viernes, 25 de enero de 2013

478 Geopolítica (Argentina)




Año II – Primera Edición – Editorial: 00000478 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 25 de Enero de 2.013.


 



La Rueda del Poder II
Por Rubén Vicente

La Construcción del Poder Nacional

La construcción del poder nacional de las superpotencias y de las naciones que pretendan serlo, tiene un punto inicial, que es la violencia, tipificada como delito al que corresponde una pena, es decir, las actividades criminales, desarrolladas por la comunidad de los criminales sin condena (léase: el hampa).

Cuando el hampa se organiza para planificar y ejecutar operaciones criminales (el crimen organizado), surge una suerte de contrapoder (el gobierno invisible), que se manifiesta a través de dos fenómenos genéricos y sucesivos (2), que son los tráficos ilícitos (ej.: de drogas, de armas, de no mercaderías, de personas, etc.) [3] y el reciclaje de los capitales espúreos (ej.: la evasión fiscal, el contrabando, el juego clandestino, los ciber delitos financieros, el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo, etc.).

La idea es que el gobierno ponga a su servicio al crimen organizado (el hampa), pues ello le suministrará a la nación absolutamente todo el dinero necesario para financiar sin límites sus propios proyectos, los programas y los planes del sistema tecnológico, del que surgirán los descubrimientos y los inventos, que posibilitarán el avance de la propia industria industria nacional, a niveles de competitividad imbatibles por la competencia extranjera.

Sobre esa base, la segunda idea es que la industria nacional se especialice fundamentalmente en la defensa nacional, productora de los más sofisticados armentos (convencionales y no convencionales), que forjarán el poder militar de la nación, que debe ser la base del poder diplomático del estado en la comunidad internacional, porque las armas disuaden al enemigo y lo persuaden de que es mejor negociar que hacer la guerra, bajo el lema francés del siglo diecinueve (armémonos para la paz).

Así alcanzada la paz, se abrirán las vías del comercio nacional, que debe estar en manos nacionales, a través de empresas de importación, almacenamiento, distribución, comercialización y exportación que deben ser nacionales (privadas o públicas), pero nacionales, eh, y no extranjeras (las transnacionales y las multinacionales).


La Proyección del Poder Nacional

El sistema internacional vigente y su derecho rector, permite a la naciones que no son superpotencias, comenzar a articular sistemas financieros completamente autónomos, es decir, absolutamente libres de ingerencias extranjeras, que sean capaces de reciclar absolutamente todo el dinero malhabido que circula por el mundo, poniéndolo al servicio de la nación (léase: el capital nacional), mediante la articulación de los llamados regímenes de paraiso finaciero (léase: la confidencialidad de la información empresarial, el secreto bancario, la exención tributaria total a las operaciones bancarias y la banca de inversión extraterritorial).

Sin embargo, la premisa que debe cumplirse para que se alcance con éxito el objetivo de contar con uno o varios paraisos financieros, que le suministren a la nación todo el dinero necesario para financiar sin límites su propio adelanto tecnológico, industrial, comercial, diplomático y militar no es jurídica, sino más bien política y que, por ende, debe ser estrictamente secreta y confidencial, es decir, planificada y ejecutada por los servicios de inteligencia que componen el sistema de inteligencia nacional (SIN), sean gubernamentales, militares o policiales.

Los mismos deben estar a cargo de individuos que prueben en forma indubitable su fidelidad a la nación, es decir, por personas que hayan nacido en la misma patria que sus ancestros, que pertenezcan a la misma raza, que hablen la misma lengua materna y que profesen la misma religión, es decir, que formen parte de la misma nación, esto es, que sean auténticamente na-cio-na-les, y no sólo ciudadanos. Okey?

Pero además, es preciso que esos nacionales evidencien lealtad a la nación y, para ello, nada mejor que inciarlos en talleres especulativos (léase: filosóficos) y operativos (léase: políticos) dependientes de la gran hermandad esotérica nacional (léase: la gran runfla vernácula) que, obviamente, debe ser tan secreta como las operaciones de los servicios de inteligencia a los que estarán llamadas a conducir, guiando al gobierno de la nación, en la insige tarea de forjar la grandeza nacional, que comienza por controlar el dinero, sin el cual, ninguna empresa política seria es posible, claro está.

En otras palabras, la runfla nacional debe controlar el sistema de inteligencia nacional, y éste debe controlar al hampa nacional (la mafia vernácula), que debe ser direccionada, para que coloque su dinero malhabido en los paraisos financieros nacionales, que proporcionarán al banco central nacional y a los bancos nacionales (privados y públicos) absolutamente todo el dinero necesario para financiar, sin límites, la tecnología nacional, base de la industria nacional, base del comercio nacional, de la diplomacia nacional y de la defensa nacional, es decir, de los componentes de el complejo estratégico nacional (CEN). 


El Resultado del Proceso de la Construcción del Poder Nacional

De esa manera, la nación logrará su propio desarrollo independiente, será un actor importante en el proceso de integración regional y contribuirá significativamente con el objetivo de la cooperación internacional, que es la base de la seguridad internacional, que es el auténtico fundamento de la paz, que es la finalidad última del sistema internacional.

Inversamente, concebido de esa manera, El CEN será el centro neurálgico y, a la vez, el nervio motor que permirá a la nación triunfar en las confrontaciones o en las guerras en que deba tomar parte, para garantizar su integridad territorial, su cohesión poblacional y su autodeterminación gubernamental, tanto interior (la soberanía nacional) como exterior (la independencia nacional), posicionándose en el rango de superpotencia (regional y, eventualmente, mundial).

La prueba palpable de todo lo expuesto la hallamos en la estructura de poder vigente en las superpotencias actuales, en cuyos cimientos están las mafias de estado que, de este a oeste y se norte a sur son La Yakuza del Japón, el Dragón Rojo de China, Zolnsevo de Rusia, Al Qaeda de Arabia Saudita, Los Sabios de Sión de Israel, los Iluminati de Alemania, la Mafia de Italia, el Gran Oriente de Francia, la Masonería de Gran Bretaña y el Sindicato del Crimen Organizado de los EEUU. 

Esas mafias de estado, no sólo son las herramientas básicas, empleadas en el proceso de la construcción del poder nacional, desde abajo hacia arriba, sino que además, son los instrumentos de la desestabilización subrepticia de la competencia planteada por otras superpotencias, o por otras naciones que pretendan serlo.

Esas mafias de estado de las superpotencias, son las que verdaderamente controlan a las mafias privadas (locales o extranjeras que operen en el pais blanco), que desestabilizan a los gobiernos de las naciones débiles, forzándolos a aceptar las condiciones impuestas por la superpotencia subyugadora, bajo un esquema de la tercerización del imperialismo criminal.

Ejemplo. La CIA controla a El Sindicato del Crimen Organizado (SCO) de los EEUU, que controla a los carteles mexicanos, para envíen su dinero malhabido a las plazas financieras off shore norteamericanas de Dellawere, De Tennesse o de Las Islas Vírgenes Americanas y, a la vez, desestabilicen al gobierno azteca, debilitándolo en su posición ante la hiperpotencia planetaria, cuyo gobierno finge una cooperación con México que en realidad es pura, lisa y llana do-mi-na-ción.


Moraleja

Si seguimos matando a hombres necesarios, como David Graiver, Mauricio Schoklender o Alfredo Yabrán, jamás tendremos la posibilidad de articular la runfla nacional (léase: la mafia de estado argentina), que es el principio liminar del complejo estratégico nacional (CEN), que es el nervio motor de la grandeza nacional, que nos convertirá en una superpotencia regional a partir del siglo veintidos, es decir, cuando los golpes recibidos, nos hayan hecho madurar como nación.

Por eso, hombres con visión auténticamente nacional, como San Martín, Rosas, Sarmiento, Roca, Yrigoyen, Perón, Frondizi, Alfonsín, Menem o Kirchner son absolutamente im-pres-cin-di-bles, pero sin los necesarios (léase: los grandes operadores), la materialización de las grandes ideas nacionales en una forma práctica, concreta y contundente, no será más que una vana ilusión, que sólo provocará la frustración histórica de la nación.


Dos Observaciones Finales

La primera es que el esquema de construcción geopolítica propuesto para nuestra nación, implica que los servicios de inteligencia (gubernamentales, militares y policiales) tomen a su cargo la tarea de administrar la información vinculada con la amenza global de la corrupción, de modo tal que sólo sean eliminados del sistema de la democracia constitucional los traidores a la patria (léase: los cipayos) y no los hombres de confianza de la nación (l´uomini di fiducia della nazione = the trusted men of the nation), imitando a las superpotencias, que muestran que combaten la corrupción, cuando en realidad sólo expurgan sus sistemas políticos de elementos indeseables (ej.: All Capone) y no a los deseables (ej.: Joe Kennedy). ¿Capito?

Y la segunda es que semejante estrategia de construcción del poder nacional exige que la información sea controlada por los servicios de inteligencia y no al revés (ej.: La CIA controla a The Wall Street Journal y no a la inversa), transformando la información del mercado en una auténtica propaganda de estado, convenientemente disfrazada de libertad de prensa. ¿Se entiende la idea?


Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

[3] Las no mercaderías son productos que se venden como nuevos, aunque estén a punto en entrar en obsolecencia (ej.: pilas, celulares, computadoras, autos, barcos, etc.). Las grandes mafias (china, rusa, turca, etc.) hacen del comercio de las no mercaderías una de sus principales fuentes de ingresos cuasi legales.

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