El
Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles
20 de Marzo de 2.013.
Ser o No Ser
Por Rubén Vicente
Eran las
tres y media de la mañana del día domingo veinticuatro de octubre de 2004. En
La Residencia Presidencial de Olivos todos dormían plácidamente, excepto la
guardia, obvio pero, por si se quedaban dormidos, estaban filmando las cámaras
de seguridad, que dejarían escrachado a cualquiera que osara violar la
fortaleza, porque eso es lo que realmente es, no jodamos.
De pronto,
no se sabe cómo, pero lo cierto es que un tipo, como el de la foto que ilustra
este artículo, se metió, estuvo caminando tres horas adentro (3), hasta llegó a pedirle un vaso de
agua a una empleada doméstica de la residencia, y se fue lo más campante, pero
sin que nadie haya hecho absolutamente nada para detenerlo, incluso el ejército
argentino, que tenía dos granaderos apostados en la puerta, y la policía
bonaerense, que tenía un agente de retén interno. ¿Cómo?
La mujer no
dijo nada, prefiriendo callarse la boca. Y el cana no dijo nada, cuidando su
puesto de trabajo. Pero las putas cámaras lo registraron todo, y no hubo más
remedio que formular la denuncia policial, y dar traslado del sumario de instrucción
al juzgado federal de San Isidro, que inició la investigación, dándole vista al
fiscal, y delegándole las atribuciones que el código criminal y correccional de
la nación ponen en cabeza del juez.
Mientras
tanto, los medios masivos de comunicación social salían a especular con la idea
de que se trató de un borracho o de un loco, tratando de ser un poco menos
estúpidos, cuando ensayaron la hipótesis alternativa, de que había una interna
entre el ejército, la gendarmería, la federal y la bonaerense, para ver a quién
le correspondía la seguridad de la residencia; acordánse de que, unos
días antes del incidente, El Tango 01 había sufrido un desperfecto, que jamás
aclarado.
Cambiaron
el helicóptero presidencial. Enrejaron La Casa Rosada. Cada vez que Néstor o
Cristina salen de Balcarse 50 para Olivos o viceversa, montan un show digno de
la custodia presidencial norteamericana. Pero nada. Nunca más pasó
absolutamente nada. Y al tipo
parece que se lo tragó la tierra, porque nunca más se lo vio por ningún
lado, ni mucho menos se lo detuvo, claro está.
Quizás sea
porque con esto del garantismo pedorro que supimos conseguir, quieran respetar
los derechos humanos del NNM que estuvo en efectivísima capacidad de provocar,
nada más ni nada menos, que El Magnicidio de los Kirchner.
En otras
palabras, inútiles todo servicio, que evidencian sin la menor sombra de
dudas, que el quid de la cuestión es, justamente, ser o no ser una
nación.
Y si me
dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia
(Solón) El Cisne Negro es un hecho
teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si
ocurriera sería castastrófico.
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