sábado, 13 de julio de 2013

635 Historia (Argentina)

Año II – Primera Edición – Editorial: 00000635 [1]

 

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 13 de Julio de 2.013.





El Dueño del Pueblo VIII
Por Rubén Vicente 

Exactamente el viernes dos de abril del año 1976, su excelencia, el señor ministro masón-nacionalista del interior, Gral. Brig. EA Dn. Albano Harguindeguy (a) El Vasco (49), recibió en su despacho a su ex compañero del liceo militar y amigo personal, es decir, al secretario general masón-social demócrata de El Movimiento de Renovación y Cambio (MRC) de La Unión Cívica Radical (UCR) y, a la vez, flamante ex presidente de la comisión de derechos humanos de la cámara de diputados del parlamento federal argentino, Lic. Dn. Raúl Ricardo Alfonsín Fulkes (a) Raúl Alfonsín (a) Raúl (a) Raulete (a) Alfonso Carrido Lura (a) El Gallego (a) Unamuno (48). 

En absoluto secreto mortal (léase: la omertá = el que habla se muere), El General Harguindeguy le explicó al Lic. Alfonsín, que el gobierno militar estaba a punto de lanzar La Operación ´Noche y Niebla´, de exterminio de la subversión marxista (léase: el genocidio), informándole que la casi totalidad de los grupos de tareas dependientes de La Alianza Anticomunista Argentina (léase: Las Tres A = La Triple A), se había incorporado, como agentes secretos (léase: Los C-3´s) a los estamentos operativos de los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas, de las fuerzas de seguridad y de la agencia de inteligencia gubernamental (léase: La Side = La Gestapo Vernácula). 

Por otra parte, El General Harguindeguy le explicó al Lic. Alfonsín, que los máximos jefes guerrilleros que operaban en el país habían huído al extranjero, incluídos los que habían sido reclutados, desde hacía años, por los servicios de inteligencia de las grandes potencias de la guerra fría, o por los servicios de inteligencia vernáculos; y que los mandos medios y bajos que todavían permanecían escondidos (léase: los perejiles), estaban tratando de establecer contacto con las fuerzas paramilitares subversivas del extranjero latinoamericano, con la intención de incorporarse a los comandos de La Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), con sede en la capital cubana (La Habana), liderada por el Agte. KGB C-3 Cte. Gral. OM Bach. Dn. Mario Eduardo Firmenich (a) Pepe (28). 

Desde entonces, el Lic. Alfonsín tomó la decisión de que su estudio jurídico porteño, se empezara a hacer cargo de la asesoría letrada de los familiares de las víctimas civiles de la guerra contra la subversión (léase: los desaparecidos). 

Paralelamente, desde entonces, el Lic. Alfonsín comenzó a participar de las reuniones de La Sociedad Internacional Socialista (léase: La Primera Internacional = La Internacional Marxista = La Internacional Socialista), en los cinco continentes (léase: Oceanía, Asia, Africa, Europa y América).

En ese contexto, el Lic. Alfonsín comenzó a denunciar políticamente las violaciones a los derechos humanos, calificándolas como sistemáticas (sic); acuñando la frase de el terrorismo de estado.  

Coetáneamente, el Lic. Alfonsín comenzó a desempeñarse como director de la revista Propuesta y Control de la capital de la provincia de Buenos Aires (La Plata); donde dejó expresada su opinión, a favor de la guerra contra la subversión, pero a la vez, donde se manifestó partidario de el juzgamiento y de la condena de los excesos en la represión (sic), es decir, de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos (léase: el genocidio). 

En 1977, el Lic. Raúl Felipe Alfonsín Barreneche (28), se graduó como licenciado en veterinaria, con diploma expedido por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En 1978, el Lic. Alfonsín, comenzó a estudiar ingeniería genética, en la facultad de agronomía y veterinaria de la Universidad de Cornell (Condado de Itaca – Estado de Nueva York). 

En 1979, el Lic. Alfonsín (51), se reunió con varios intelectuales destacados, entre los que figurabann Jorge Sábato, Dante Caputo y Jorge Roulet, para comenzar a conversar acerca de la situación mundial, latinoamericana y argentina, acordando censurar políticamente al gobierno militar, por sus flagrantes y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, en el marco particular de la guerra contra la subversión (1976-1981), que se desenvolvía en el marco especial de la tercera guerra civil argentina (1955-1983), que se desenvolvía en el marco general de la tercera fase de la guerra fría (1975-1991).  

En ese contexto, Alfonsín, Sábato, Caputo y Roulet acordaron que, cuando se normalizaran las institutuciones de la república, instarían al gobierno civil a motorizar, nada más ni nada menos, que El Juicio a las Juntas Militares, promoviendo de esa forma, nada más ni nada menos, que El Neuremberg Argentino, bajo el cargo de los crímenes de leza humanidad (léase: el genocidio = el terrorismo de estado). 

Pero el viernes dos de abril de 1982, estalló La Guerra del Atlántico Sur, entre La Argentina y Gran Bretaña, por el control exclusivo y excluyente de Las Islas Malvinas y de El Sector Antártico Argentino. 

Dos meses más tarde, mientra comenzaban los combates en esas ínsulas australes, su excelencia, el Lic. Alfonsín (54), le exigió públicamente al gobierno militar, liderado por su ex compañero del liceo militar, ex amigo personal y, a la vez, presidente francmasón-liberal de facto de la nación, Agte. CIA C-3 Tte. Gral. EA Dn. Leopoldo Fortunato Galtieri (a) Leslie Gardner (a) El Magestuoso (a) El Choborra (55), que informara verazmente a la ciudadanía sobre La Guerra del Atlántico Sur (léase: La Guerra de las Malvinas).  

Meses más tarde, y más precisamente, el sabado quince de junio, las fuerzas británicas capturaron la villa de Port Stanley (léase: Puerto Argentino), sobreviniendo entonces, la rendición incondicional de las fuerzas armadas argentina, siendo esa la primera derrota militar de la bandera celeste y blanca. 

En semejante contexto, mientras el presidente Galtieri declaraba que se había perdido una batalla pero no la guerra (sic), los señores comandantes en jefe de la armada y de la fuerza aérea, tomaron la decisión de anunciar su retiro de La Junta Militar (JJMM), y su regreso a los cuarteles, para dedicarse a su función específica, de la defensa de la nación. 

Bajo esa comprensión, el ejército argentino, liderado por su jefe del estado mayor general (JEMG), Tte. Gral. EA Dn. Cristino Nicolaides (58), anunció la disolución de La JJMM y la conclusión de el proceso de reorganización nacional, como así también, que el ejército argentino se hacía cargo, en soledad, de la conducción política de la nación, nombrando como nuevo presidente de facto de la misma, al su excelencia, el señor secretario general de la fuerza, Gral. Brig. EA Dn. Reynaldo Benito Bignone (a) El Tranquilo (54), quien fue ascendido al grado de general de división, operándose su pase a retiro. 

Inmediatamente despúes de asumir su función, el presidente Bignone anunció su decisión de someter a consideración de la comisión de asesoramiento legislativo (léase: el parlamento de los militares), un proyecto de ley de amnistía de todos y cada uno de los efectivos, civiles y militares, que hubieran tenido participación en la guerra contra la subversión, declarando la conclusión del conflicto armado interno. 

Sin que nadie lo supiera, además de haber concluído la guerra contra la subversión (1975-1982), había concluído la tercera guerra civil argentina (1955-1983). Conste. 

Fue entonces, cuando una apreciable cantidad de dirigentes sindicales, empresariales, universitarios, eclesiásticos, y de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, se reunieron en La Plaza de Mayo, para proclamar el fin del gobierno militar de facto del proceso de reorganización nacional, y para exigir la renuncia del presidente Bignone; suscitándose una feroz respuesta policial, de la que resultaron muertos, heriodos, contusos y detenidos.

Ni los militares ni los civiles estaban en condiciones de continuar batallando por la vía armada, y la realidad le imponía a todos, pero a todos, socegarse y dejar de pensar en la clave militar o paramitar, para comenzar a pensar en la clave política. 

En ese contexto, el Lic. Alfonsín le propuso públicamente al presidente Bignone, la emisión de un decreto en cuya virtud fuera designado, como nuevo presidente provisional de la nación, su excelencia, el señor ex presidente francmasón radical popular de la nación, Dr. Dn. Arturo Humberto Ilía (a) La Tortuga (82), a efectos de que el mismo se hiciera cargo de la conducción de el proceso de la normatilización institucional 

Ante ello, el presidente Bignone hizo como que nadie le había propuestado nada, y continuó, como si nada pasara, conduciendo él mismo el proceso de la democratización del país, sumido en la ingnominia de la primera derrota militar de la historia nacional, y de la amanaza de expansión a nuestra tierra, de los efectos potenciales de La Crisis de Oro. ¿Qué? [3] 

Bajo esa comprensión, el presidente Bignone continúo liderando la democratización argentina, disponiendo el inicio del proceso electoral, con el levantamiento de la censura civil, sindical, empresarial, estudiantil y partidaria.  

Parlelamente, el gobierno militar emitió La Ley de Autoamnistía, y las ong´s defensoras de los derechos humanos respondieron, provocando una lluvia de denuncias judiciales en sede civil, por los crímenes de leza humanidad (léase: los excesos en la represión legal = la represión ilegal = el terrorismo de estado = el genocidio del marxismo).  

Sobre el final del año, las elecciones internas de la UCR le otorgaron la victoria a El Movimiento de Renovacion y Cambio (MCR). Desde entonces, el Lic. Alfonsín era el nuevo presidente del comité nacional, del segundo partido político más importante del país, y a la vez, era el candidato oficial a la presidencia de la nación, obvio. 

¡Dejá! ¡Que ya va a ver ese pelotudo como le reventamos las urnas de votos peronistas! ¿Quién carajo lo conoce? ¡Te lo digo yo! ¡Leéme los labios! ¡No exis-te! ¡Me oís! 

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
 
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
 
[3] En las cinco semanas (5) que transcurrieron a partir del primero de mayo de 1982, el oro, que desde 1945 cotizaba casi invariablemente a razón de treinta y cinco dólares por cada onza troy (35:1), pasó a cotizar a razón de ochocientos cincuenta dólares por onza troy (850:1); determinando una giga devalución del billete verde contra el metal amarillo del dos mil cuatrocientos veintiocho por ciento (-2428%); estallando entonces, La Crisis del Oro de 1982.

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