El
Cisne Negro [2]
El
Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 16 de Marzo de 2.013.
La República Pedorra
Por Rubén Vicente
Yo
tengo la primaria, el secundario, la universidad, soy especialista en derecho
criminal, enseñé derecho administrativo en la UBA (1989-1992) y fui director de
la cátedra de delitos financieros en la escuela nacional de inteligencia (ENI),
desde 1995 hasta 2000.
No
me estoy haciendo una propaganda que no necesito ni quiero. Sólo lo digo para que se sepa desde dónde
digo lo que digo, y es que los doctores Ricardo Gil Lavedra y Jorge Sanz, el
día que enseñaron derecho, se ve que faltaron a la facultad, o algo por
el estilo.
En
efecto, ambos coinciden en que el derecho fue inventado para proteger a los
individuos de las arbitrariedades del estado (sic), y no al revés, es
decir, no fue creado para proteger al estado de las arbitrariedades de los individuos.
Siendo
así, yo digo que, es obvio que la primera vez que faltaron a la facultad
fue cuando enseñaron derecho romano, que es la gran madre del borrego, cuyo
axioma fundamental es que el derecho es lo bueno y lo equitativo, lo
cual me deja pensando qué es lo bueno y lo equitativo, frente a ciertos
individuos, como Osama Ben Laden, como Gigga Murano, como Barreda, como el
marido que la caga a palos a la jermu porque le sebó un mate frío, o frente a
mi, que vivo pasándome las luces rojas en la calle, nada más que porque llego
tarde o porque estoy harto, de que las malditas obras públicas de Macri
pretendan hacerme rehén de sus campañas políticas.
No
doctores. No es como ustedes dicen. El derecho, es la deslegitimación de la
venganza, porque el estado no es un Frankenstein, que haya que mantener
bajo control sino que, justamente, es el instrumento que, primero que
nada, fue creado para garantizar la integridad territorial, la cohesión
poblacional y la autodeterminación del gobierno, y sólo después de la
revolución francesa (léase: ayer nomás), el respeto por los derechos humanos, por
el estado de derecho y por la democracia constitucional, o para decirlo en la
clave de ustedes mismos, la república, que es la cosa de todos y todas,
obvio.
No
hay nada que hacerle ni vueltas que darle. Es la puta concepción
robespieriana, de que el estado es algo distinto de la sociedad; de que el
estado es lo mismo que el gobierno o que el sector público, y de que el
gobierno es lo mismo que el partido gobernante.
Por
eso, Gil Lavedra y Sanz creen que la función de la oposición es estar en
contra del poder ejecutivo, pero siempre y sistemáticamente, como quedó más
clarito que el agua de deshielo, cuando los escuché expedirse respecto a lo de
El Acuerdo con Irán, donde afirmaron que la nación persa es un estado
terrorista (sic), sin que existan pruebas de que efectivamente lo sea,
cagándose en el principio de la inocencia de absolutamente todos, Vahedi
incluído.
Y
se re cagan en los principios de la igualdad soberana de los estados, de la no
ingerencia de los estados en los asuntos internos de otros estados, y del deber
de cooperación de los estados con los propósitos civilizados del manteimiento
de la paz y de la seguridad internacionales.
La
segunda vez que se ve que faltaron a la facultad, fue a las clases de derecho
procesal criminal. Y tercera vez que se ve que faltaron a la facultad, fue a
las clases de derecho internacional.
Y
yo no me olvido que ustedes dos fueron partidarios de la ley del dos por uno, y
de todo el anarquismo jurídico argentino (léase: el maldito garantismo), que
liberó a los malandras de toda laya, para que hagan lo que quieran con
nosotros, y así estamos, con su concepción psicótica de la democracia
política y del orden jurídico.
Por
favor doctores, si yo fuera ustedes, empezaría a leer historia universal,
historia del derecho, derecho romano, derecho constitucional comparado, derecho
constitucional argentino, derecho administrativo, derecho criminal, derecho
procesal criminal y derecho internacional, nada que para empezar, a ver si así
se dan cuenta de que ustedes dos, no son otra cosa que los adalides de
la republica pedorra que supimos conseguir, que gente como ustedes, contribuye
como pocos a que sigamos padeciéndola, pero sin solución de continuidad.
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2]
Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia
(Solón) El Cisne Negro es un hecho
teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si
ocurriera sería castastrófico.
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