El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 13 de Septiembre de 2.013.
La Guerra Por La
Supervivencia XXXII
Por Rubén Vicente
Carlos Menem es el ícono de la narco república
recuperada, gradualmente transformada en la narco república pedorra que supimos
conseguir, con Duhalde, con Néstor y con Cristina.
Pero ya lo dijo Cicerón, que un imperio no es la
obra de un solo hombre ni de una sola generación (sic), como queriendo decir
que toda realización humana y específicamente política, es perfectible,
justamente, porque jamás es perfecta, y pretenderlo, es sinceramente
tonto, para decirlo de un modo moralmente correcto.
El gran legado histórico del menemismo, es que le
hizo soñar al pueblo argentino con lo que anhela desde siempre, que es gobernar
una nación del primer mundo, aunque tenga que lidiar con los errores y con los
horrores que su sola existencia implica.
Porque la mierda y el heroismo son los extremos de
algo que está vivo, y que es caliente o
que es frío, pero que nunca es ni tibio ni timorato, porque ya lo decía el
poeta, Don Alvaro de las Casas, que andando el tiempo, te lo perdonarás todo, menos
el haber sido cobarde (sic).
Invalidar a Jesús de Nazareth porque no bajó de la
cruz a demostrarle al mundo que él era el mesías israelita anunciado por las
antiguas escrituras, sería como invalidar a Julio César, por haber sido el
emperador más homosexual de todos los tiempos, o como invalidar a Napoléon
Bonarparte, porque fue derrotado en Waterloo; o como invalidar a Adolf Hitler,
por el holocausto.
Jesús no fue sólo la cruz, de la misma forma que César
no fue sólo la mujer de todos los hombres de Roma; de la misma manera que
Napoleón no fue sólo un maldito preso envenado; de la misma manera que Hitler
no fue sólo un satánico genocida, de la misma forma que Menem no es sólo la
narco corrupción sistémica.
Esa segunda década infame nos sacó de la inocencia
fundacional de nuestra democracia constitucional, haciéndonos entender a todos
y a todas, que crecer duele, pero también libera.
Desde que cayó De La Rúa estamos en el dificil
trance de esta larga adolecencia institucional, que no nos deja decidir qué es
lo que realmente queremos ser cuando seamos jóvenes, adultos y maduros en modo
definitivo.
Pero ya nos vimos dos veces la cara, en los espejos
de la organización nacional para pocos, y de la nueva nación para muchos, y la
única verdad, es que ambos espejos se rompieron, porque se negaron
recíprocamente.
Esta tercera república sólo ha dado sus primeros
pasos (1983-2013), como un cordero
que camina entre los lobos del apocalipsis global en ciernes, que marcha
directo hacia su destino de grandeza, esperemos que protegida por la divina
providencia, que es lo suficientemente sabia como para perdonar las flaquezas y
las miserias del alma humana, si la misma evidencia estar equivocada pero bien
intencionada.
Carlos Menem no es el hijo de mil puta que los que
lo odian y aborrecen dicen que es, ni tampoco es el procer gigantezco que los
pocos que lo amamos incondicionalmente sostenemos que es.
Carlos Menem es sólo un hombre, que creo que debe
ser juzgado por la historia, bajo la norma del derecho divino, de que el todo
es la nada, y de que la nada es el todo, y de su corolario, es que ni un
cabello cae de la testa, sin que se sepa en el reino de los cielos.
No seamos tan benévolos con Raúl Alfonsín, ni tan
malévolos con Carlos Menem, pues ambos hicieron progresar a la patria, cada uno
en un sentido diferente, claro está, pero finalmente con-ver-gen-te, en términos de posibilitarle el camino a
Duhalde, a Néstor, a Cristina, y a los que vengan después que ellos.
Siendo así, yo digo que larga vida al campeón de la
guerra por la supervivencia, de si mismo y de su patria, que es la nuestra,
y nada más, claro.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2]
Para uno de Los
Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
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