación económica que le haga creer que verdaderamente es cierto que se ve la luz al final del tunel de la crisis mundial y de la guerra mundial contra el terrorismo.
Digo, una estrategia que casi desde el principio yo veía que iba a ser un bumerang para el mundo, pero que se ve que el presidente de los EEUU está dispuesto a llevar hasta sus lamentables últimas consecuencias, que no son otras que el final de la guerra mundial contra el terrorismo y de la crisis mundial (2014), y la subsecuente amenaza po-ten-cial de estallido de la tercera guerra mundial (léase: el holocausto nuclear = el armagedón = el apocalipsis = la fin del mundo).
Y por eso digo que estamos en manos de the fucking nigger, que supongo que no creerás que te lo estoy diciendo por el pobre Mursi. ¿Verdad?
Y si me digeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 

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