El
Cisne Negro [2]
El
Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 24 de Marzo de 2.013.
¿Todas Son Víctimas de La Trata de Personas
II?
Por Rubén Vicente
Esto
me pasó en 2007. Ella decía que se llamaba Mariela Baumann (a) Mariel (Géminis
- 28). ¿Será verdad?
Contaba
que, cuando tenía catorce años y aún era virgen, vivía en Paso del Rey, y tuvo
su primer noviecito del barrio, con el que se daba besos en la boca, y se
hacían caricias en la plaza, frente al colegio, a donde iban los dos, pero él
iba a cuarto. De ahí la cosa no pasó, pero se empezó a masturbar en el baño de
su casa a mansalva, porque vivía re caliente y andaba siempre mojada en
todos lados (sic).
Al
año siguiente, Mariela dice que lo largó, y empezó a noviar con un muchachito
del mismo barrio (Leandro – Piscis - 19), que trabajaba en el sector limpieza
de la planta de la Fiat de Villa Bosch y ganaba bien, pero que además, era el ayudante
del disk jockey en Crash de Ramos Mejía, los viernes, sábados y domingos a la
noche, y que la empezó a llevar a ella, y se la empezó a voltear en los
reservados, o si no nos hacíamos con la mano, o yo se la chupaba (sic).
Cuando
ella cumplió los dieciocho y ya se había graduado como perito mercantil, Mariela
dice que se consiguió un trabajo como empleada en un salón de belleza femenina
en Beccar, comprándose un departamento de dos ambientes con Lean, en pleno
centro de Paso del Rey, con un crédito del Banco Provincia, que pagaba él, pero
que figuraba a nombre de los dos.
Vivían
bien y eran felices, haciendo el amor casi todas las noches, y hasta seis veces
los fines de semanas, pero ella decía que por la cola no, porque él quería,
pero a ella le dolía muchísimo.
Para
cuando él tenía veintiocho y ya era un obrero automotriz y un disk jockey
profesional en San Antonio de Padua, ella ya tenía veinticuatro y ni pensaba en
tener un hijo, porque él dejó de llevarla a los boliches, y pretendía que
hiciera todo lo de la casa, pero él no hacer nada, y cuando él venía a la
noche, lo único que le interesaba era bañarse, comer, mirar la tele y
empomársela, pero sin el vigor ni las ganas de antes, porque ella dice que él
tomaba demasiada cerveza, y estaba hecho un cerdo (sic).
Y
encima, él se trajo un perro a la casa, pero en vez de cuidarlo él, pretendía
que ella se ocupara del animal, incluyendo hacerle dar las vacunas y todo eso.
Sencillo.
Mariela siguió con Lean, pero en la cama ella ya no sentía, ni la calentura ni
el amor de antes. Todo se empezó a volver aburrido mal, y una vez, él le pegó
un empujón, y ella agarró una mancuerna que usaba él y se la revoleó por la cabeza,
logrando que la madre de ella, que estaba de visita, le diga vos estás loca
(sic).
Pasaron
dos meses desde ese incidente doméstico, y él seguía con su rutina, y ella cada
vez más aburrida y amargada con su vida, pero en la plaza de Paso del Rey se
cruzó con aquel primer noviecito que
tuvo, que igual que ella, ya tenía veinticuatro años, pero se había casado, y
tenía dos hijos chiquitos.
Y
se dieron los celus, y quedaron en verse, y se juntaron una nochecita, y se
fueron a un telo en Merlo. Por varios meses, Mariela fue la mujer de dos hombres
que tenían mujer, pero dice que ella lo hacía por hacer, de bronca por lo
que tenía que aguantar en casa (sic).
Dice
que el flaco la empezó a joder con que se quería separar, para irse a vivir con
ella, que no quería saber nada de dejar a Lean, y lo largó, hacía varias
semanas, aclarando que había que tenido que cambiar el chip del celular, para
que no me hartara con sus melosas frases de pendejo enamorado (sic).
Y
dice Mariela que, para esa época, le empezó a gustar que los tipos grandes le
dijeran cosas por la calle, incluso guarangadas, llegando a fantasear con que
alguno la subiera a su auto, y tener sexo con el viejo, en algún terreno
baldío, en alguna arboleda, o en alguna obra en construcción (sic). Pero
también contó que empezó a fantasear con tener sexo con una mujer madura, de
más de cuarenta.
Dice
Mariela que ella se acostaba regularmente con su marido sin libreta, y con su
amante casado y con dos hijos, pero aclaraba que, desde que dejó al amante, cuando
estaba sola y tranquila en su casa, se empezó a masturbar, pensando en los
viejos, o en las mujeres que le quedaban en la mente del día anterior.
Y
un domingo a la madrugada, mientras Lean dormía, Mariela cuenta que se metió en
la red gratuita, y empezó a mirar avisos de viejos y de lesbianas, a ver qué
onda, descubriendo que también tenía la fantasía de que los viejos putañeros o
las viejas lesbianas le pagaran por dejarse.
Y
enganchó con un viejo de cincuenta y ocho de Pilar, con el que se fue un
viernes a la nochecita a un telo de Morón, con el que estuvo toda la noche,
metiéndole el verso a Lean, de que se iba a quedar a dormir en lo de una amiga
de Ituzaingó, que sabía que ella se iba de trampa, y que le hizo el aguante.
Y
me contó vía e mail que estuvo con el tipo hasta el sábado a las seis de la
mañana, que le pagó quinientos pesos y que le encantó, porque los viejos somos
tranquilos, pero muy intensos a la hora de adorar mi lomazo (sic). [3]
Y
un mes más tarde, me enganchó a mi en la red. De esto hará como unos seis años,
cuando yo a Ema ni soñaba conocerla, y cambiamos varios e mail kilométricos,
que contienen el material que da origen a este artículo.
Dijo
todo lo que dijo, y agregó que, desde esa vez, que había sido hacía un mes atrás,
antes de entrar en contacto cibernético conmigo, ella estaba loca por querer
estar con otro señor mayor, que la hiciera disfrutar como el primero, y que le
pagara bien, porque dijo que ahora mi nuevo lema es diversión con beneficios,
ja ja já (sic).
Y
contó que ya le había dicho a Lean de vender la casa, de repartirse la plata,
de separase, y de irse ella a vivir sola a donde fuera, pero aclaró que él no
le daba ni bola con ese tema, diciéndole tranquilizate que ya se te va a
pasar en la cama (sic).
Yo
le pregunté si lo frenó, exigiéndole hablar seriamente del tema y sin sexo,
hasta llegar a un acuerdo civilizado, pero ella dijo que mejor era callarse la
boca, obedecerlo para tenerlo dormido, y hacer lo que ella quería, afuera y
tranquila.
Cambiamos
algunos mensajitos más, pero era evidente que, viviendo ella en Paso del Rey,
trabajando en Beccar, y estando el presunto futuro cliente en Palermo (léase:
un servidor), más que nada por los horarios de cada uno, iba a ser imponsible
concretar ningún encuentro.
Pero
no importaba, porque Mariela dijo que se sentía muy a gusto teniendo un ciber amigo
maduro que le preguntaba de las cosas de su vida íntima, porque estaba bueno
tener con quien hablarlas, hasta que tres semanas más tarde, me propuso un
negocio, que era que yo le consiguiera señores de zona norte o de zona oeste,
que fueran tranquilos, que tuvieran auto y que pagaran bien, a cambio de lo
cual, ella se las arreglaría para mandarse un día a la capital federal, para
concerme personalmente, y para darme sexo gratis, en pago por mi parte del
negocio (léase: el nobel fiolo de la putita principiante).
La
última vez que conversamos vía mensajito, Mariela dijo que estaba contenta,
porque ya tenía una candidata de cuarenta y tres que es clienta en el salón de
belleza, que de solo mirarnos… (sic).
Se
ve que se le habrá roto la pc y el celular, porque nunca más hubo un mail o un
mensajito, never in the puta life, pensando yo que el pobre Lean debe haberle
descubierto la correspondencia, ciber o de celu, o algo por el estilo, y la
debe hacer molido a palos, porque siempre pasa lo mismo con los que no quieren
darse cuenta de lo obvio, y es que los cornudos son siempre unos cobardes
maridos golpeadores, que sin embargo, no se quieren separar, vaya uno a saber
por qué les gusta vivir así.
Por
eso, yo digo que a mi me hace mucho ruido eso de que todas son víctimas de la trata
de personas.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno
de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
Al tipo de cambio paralelo del día de la fecha, quinientos pesos equivaldrían a
cincuenta y siete dólares (U$S 57,00 = $ 500,00).
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