domingo, 27 de enero de 2013

480 Historia (EEUU)




Año II – Primera Edición – Editorial: 00000480 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Domingo 27 Enero de 2.013.


 

El Plan Hambre Cero II
Por Rubén Vicente

Exactamente el jueves primero de enero de 1970, la firma Monsanto Corporation NV de Saint Louis (Estado de Missuri), matriz del Monsanto Group de los EEUU, lanzó al mercado mundial una nueva clase de poroto de soja, que contiene una hormona de crecimiento animal, que la torna completamente resistente a las plagas que afectan los cultivos y que, en teoría, provocarán un aumento exponencial del rinde por hectárea; y todo a un precio levemente superior a los porotos ya conocidos en el mercado mundial.

En otras palabras, un poroto de soja genéticamente modificado, que fue el primero de la serie de los cultivos transgénicos.

Sabiendo que venía de una firma tan prestigiosa como Monsanto, el nuevo producto tuvo la aceptación esperada, primero en la zona de influencia de Saint Louis, luego en todo el estado de Missuri, al año siguiente en todos los estados de la región estadounidense de El Medio Oeste (léase: the middle west) y, también, en el Canadá, es decir, en toda América del Norte.

Mientras la soja transgénica de Monsanto provocaba una verdadera revolución agrícola en los EEUU y en el Canadá, el servicio de inteligencia militar (GRU) de La Unión Soviética, obtuvo por derecha soja transgénica de Monsanto, firmando los convenios de confidencialidad que suscribían absolutamente todos los productores agrícolas compradores del cultivo, pero se lo llevaron por izquierda a Moscú, para ver qué podían hacer para tener la soja transgénica comunista, y andá a la pmqtp, obvio.

Pero nada. Se exprimían el cerebro y nada. No se les ocurrió que la hormona recombinante que provocaba la transgenicidad de los porotos de soja era, en realidad, el potenciador bacteriólogico (léase: el prión), del virus de la fibre porcina (H1N1), bien conocido desde hacía varias décadas, y por eso, desistieron pocos meses más tarde, dejando a Monsanto como la reina mundial de la soja transgénica. [3]

Pero los servicios de inteligencia aliados no se rendirían tan facilmente, organizando y/o manipulando organizaciones no gubernamentales (léase: las ong´s) especializadas en la preservación de la naturaleza virgen y del medioambiente humano (léase: la ecología), que publicaban artículos periodísticos en diarios de gran circulación, y editaban libros, batiendo el parche, primero, contra el capitalismo, luego contra la sociedad de consumo, y finalmente contra los cultivos transgénicos, cuya única variedad era la soja, y cuyo único productor era Monsanto.

Dreyfus de Suiza, Bayer de Alemania, Cargill de Gran Bretaña y Bunge & Born de La Argentina, pusieron muchísima plata, para financiar las campañas supuestamente ecologistas de las ong´s de los servicios de inteligencia occidentales, estallando La Guerra Contra Monsanto, y nada más.

La cosa llegó a la radio y a la televisión, y de ahí a los partidos políticos, a los parlamentos y a los gobiernos de los estados europeos, que lisa y llanamente, prohibieron la importación de la soja transgénica de Monsanto, planteando el conflicto en términos de la defensa de la agricultura natural de los productores del viejo continente (léase: los cultivos orgánicos).

Pero nada, porque con la invalorable ayuda espirutual de La Secta Moon, Monsanto empezó a exportar a El Lejano Oriente, a El Cercano Oriente y a América Latina, arrazando a la competencia europea, que año a año, veía disminuir su participación en el mercado mundial, y sus ingresos provenientes de fuera de Europa.

Para mediados de la década del setenta del siglo pasado, Monsanto no sólo era una aplanadora comercial, sino también, biotecnológica, pues lanzó al mercado global, las semillas transgénicas del trigo, del maíz, del sorgo, de la cebada y del centeno, y como si eso no fuera suficiente, empezó a modificar genéticamente diversas fibras vegetales, empezando por el algodón, en La India.

Y mientras el mundo entero (orbis), padecía los efectos de la crisis del oro, de la segunda crisis energética mundial, y de la guerra entre Irak e Irán, que en realidad, no era más que el nuevo capítulo de la guerra fría entre La Unión Soviética de Breshnev y los EEUU de Reagan, los cultivos transgénicos de Monsanto batían records globales de producción, abaratando los costos agrícolas, pues ya no se necesitaban los plaguidas, ni los pesticidas, que Monsanto les seguía vendiendo a los productores europeos de la resistencia imposible. [4]

Y para colmo, resulta que, durante la última década del siglo pasado, los tecnólgos de Monsanto inventaron y patentaron los nuevos procedimientos de la siembra directa, terminando por asfixiar a la competencia del viejo contienente.

Pero se ve que Dios es europeo, porque justo en el año dos mil, mientras la humanidad comenzaba a vivir el siglo veintiuno (el siglo de la era sinctotrónica) y el tercer milenio de la era cristiana, resulta que vencieron las patentes transgénicas de Monsanto y, desde entonces, ocurrieron tres cosas muy interesantes (3).

La primera, es que toda la competencia europea (Dreyfus de Suiza, Bayer de Alemania, Cargill de Gran Bretaña y Bunge & Born de La Argentina), patentaron sus propias semillas y fibras vegetales transgénicas.

La segunda fue, que de buenas a primeras, los gobiernos europeos autorizaron el libre comercio de los cultivos genéticamente modificados, dejando las ong´s ecologistas de hacerle la guerra a Monsanto y a la competencia, obvio.

Y la tercera, fue que Monsanto, a través de una subsidiaria estadounidense, adquirió la mayoría del capital de la firma Molinos Río de la Plata SA de Buenos Aires, matriz del Grupo Bunge & Born de la Argentina que, diez años más tarde, se posiconaría como la primera comercializadora mundial de los cultivos transgénicos y de sus subproductos agroindustriales alimenticios, mientras que Monsanto se reservaba el control global de la biotecnología. [5]

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] La fibre porcina, igual que la fibre aviar, son enfermedades que se conocen desde hace mileños. Los virus que las causan se conocen desde poco después del invento del microscopio óptico a finales del siglo dieciocho. Pero lo que hizo La Unidad Doscientos Treinta y Nueve (U-239) del ejército japonés en Manchuria durante la década del treinta del siglo pasado, bajo la vigencia del estado títere (Manchukúo), fue emplear la microbiología en el diseño de los primeros potenciadores bacteriológicos y virales, es decir los priones, que dieron lugar al nacimiento de las armas biológicas, y a la guerra biológica. Luego de la conclusión de La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) , todo el personal de La U-239, liderada por el Cap. EIJ Dr. Sung Miung Moon (a) El Reverendo (1905-2012), fue incorporado al ejército de los EEUU (the us army). Por eso, La Secta Moon y Monsanto son dos tercerizadas de The US Army. Conste.

[4] Literalmente, Wikipedia explica que: “El Desastre de Bhopal, ocurrido el 3 de diciembre de 1984 en la región de Bhopal (India), se originó al producirse una fuga de 45 toneladas de isocianato de metilo en una fábrica de pesticidas propiedad de la compañía estadounidense Union Carbide (parte de cuyos activos fueron posteriormente adquiridos por Dow Chemical). El accidente se produjo al no tomarse las debidas precauciones durante las tareas de limpieza y mantenimiento de la planta, lo que hizo que el agua a presión utilizada y los cristales de cloruro sódico, restos metálicos y otras impurezas que la misma arrastraba, entrasen en contacto con el gas almacenado, iniciando una reacción exotérmica que provocó la apertura por sobrepresión de las válvulas de seguridad de los tanques y con ello la liberación a la atmósfera del gas tóxico; con el agravante de que el sistema de refrigeración de los tanques y el catalizador de gases previo a la salida a la atmósfera, ambos se habían desactivado por ahorro de costos” (sic). Y por publicaciones de los primeros años del siglo veintiuno, sabemos que Monsanto era accionista, tanto de Union Carbide como de Dow Chemical. Por ende, en lo que a mi respecta, El Desastre de Bophal fue un atentado de algún serivicio de inteligencia aliado de los EEUU, a favor de alguna gran competidora mundial de Monsanto y de los EEUU, en el marco de la gurra secreta intra aliada, que se desarrollaba en forma paralela a La Guerra Fría (1946-1991). Conste.

[5] La era sinctotrónica es la era de los grandes asceleradores de partículas subatómicas, que se cree que serán la herramienta que los científicos emplearán para llegar a controlar el tiempo, haciendo que sean posibles los viajes intergaláxticos, y haciendo que llegar a Plutón sea sólo cuestión de segundos. Ello posibilitará la conquista, la colonización, la evangelización y la institucionalización, es decir, la redención de otros planetas, a donde será radicado el excedente de la población humana, que desarrollará la agricultura extraterrestre con la ayuda y para la ganancia de Monsanto, Dreyfus, Cargill, Bunje & Born, etc., obvio. Por eso, cuando Cristina y  Hebe hablan de la defensa del Movimiento de los Pequeños Agricultores de Santiago del Estero (MOCASE), en su guerra revolucionaria contra Monsanto, contra Grobocopatel, contra La Rural y contra El Campo, yo me pregunto si el kirchnerismo juega a favor o en contra de los intereses nacionales de La Argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario