martes, 22 de enero de 2013

475 Geopolítica (Argentina)



Año II – Primera Edición – Editorial: 00000475 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes 22 de Enero de 2.013.


 


¿Con Qué Vara Medimos Las Cosas?
Por Rubén Vicente

Desde hace aproximadamente seis meses, tengo mi muro en Facebook, y a través de él, me hice más de cincuenta amigos, entre los que figuran varones y mujeres de distinta edad, posición económica, clase social, nivel cultural, ideología política y actividad profesional, formal o informal, claro está, es decir, gente de todos los colores.

Además de disfrutar del placer de la diversidad, para mi, esa red social es un auténtico laboratorio, que me permite ver lo que sienten, lo que piensan y lo que creen gente que me imagino que es abolutamente diferente a mi.

Y una de las dos primeras experiencias que tuve con Facebook es que, cuando hablamos de política, abundan las personas dadas a los agravios, a los insultos y a la violencia verbal, no sólo con los políticos, sino también, con sus contertúlios cibernéticos, gratuitamente y sin siquiera saber con quién están hablando.

De esos, me resulta increible ver cómo se la pasan hablando de la ética, de la moral y de los valores cuando, paralelamente, hablan de incendiar y de fusilar sin miramientos a quienes, para ellos, no son merecedores del cargo que ocupan, o bien, sencillamente, piensan distinto de ellos.

Una vez, me compré la frase de una mujer, que es amiga facebookeana de un amigo de la red social. Denostando a otro participante de ese mini foro, le dijo que lo que pasa con usted, es que democracia es lo que a usted le gusta, y lo que a usted no le gusta, es antidemocrático.

La verdad, esa mujer tiene toda la razón. Medimos todo con nuestra propia vara, y lo que no se ajusta a ella, no es diferente y distinto, sino que, directamente, está mal, y está mal, y está mal, y se acabó, porque lo digo yo, y es como digo yo.

Si a esa actitud, le sumamos que agraviamos, que insultamos y que evidenciamos violencia verbal que nos sale por los poros, el resultado práctico es que en la red se ven muchos auténticos energúmenos y energúmenas, que no son más que el reflejo en chico de nuestra sociedad cívica en grande.

Y lo peor del caso es que, desde esa posición, ejercemos nuestra libertad ciudadana de votar a nuestros gobernantes pequeños, medianos y grandes, incluyendo al jefe o a la jefa del estado nacional.

En otras palabras, un civismo autista y agresivo al recontra pedo, porque sólo destruye lo poco de bueno que puede haber en una democracia constitucional, cuya última etapa tiene una antigüedad que recién va camino de cumplir sus primeros treinta años, y que, por supuesto, tiene muchísimo que perfeccionar.

Yo creo que si esa gente se propusiera dirigirse a los demás y referirse a los demás con respeto y con una actitud constructiva, se aburría muy pronto, porque para ellos la red social no es una sana diversión, o una forma de comunicación, o un ámbito de aprendizaje mejorador de la espiritualidad, sino más bien, un circo romano, en el que ellos prefieren ser los espectadores que se deleitan viendo morir a los gladiadores esclavizados, en las garras y las fauces de las fieras, o peor aún, sintiéndose los emperadores o las emperatrices que levantan o bajan el pulgar de la vida y de la muerte ajena.

Falta humildad, falta amor al prójimo, faltan ganas de entender, y sobran los deseos malignos de manejarse con soberbia, con insolencia y con prepotencia, escudándose en la impunidad que da el anonimato o la distancia, porque cara a cara, ni se animarían a abrir la boca, obvio.

Por eso, viendo lo que veo, me pregunto: ¿Con Qué Vara Medimos las Cosas?

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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