El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 13 de Julio de 2.013.
El Dueño
del Pueblo VIII
Por Rubén Vicente
Exactamente el viernes dos de abril del año 1976, su
excelencia, el señor ministro masón-nacionalista del interior, Gral. Brig.
EA Dn. Albano Harguindeguy (a) El Vasco (49), recibió en su despacho a su ex
compañero del liceo militar y amigo personal, es decir, al secretario general masón-social
demócrata de El Movimiento de Renovación y Cambio (MRC) de La Unión Cívica
Radical (UCR) y, a la vez, flamante ex presidente de la comisión de derechos
humanos de la cámara de diputados del parlamento federal argentino, Lic. Dn.
Raúl Ricardo Alfonsín Fulkes (a) Raúl Alfonsín (a) Raúl (a) Raulete (a) Alfonso
Carrido Lura (a) El Gallego (a) Unamuno (48).
En absoluto secreto mortal (léase: la omertá = el
que habla se muere), El General Harguindeguy le explicó al Lic. Alfonsín, que
el gobierno militar estaba a punto de lanzar La Operación ´Noche y Niebla´, de
exterminio de la subversión marxista (léase: el genocidio), informándole que la
casi totalidad de los grupos de tareas dependientes de La Alianza Anticomunista
Argentina (léase: Las Tres A = La Triple A), se había incorporado, como agentes
secretos (léase: Los C-3´s) a los estamentos operativos de los servicios de
inteligencia de las fuerzas armadas, de las fuerzas de seguridad y de la
agencia de inteligencia gubernamental (léase: La Side = La Gestapo Vernácula).
Por otra parte, El General Harguindeguy le explicó
al Lic. Alfonsín, que los máximos jefes guerrilleros que operaban en el país habían
huído al extranjero, incluídos los que habían sido reclutados, desde hacía años,
por los servicios de inteligencia de las grandes potencias de la guerra fría, o
por los servicios de inteligencia vernáculos; y que los mandos medios y bajos
que todavían permanecían escondidos (léase: los perejiles), estaban tratando de
establecer contacto con las fuerzas paramilitares subversivas del extranjero
latinoamericano, con la intención de incorporarse a los comandos de La Junta
Coordinadora Revolucionaria (JCR), con sede en la capital cubana (La Habana),
liderada por el Agte. KGB C-3 Cte. Gral. OM Bach. Dn. Mario Eduardo Firmenich
(a) Pepe (28).
Desde entonces, el Lic. Alfonsín tomó la decisión de
que su estudio jurídico porteño, se empezara a hacer cargo de la asesoría
letrada de los familiares de las víctimas civiles de la guerra contra la
subversión (léase: los desaparecidos).
Paralelamente, desde entonces, el Lic. Alfonsín
comenzó a participar de las reuniones de La Sociedad Internacional Socialista
(léase: La Primera Internacional = La Internacional Marxista = La Internacional
Socialista), en los cinco continentes (léase: Oceanía, Asia, Africa, Europa y
América).
En ese contexto, el Lic. Alfonsín comenzó a
denunciar políticamente las violaciones a los derechos humanos, calificándolas
como sistemáticas (sic); acuñando la frase de el terrorismo de estado.
Coetáneamente, el Lic. Alfonsín comenzó a
desempeñarse como director de la revista Propuesta y Control de la
capital de la provincia de Buenos Aires (La Plata); donde dejó expresada su
opinión, a favor de la guerra contra la subversión, pero a la vez, donde se manifestó
partidario de el juzgamiento y de la condena de los excesos
en la represión (sic), es decir, de las sistemáticas violaciones a los derechos
humanos (léase: el genocidio).
En 1977, el Lic. Raúl Felipe Alfonsín Barreneche
(28), se graduó como licenciado en veterinaria, con diploma expedido por la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En 1978, el Lic. Alfonsín, comenzó a
estudiar ingeniería genética, en la facultad de agronomía y veterinaria de la
Universidad de Cornell (Condado de Itaca – Estado de Nueva York).
En 1979, el Lic. Alfonsín (51), se reunió con varios
intelectuales destacados, entre los que figurabann Jorge Sábato, Dante Caputo y
Jorge Roulet, para comenzar a conversar acerca de la situación mundial,
latinoamericana y argentina, acordando censurar políticamente al
gobierno militar, por sus flagrantes y sistemáticas violaciones a los derechos
humanos, en el marco particular de la guerra contra la subversión (1976-1981),
que se desenvolvía en el marco especial de la tercera guerra civil argentina (1955-1983),
que se desenvolvía en el marco general de la tercera fase de la guerra fría (1975-1991).
En ese contexto, Alfonsín, Sábato, Caputo y Roulet
acordaron que, cuando se normalizaran las institutuciones de la república,
instarían al gobierno civil a motorizar, nada más ni nada menos, que El
Juicio a las Juntas Militares, promoviendo de esa forma, nada más ni nada
menos, que El Neuremberg Argentino, bajo el cargo de los crímenes de leza
humanidad (léase: el genocidio = el terrorismo de estado).
Pero el viernes dos de abril de 1982, estalló La
Guerra del Atlántico Sur, entre La Argentina y Gran Bretaña, por el control
exclusivo y excluyente de Las Islas Malvinas y de El Sector Antártico Argentino.
Dos meses más tarde, mientra comenzaban los combates
en esas ínsulas australes, su excelencia, el Lic. Alfonsín (54), le exigió
públicamente al gobierno militar, liderado por su ex compañero del liceo
militar, ex amigo personal y, a la vez, presidente francmasón-liberal de facto de la nación, Agte. CIA C-3
Tte. Gral. EA Dn. Leopoldo Fortunato Galtieri (a) Leslie Gardner (a) El
Magestuoso (a) El Choborra (55), que informara verazmente a la ciudadanía sobre
La Guerra del Atlántico Sur (léase: La Guerra de las Malvinas).
Meses más tarde, y más precisamente, el sabado
quince de junio, las fuerzas británicas capturaron la villa de Port Stanley
(léase: Puerto Argentino), sobreviniendo entonces, la rendición
incondicional de las fuerzas armadas argentina, siendo esa la primera derrota militar de la bandera celeste y
blanca.
En semejante contexto, mientras el presidente
Galtieri declaraba que se había perdido una batalla pero no la guerra
(sic), los señores comandantes en jefe de la armada y de la fuerza aérea,
tomaron la decisión de anunciar su retiro de La Junta Militar (JJMM), y su
regreso a los cuarteles, para dedicarse a su función específica, de la defensa
de la nación.
Bajo esa comprensión, el ejército argentino,
liderado por su jefe del estado mayor general (JEMG), Tte. Gral. EA Dn.
Cristino Nicolaides (58), anunció la disolución de La JJMM y la conclusión
de el proceso de reorganización nacional, como así también, que el
ejército argentino se hacía cargo, en soledad, de la conducción política
de la nación, nombrando como nuevo presidente de facto de la misma, al su
excelencia, el señor secretario general de la fuerza, Gral. Brig. EA Dn.
Reynaldo Benito Bignone (a) El Tranquilo (54), quien fue ascendido al grado de
general de división, operándose su pase a retiro.
Inmediatamente despúes de asumir su función, el
presidente Bignone anunció su decisión de someter a consideración de la
comisión de asesoramiento legislativo (léase: el parlamento de los militares),
un proyecto de ley de amnistía de todos y cada uno de los efectivos,
civiles y militares, que hubieran tenido participación en la guerra contra la
subversión, declarando la conclusión del conflicto armado interno.
Sin que nadie lo supiera, además de haber concluído
la guerra contra la subversión (1975-1982), había concluído la tercera
guerra civil argentina (1955-1983). Conste.
Fue entonces, cuando una apreciable cantidad de
dirigentes sindicales, empresariales, universitarios, eclesiásticos, y de las
organizaciones defensoras de los derechos humanos, se reunieron en La Plaza de
Mayo, para proclamar el fin del gobierno militar de facto del proceso de
reorganización nacional, y para exigir la renuncia del presidente Bignone;
suscitándose una feroz respuesta policial, de la que resultaron muertos,
heriodos, contusos y detenidos.
Ni los militares ni los civiles estaban en
condiciones de continuar batallando por la vía armada, y la realidad le imponía
a todos, pero a todos, socegarse y dejar de pensar en la clave militar o
paramitar, para comenzar a pensar en la clave política.
En ese contexto, el Lic. Alfonsín le propuso
públicamente al presidente Bignone, la emisión de un decreto en cuya virtud fuera
designado, como nuevo presidente provisional de la nación, su excelencia, el
señor ex presidente francmasón radical popular de la nación, Dr. Dn. Arturo
Humberto Ilía (a) La Tortuga (82), a efectos de que el mismo se hiciera cargo
de la conducción de el proceso de la normatilización institucional.
Ante ello, el presidente Bignone hizo como que nadie
le había propuestado nada, y continuó, como si nada pasara, conduciendo él
mismo el proceso de la democratización del país, sumido en la ingnominia de la
primera derrota militar de la historia nacional, y de la amanaza de
expansión a nuestra tierra, de los efectos potenciales de La Crisis de Oro.
¿Qué? [3]
Bajo esa comprensión, el presidente Bignone continúo
liderando la democratización argentina, disponiendo el inicio del proceso
electoral, con el levantamiento de la censura civil, sindical,
empresarial, estudiantil y partidaria.
Parlelamente, el gobierno militar emitió La Ley
de Autoamnistía, y las ong´s defensoras de los derechos humanos
respondieron, provocando una lluvia de denuncias judiciales en sede civil, por
los crímenes de leza humanidad (léase: los excesos en la represión legal = la
represión ilegal = el terrorismo de estado = el genocidio del marxismo).
Sobre el final del año, las elecciones internas de
la UCR le otorgaron la victoria a El Movimiento de Renovacion y Cambio (MCR).
Desde entonces, el Lic. Alfonsín era el nuevo presidente del comité nacional,
del segundo partido político más importante del país, y a la vez, era el candidato
oficial a la presidencia de la nación, obvio.
¡Dejá! ¡Que ya va a ver ese pelotudo
como le reventamos las urnas de votos peronistas! ¿Quién carajo lo conoce? ¡Te
lo digo yo! ¡Leéme los labios! ¡No exis-te! ¡Me oís!
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y
pronto lo sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete
Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
En las cinco semanas (5) que transcurrieron a partir del
primero de mayo de 1982, el oro, que desde 1945 cotizaba casi invariablemente a
razón de treinta y cinco dólares por cada onza troy (35:1), pasó a cotizar a
razón de ochocientos cincuenta dólares por onza troy (850:1); determinando una
giga devalución del billete verde contra el metal amarillo del dos mil
cuatrocientos veintiocho por ciento (-2428%);
estallando entonces, La Crisis del Oro de 1982.
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