miércoles, 23 de enero de 2013

476 Geopolítica (Mali)



Año II – Primera Edición – Editorial: 00000476 [1]

El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes 22 de Enero de 2.013.


 
 
El Imperio de la Oscuridad
Por Rubén Vicente

En el año 632 de la era cristiana, fue declarada la existencia material, la constitución formal, la sobernía interior y la independencia exterior de El Gran Reino de Arabia, con capital en la ciudad de Al Mekha (léase: Almeja = La Meca), gobernado por su majestad, Muhammad I Al Qurán (a) Mahoma (a) El Profeta (62); que declaró la nueva religión oficial de la sumisión a Allah, es decir, el islam.

El ejército árabe-islámico (léase: musulmán) se lanzó a la guerra santa (léase: la jihad), expandiendo los dominios, hasta abarcar la totalidad de El Cercano Oriente, desde El Indo hasta Gibraltar, conquistando además, el sur y el centro de La Península Ibérica, en el año 711 d.C.

Por eso, durante el siglo octavo, quedó conformado El Imperio Musulmán (léase: La Gran Musulmania), con capital en la ciudad de Damasco, gobernado por la dinastía árabe-islámica (léase: musulmana) de Los Al Sarrán (léase: los sarracenos).

Y en ese contexto, fue conquistado todo el sudoeste de El Desierto del Sahara, extendiéndose los límites del imperio musulmán hasta El Golfo de Guinea. En todo ese nuevo espacio, habitado por tribus animistas de pastores de raza negra, fue instaurado el gran reino musulmán (léase: el khalifato = el califato) de Ghana.

De él, básicamente, los musulmanes obtenían dos cosas (2), que eran el oro y los esclavos, obviamente negros.

Pero cinco siglos más tarde, en el marco de La Horda de Oro, el monarca del Imperio Tártaro (léase: La Gran Tararia), es decir, el Gn. Mcl. ET Dr. Temugín Gengis (a) El Khan (a) Gengis Khan (78), se lanzó desde sus dominios de El Lejano Oriente, extendidos desde Las Filipinas hasta El Indo, a la conquista de Europa Oriental y de todo El Cercano Oriente.

Así quedó conformado el estado más grande que jamás haya conocido por la historia universal (léase: La Gran Tartaria), que incluía el archipiélago norteamericano de Las Aleutianas, todo el norte de Oceanía, la totalidad del Asia, la totalidad del Africa, toda Europa Oriental y la mitad meridional de La Península Ibérica; gobernada por la dinastía islámica light (léase: alawita) de Los Khan (1250).

Desde entonces, El Califato de Ghana entró es estado de guerra civil. Las tribus de los pastores negros animistas (léase: los tuaregs), la clase dominante árabe y los invasores tártaros, matándose los unos a los otros, en un enfrentamiento que llegó a ser de todos contra todos.

La alta edad media había llegado a Ghana recién al comenzar la la baja edad media mundial, mientras La Europa Cristiana empezaba a salir de las cruzadas (1196-1270).

Pero después de cien años de sangre y muerte (1400), Ghana se extinguió, declarándose la existencia material, la constitución formal, la soberanía interior y la independencia exterior de El Khanato Tártaro de Mali, con capital en la ciudad de Tumbuctú, gobernado por su primer monarca negro-alawita, Mcl. ET ® Dr. Musa I Khan (70), que es el tipo que está en la imagen que ilustra este artículo.

Era un negro, de la tribu animista de los tuaregs, que se convirtió al islam y se casó con una descendiente de Abu Bakir, que había sido el suegro de Mahoma que, además, había sido el segundo gobernante del imperio musulmán, cinco siglos antes que fuera íntegramente devorado por el imperio tártaro.

Y no se sabe bien por qué, pero lo cierto es que los tártaros lo coronaron rey de Mali, y se acabó la guerra civil, porque con él en el trono, los que gobernaban eran los tártaros, la clase media eran los árabes y los de abajo eran los negros, ah, y el que no se convertía al islam, a deguello, o lo vendían como esclavo, y listo. ¿Tá?

Se ve que este Musa fue un tipo muy inteligente, porque organizó la exploración integral del territorio de su estado tártaro africano, confirmando sus sospechas de que ahí, directamente, había oro por todos lados, ordenando extraerlo y fundirlo, para formar lingotes, que se empezaron a apilar de a miles en los palacios de barro que sea hacían por ahí en ese entonces.

Bajo su reinado, la capital malí (léase: Tumbuctú) se convirtió en algo así como La Hong Kong del Sahara, con grandes fortalezas, hussenias (léase: las mezquitas alawitas) y palacios, con sistemas agua corriente y de cloacas, con un sistema de postas y correos, y con las calles y las avenidas asfaltadas y pintadas con pan de oro, de modo tal que los viajeros del desierto (léase: los camelleros y los caravaneros) empezaron a esparcir el rumor de que Tumbuctú era una ciudad toda hecha de oro puro.

Pero ahí no terminó la revolución de Musa, porque también organizó el comercio de los esclavos negros insumisos de ambos sexos, muchos de los cuales se convirtieron en libertos, a cambio de que aprendieran a administrar las casas de tolerancia (léase: los quilombos = los harenes) en las que trabajaban ellas, ejerciendo el oficio más viejo del mundo (léase: la prostitución), también a cambio de la manumisión, obvio (léase: la trata de personas institucionalizada).

Y como si eso fuera poco, resulta que al buenazo de Musa se le ocurrió la idea genial de que los clientes se divirtieran con los juegos de azar, pero haciéndolo por apuestas en oro.

Con el oro, con los esclavos y con el juego, Musa convirtió a Tumbuctú en la capital de un khanato tártaro de El Desierto del Sahara (léase: Mali), que desbordaba de riqueza, y se posicióno como el principal centro comercial de todo el Africa, superando largamente a Tokio, a Pekín, a Madrás, a Samarkanda, a Moscú, a Estambul, a Alejandría y a Córdoba.

Pero luego de El Congreso de Berlín de 1884, las grandes potencias europeas se repartieron áreas de influencia geopolítica en Africa, convirtiéndose todo Mali en la colonia de El Africa Occidental Francesa, con capital en la ciudad costera atlántica de Dakar.

Los franceses arrasaron Tumbuctú, llevándose absolutamente todo el oro y convirtiéndola en una ciudad fantasma, dividiendo el territorio del antiguo khanato negro musulmán de Mali, en las nuevas provincias francesas ultramarinas de Chad, de Niger, de Mali y de Senegal.

Ya en ese entonces, sin que nadie lo supiera, científicos franceses que investigaban lo vinculado con la radiación, concluyeron que uno de los minerales más radioactivos era el uranio (U), mientras que ciertos efectivos del ejército colonial francés, destinados a la guarnición militar de Tumbuctú, que eran aficionados a la geología, encontraron en la triple frontera de Libia, Niger y Mali, nada más ni nada menos, que cantidades colosales de uranio natural, casi a flor de tierra (léase: a cielo abierto).

Por eso, desde el final del siglo diecinueve (léase: el siglo de la industria), Mali es esquilmado por Francia, por su oro, por su uranio y por sus negros, que se supone que son hombres y mujeres libres, que voluntariamente ejercen la prostitución, en el sagrado nombre de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad (léase: la revolución francesa).

En 1959, el entonces presidente francmasón nacionalista de la quinta república de Francia, Tte. Gral. EF ® Ing. Charles De Gaulle (a) El Hombre del Destino (69), logró que el parlamento francés reconociera la existencia material, la constitución formal, la soberanía interior y la independencia exterior de La República de Mali, con capital política en la ciudad de meridional de Bamako, mientras en el norte, Tumbuctú se posicionaba como la capital económica de la nueva nación.

Bajo esa comprensión, Mali se organizó como una democracia constitucional, que tomó la decisión de negociar la firma de un tratado de paz, amistad, navegación, comercio y alianza (defensiva y ofensiva) con Francia, incorporándose a La Comunidad Cultural de las Naciones Francesas (léase: el imperio francés), en el marco de La Guerra Fría (1946-1991).

En otras palabras, una neo colonia francesa africana, exportadora de oro, de uranio y de negros supuestamente libres (léase: la mano de obra barata = la trata de personas institucionalizada),  gobernada por los cipayos locales, obvio.

Por eso, para los malíes, la red Al Qeda, que ya controla la mitad norte del país africano (léase: Tumbuctú), con su marxismo islámico (léase: el islamismo marxista = el fundamentalismo = el salafismo = la revolución islámica), no significa otra cosa que la liberación espiritual de las cadenas explotadoras de la opresión colonial francesa, es decir, la dignificación de las masas malíes, que jamás conocieron como pueblo ni tampoco como nación.

Como estamos inmersos en La Guerra Mundial Contra El Terrorismo (léase: La Segunda Guerra Fría = 2001-2014), en el futuro de Mali tienen jugados sus intereses vitales los EEUU, Gran Bretaña, China, Rusia, Arabia Saudita y Francia, y ya sabemos que Al Qaeda trabaja para todos, menos para El Eje Washington-Londres (léase: El Gran Satán), y nada más, claro está.

Pero obsérvese que, bajo la administración masónica y demócrata de Barak Obama, La CIA está operando en deleznable connivencia táctica con Al Qaeda, de modo tal que, La Guerra Civil de Mali, en realidad, es una interna entre dos aliados de la OTAN, y por eso, viendo amenazados sus intereses vitales, Francia decidió intervenir militarmente en Mali, para defender al gobierno cipayo del sur (Bamako) de la subversión salafista del norte (Tumbuctú).

Y por eso digo que para Occidente, Mali es el imperio de la oscuridad.

Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.


[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14),  la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).

[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.

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