El
Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo
31 de Marzo de 2.013.
No Me Toques Mujer [3]
Por Rubén Vicente
Imaginate
que vos sos un tipo bien nacido. Si vos tenés una buena pareja estable (léase: la
mujer), además de ser tu objeto de placer, ella es tu fiel compañera, en
absolutamente todo, desde las cosas más triviales hasta las cuestiones de vida
o muerte. Ella es la que te hace las caricias que a vos te devuelven el alma al
cuerpo cuando estás hecho trizas, y es ella la única en la que podés confiar ciegamente,
sobre todo, cuando vos sentís que todos
tus amigos te han traicionado o abandonado. ¿O no?
Jesús
de Nazareth (a) Nuestro Señor Jesucristo acababa de operar, nada más ni nada
menos, que El Milagro de La Resurrección. ¿Y a quien fue a la primera que se lo
contó? Respuesta cristiana heterodoxa: A
su mujer. ¿A quién más?
Y
si, porque en el siglo cuarto de la era cristiana hubo un concilio, y falsearon
la historia verdadera, inventando la mentira de que María Magdalena era una
puta redimida, que se hizo como monja, y que lo siguió al sol y a sombra, nada
más que porque entendió que Jesús era El Hijo de Dios.
Mirá
si una profesional del comercio de la carne, que está harta de amar a tantos y
tantos hombres, de todos los pelajes y calañas, y que justamente por eso, lo
conoce más que ellos mismos, sabiendo que somos todos exactamente iguales,
porque primero te quieren coger y después hablamos, se iba a creer semejante
pavada tamaño baño.
No,
eso no
es cierto. Vos te comistes toda la pedorrada que inventaron los teólogos
cristianos en El Concilio de Nicea, que fue el primero que se celebró luego de
que El Emperador Constantino decretara que el catolicismo era la nueva
religión oficial del imperio romano.
Querían
meterle en la cabeza a todos y a todas que Jesús era El Mesías de los Pobres
(léase: El Salvador = El Cristo), que había formulado votos de castidad, de
pobreza y de obediencia a Dios Padre (léase: Dyaus Pitar = Zeus Peter = Iú Piter
= Júpiter = Deus Pater), que era la
máxima divinidad del panteón pagano de los romanos.
Y
querían convencerlos de que él había sido un monje, que no tenía mujer que lo
tocara. Por eso, María Magdalena fue convertida en una trola fanatizada, que renunció
al sexo y a la guita, nada más que por un pelotudo que no cogía, y que encima,
era más pobre que una laucha.
Constantino
no era ningún gil de goma, y se daba cuenta de que el cristianismo era el mejor
de todos los negocios políticos que podía hacer el imperio, transformando esa
religión subversiva en el nuevo culto oficial, y a la mafia eclesiática de su
época, en el gran instrumento que podría operar la contención de las masas
populares, que eran cristianas, no jodamos.
Es
que en el año 322 d.C., había demasiada sobrepoblación, y escaceaban los
alimentos desde hacía décadas, y lo mejor era hacerle unos cuantos retoques a
la teología cristiana, para convertirla en la gran herramienta de el control
de la natalidad.
Y
para ello, nada mejor que decir que Jesús nunca tuvo mujer, que las mujeres
debían renunciar al placer, y que marido y mujer no debían hacer el amor, para
que no tuvieran más hijos, y para que los alimentos alcanzaran, para todos y
todas, no sé si se entiende la idea.
Yo
me fasciné años enteros estudiando la historia del cristianismo, desde el año
cero hasta nuestros días, y mi conclusión es que el catolicismo apostólico
romano es, sin duda alguna, la religión verdadera; pero no por eso me
privo de consultar las versiones no oficiales (léase: las doctrinas heterodoxas
= las herejías = las blasfemias), que para mi, te cuentan la verdad,
toda la verdad, y nada más que la verdad.
Y
la verdad, es que San José era un magnate galileo, proovedor de armamentos para
el ejército romano de ocupación, pero que además, era un un miembro de la secta
de los escenios, a la vez que un rabino yavista, que era miembro de la corte
suprema romano-palestina (léase: el sanhedrín), pero que, además, sin que nadie
lo supiera en Jerusalén, era el maximo jefe de la guerrilla de los escenios del
interior del proconsulado perisférico (léase: los zelotes), que pretendían
hacer la revolución, y declarar la independencia de Palestina respecto de Roma,
para luego conquistar Roma, y coronar a su primogénito (Jesús), como El Rey de
Reyes (léase: el shah), pero sustituyendo al emperador latino de ese entonces (Tiberio), para
cristianizar el imperio romano, llamándolo por su nombre, pero deletrado al
revés (léase: Roma = Amor).
Así
que eso de que Jesús no tenía un mango partido al medio, minga. Lo que
no te cuentan, como deberían contarte, es que El Domingo de Ramos no fue más
que la conmemoración de La Caída de Jerusalén en manos de la guerrilla
escenia de Galilea, y que si los romanos no lo crucificaban, ese hijo de re mil
puta, que les lavó el cerebro a todos y todas, no pararía hasta derrocar a la
mismísima dinastía gobernante en la ciudad eterna (Roma). ¿Me entendés?
Lo
tenían que bajar, para que él no los bajara a ellos, que sabían de memoria que
la mujer de Jesús era la princesa de Magdala (léase: Salomé III Coatas (a) La
Sobrina de Herodes El Grande), cuya descendencia sería tanto galilea como
judía, y tanto escenia como yavista, y eso significaba que La Palestina Romana
se podía convertir en El Nuevo Israel, que con el fanatismo escenio y
con la guita yavista, podía llegar a darle vuelta la cabeza a todos y todas, haciéndole
la revolución a los romanos, que no por
nada eran los amos del mundo entero (orbis).
Por
eso, Salomé se bautizó en la fe de los escenios, tomando el nombre de la
revolución (léase: Há Myriam = La Marea = María), transformándose en María
de Madgala (léase: la magdalena), que tenía diesiseis años, cuando se casó con Jesús
de Nazareth de treinta y tres años (léase: Las Bodas de Canáa), y tuvieron dos hijos
que fueron, el primero Jochanann (léase: Juan = San Juan Apostol), y el segundo
Eliah (léase: Eliahoo = Elías = San Elías de Septimania), de quien descienden
absolutamente todos y cada uno de los miembros de la comunidad de la sangre
sagrada (léase: le saint graal = le sangue royal = el santo grial = la
nobleza europea).
Y
si creés que lo te digo no es verdad, preguntate por qué una puta como María
Magdalena fue canonizada, por la iglesia católica ortodoxa griega y por
la iglesia católica ortodoxa rusa, que son dos iglesias cristianas recontra
super machistas, que creen que la mujer es un ser inferior, y que si se
prostituye, está condenada al infierno, porque Lucifer es su amo, como
lo fue de Eva.
Si,
María Magdela es una santa ortodoxa, griega y rusa, pero no por eso dejó de ser,
primero que nada, una adolecente, más que natural y más que sanísimamente
recaliente con su marido adulto y réquete buenmozo, al que no veía desde hacía
varias semanas, y por el que, lógicamente, estaba en llamas, porque si él era
un dios, también debió serlo del sexo, obvio.
Y
pensá que si estaba muerto en la tumba, las operaciones sobrehumanas de
provocar su propia resurrección, y de expulsar al maligno del universo hacia el
limbo de la nada, lo deben haber dejado lógicamente más que ex-haus-to, y encima estaba ré
triste, porque sus mejores amigos (léase: los apóstoles), o lo habían
traicionado, o lo habían negado, o los habían abandonado. ¿Verdad?
Por
eso, yo entiendo por qué, lo primero que le dijo al verla en la puerta del
sepulcro blanqueado, queriéndolo avanzar, fue: “No me toques mujer”
(sic).
Y
si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo
sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete
Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3]
Obsérvese que en la pintura
renacentista que ilustra este artículo, la mujer está con un bebé con la
cabezita toda afeitada, a la usanza griega de esa época, envuelto en su manto
negro, alzado en su brazo izquierdo que porta el jarrón, mientras estira su
miembro derecho en dirección a la zona baja del cuerpo del hombre, que no tiene
halo de santidad. Y véase que, dentro del sepulcro, hay dos mujeres
semidesnudas, que no son ángeles, obvio. ¿No te parece extraño?