El Cisne Negro [2]
El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Jueves 24 de Octubre de 2.013.
La Victoria Pírrica
Por Rubén Vicente
Durante la segunda fase de La Guerra Fría (1960-1975),
La Guerra del Tibet provocó la factura del bloque comunista liderado por La
Unión Soviética, del que se escindió, nada más ni nada menos, que La República
Popular de China.
Inmediatamente después, se celebró La Conferencia de
Bangdun, en el marco de la cual, todos los paises adherentes a la tercera
posición internacional, equidistante entre el comunismo soviético y del
capitalismo estadounidense (léase: el tercerismo), informalmente liderados por
La Francia Gaullista, se unieron para conformar una asociación civil sin fines
de lucro (léase: la ong), con sede en París, que comenzó a girar bajo la razón
social de El Movimiento de Los No Alineados (MNA), posteriormente conocido como
El Grupo de Los Setenta y Siete (G-77).
Quedaba así delineada el área de influencia
geopolítica mundial de Francia, a la que sorpresivamente se incorporó
China, que de esa manera, dejaba de revistar en el bloque comunista, y empezaba
a formar parte de el bloque francés de los no alineados. Y eso, no sólo
fue una derrota para Nikita Khushev, sino también, para John Kennedy, que
vieron azorados a Charles De Gualle quedarse con, nada más ni nada menos, que
con el gigante asiático.
Fue entonces cuando bajo el código esotérico del secreto
mortal (léase: la omertá = el que habla se muere), tuvo lugar La Conferencia
de Pekín, entre De Gaulle y el primer ministro chino (Chou En Lai). En
semejante contexto, Francia se comprometió a trasnferirle a China conocimientos
y materiales de uso dual, necesarios para convertir al gigante asiático en la
quinta superpotencia misilística y nuclear de la historia universal,
igualando a los EEUU, a La Unión Soviética, a Gran Bretaña y a Francia. [3]
Aunque nadie lo dijera, la verdad era que La Unión
Soviética no sólo había perdido a su principal aliado comunista en el lejano
oriente, si no que además, empezaba a soportar la presencia en esa región del
mundo de un competidor geopolítico sin cuento, que no solamente se posicionaba
como el segundo estado lider del G-77, sino que además, se proyectaba como una
superpotencia misilística y nuclear, uno de cuyos blancos naturales sería
obviamente la capital soviética (Moscú). ¿Verdad?
Pero como si eso no fuera suficiente, resulta que
para cuando estalló La Guerra de Vietnam (1965-1975), tanto Corea
del Norte, como Mongolia, Birmania, Laos, Camboya y Vietnam del Norte, dejaron
de ser dóciles al liderazgo geopolítico soviético, y pasaron a formar parte de el
nuevo bloque chino.
Luego de La Conferencia Nixon-Mao (1971),
China restableció sus relaciones económicas, diplomáticas y militares, es
decir, geopolíticas, con los EEUU, y posteriormente, con todos los
estados miembros de La Comunidad Económica Europea (CEE), liderada por Gran
Bretaña, secundada por Francia, y en menor medida, por Alemania Occidental.
Y como si nada faltara, nadie sabe bien por qué,
pero lo cierto fue que hasta La Unión Soviética aceptó desplazar a Taiwán, y
reemplazarla por China, que de esa manera, se convirtió en el nuevo miembro
permanente con derecho a veto del consejo de seguridad de La Organización
de Las Naciones Unidas (ONU). ¡Faahh!
Y al año siguiente (1972), mientras China se
posicionaba oficialmente como la quinta superpotencia misilística y nuclear,
las dos superpotencias de la guerra fría, es decir, Los EEUU y La Unión Soviética,
suscribían Los Acuerdos Salt, de reducción de misiles balísticos
intercontinentales, a partir de los cuales, las bombas atómicas capitalistas y
comunistas podrían alcanzar tanto Moscú como Washington.
El cánciller soviético (Andrei Gromiko) escribió una
serie de artículos para El Diario Pravda, en los cuales la conclusión era que
la derrota del capitalismo era inexorable (sic), cuando estaba más que
claro que Moscú había perdido el control del lejano oriente a favor de China,
cuyo arsenal misilístico no entraba en el programa
soviético-estadounidense de reducción de vectores de largo alcance,
significando ello que, por más que Los EEUU se hubieran comprometido a reducir
la presión misilística y nuclear sobre Moscú, la capital soviética continuaría
sometida a la presión china, que en la práctica, era casi la misma
cosa. ¿Verdad?
Pero se ve que Richard Nixon era un auténtico gran maestro
de la geopolítica mundial, porque además de negociar el desarme parcial
soviético, y de sentar a China en la mesa de negociaciones parisina, destinada
a arreglar la conclusión de la guerra vietamita, en absoluto secreto mortal
(léase: la omertá = el que habla se muere), dio luz verde al nuevo programa
militar de las armas estratégicas no
convencionales, luego conocidas como las armas de disrupción.
En efecto, Los Acuerdos Salt dejarían a Los EEUU con
menos misiles balísticos intercontinentales, pero no por ello el estado
lider del mundo capitalista dejaría de ser una superpotencia misilística y
nuclear, que además de mantener sus vectores en Europa Occidental, empezaron a
diseñar, a construir, a probar y a dotar a sus fuerzas armadas de las armas de
disrupción, es decir, de las armas informáticas, satelitales, robóticas,
magnéticas, indectables e invisibles.
Desde entonces, comenzó la informaticación masiva y
sistemática de las fuerzas armadas norteamericanas, inventándose los robots de
uso castrense, y los modos artificiales de alterar la atmósfera y de destruir
las cosechas de los paises amigos y enemigos, como así también, de sobrevolar o
de navegar sus espacios marítimos y aéreos, sin ser dectados por los radares
del oponente estratégico ocasional, y sobre todo, de empezar a diseñar y a
elaborar materiales que permitieran que los uniformes, los armamentos, los
cañones, las orugas, los tanques, los barcos, los aviones militares y los
proyectiles de todo tipo, incluídos los misiles balísticos intercontinentales, llegaran
a operar bajo el concepto inédito de
la refrección
lumínica negativa, garantizándoles nada más ni nada menos, que la
absoluta invisibilidad. Right?
De esa manera, Los EEUU volverían a tener el
poder de fuego mundial, y la derrota soviética, y pan comunista en la
guerra fría, estaba literalmente asegurada, siendo sólo cuestión de
tiempo para que se operara, nada más ni nada menos, que la disolución de
La Unión Soviética, de La Comunidad Económica Comunista (Comecom) y de La
Organización del Pacto de Varsovia (OPV). [4]
Entonces, se quedaron con menos misiles
intercontinentales, pero no importaba, porque tenían las armas de
disrupcción, haciéndole escribir a Nixon el borrador de un libro que sería
publicado años más tarde, titulado con el nombre de La Victoria Sin
Guerra.
Y la victoria sin guerra es justamente lo que espera
Barak Obama en la guerra mundial contra el terrorismo (léase: la segunda
guerra fría = 2001-2014), pensando que China es La Nueva Unión
Soviética, y que Irán es La Nueva China, o algo por el estilo.
Pobrecito el negro. No se da cuenta de que tanto
Rusia como Corea del Norte, Irán y Siria, ya no
necesitan tanto, ni las bombas atómicas ni las armas químicas, justamente,
porque están desarrollando las propias armas de disrupción, que en forma
proporcional pero efectiva, igualarán la potencialidad militar de la
hiperpotencia planetaria, y todo con alta tecnología militar principalmente francesa,
y subsidiariamente china. ¿Verdad?
En otras palabras, si a la segunda guerra fría le
sumamos la crisis mundial (leáse: el efecto jazz = la gran recesión = la
segunda gran depresión = 2001-2014), está visto que esta vez, la
victoria sin guerra que espera El Negro Obama, será la derrota con guerra,
o si lo preferís, la victoria pírrica, que
yo digo que se viene, si o si.
Y después, no me vengas con que no te lo avisé con
suficiente antelación.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y
pronto lo sabremos.
[1]
La libre expresión y la segura circulación de
la información contenida en el presente documento se halla jurídicamente
garantizada por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art.
19), la Constitución Nacional de la República Argentina de 1995 (Art. 14), la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código
Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para uno de Los
Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es la alegoría de un hechoque es teóricamente posible, pero que
todos creen que es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería
castastrófico.
[3] Durante la década del sesenta del
siglo pasado (léase: el siglo de la alta tecnología), a la velocidad de la luz,
se desarrollaron El Programa Misilístico Chino (PMCh) y El Programa
Nuclear Chino (PNCh), haciendo que el gigante asíatico diseñara,
construyera, probara y lanzara las primeras series de Los Misiles Sam,
de corto, mediano y largo alcance; como así también, diseñando, construyendo,
probando y haciendo detonar la bomba atómica china, exactamente en 1972. Conste.
[4] El poder de fuego es un concepto militar exclusivamente
estadounidense, en cuya virtud, la supremacía mundial de la hiper potencia
planetaria, sólo estará garantizada por el mantenimiento de la brecha tecnológica
militar que separa a los EEUU de la toitalidad de sus amigos,
socios, aliados, adversarios, competidores y enemigos, pero midiendo el
potencial bélico de todos juntos, tanto en la cantidad como en la
calidad de los diferentes tipos de amamentos convencionales, estatégicos no
convencionales y estratégicos no convencionales. Okey?
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