El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Viernes 7 de Septiembre de 2.013.
La Guerra Por La
Supervivencia XXVII
Por Rubén Vicente
El viernes diez de diciembre de mil 1999, su
excelencia, el señor dos veces presidente francmasón-peronista de mercado de la nación, Agte. CIA C-3
Dr. Dn. Carlos Saúl Menem Akil (a) Carlos Menem (a) Calvin Morton a) Carlitos
(a) El Cálo (a) Carlos Saúl I (a) Facundo Quiroga (a) El Turco (a) El Riojano
(a) El Patilludo (a) La Yeta (a) El Innombrable (a) Mendez (a) El Mesías (a) La
Salamandra (69), le entregó al batón de mando y la banda presidencial a su
excelencia, el señor jefe de gobierno francmasón-radical balbinista de la ciudad autónoma de
Buenos Aires, Dr. Dn. Fernando De La Rúa Bruno (a) Chupete (61).
De esa manera concluyó la segunda presidencia de la
narco república recuperada que supimos conseguir (léase: La Argentina Menemista),
que sin ningún lugar a dudas, era una país de el primer mundo sin
cuento.
Para Carlos Menem se empezaron a apagar las luces
refulgentes del escenario de el glamour del poder, abandonando La Casa Rosada,
pero también, La Residencia Presidencial de Olivos, yéndose a su mansión
riojana de la villa natal de Anillaco (léase: La Rosadita = La Yosadita), con
el plan de descanzar, y de tener una luna de miel como Dios manda, con la hija
extramatrimonial de su ex mujer (Zulema Yoma - 56), es decir, con la Bach.
Zulema Menem Yoma (a) La Ex Primera Dama Sustituta (29), en el abominable
connubio incestuoso, pero aceptado y tolerado por todos los que supieran la
verdad. Total…
Fue entonces cuando la natural avanzada edad le tornó
exigible el uso del viagra, porque darle a Zulemita como ella se merecía, con
la depresión post glamour del poder, sería poco menos que milagroso. ¿Verdad?
Ya no estaban las amantes paralelas (Amalita,
Ernestina y María Julia), ni tampoco las yeguas de hacía diez años atrás (La Salomón,
La Romero, La Yuyito y La Bebota), y eso le hacía perder aún más la viridad,
que todo hombre viejo mantiene si tiene muchas hembras relativamente jóvenes,
obvio.
Y empezó a organizar asados riojanos, pero la
verdad, era que la yosadita quedaba muy lejos de Buenos Aires, y los supuestos
amigos del poder lo empezaron a dejar gradualmente sólo.
Estaba como en una nube, sumergido en sus recuerdos,
sin percatarse que el presidente De La Rúa le había dado la orden a La Side de
colectar, valorizar, clasificar, analizar, ponderar y difundirle información
crítica, vinculada con los chanchusyos menemistas (sic), y con los negociados
menemistas (sic), entregándole el dossier de los primeros a Menem, y el dossier
a los segundos a la justicial federal, que más rápido que volando dispuso su
detención, su indagatoria y su procesamento, por delitos vinculados con la
corrupción.
Y si, porque tampoco era cuestión de no actuar bajo
el lema que hizo grande al radicalismo, que es la limpieza de los procederes
(léase: la ética en el ejercicio de la función pública). ¿Verdad?
Nada, no podía hacer absolutamente nada, si no
quería quedar en la historia como el padre degenerado que se cogía a la
enferma de complejo de electra tardío. En sus genes árabes preislámicos
(léase: ismaelitas), el incesto era sagrado, pero en la narco república
recuperada que supimos conseguir, era sacrilegio, y más precisamente, el
culto al diablo (léase: el satanismo), absolutamente invalidante para
seguir en la política.
Por eso, Menem habló con Zulemita, explicándole que
el incesto debía concluir, pero de una vez y para siempre, proponiéndole
terminar las cosas civilizadamente, y que cada uno se quedara con su vida, bajo
la suerte que le tocara, que a ella, parecía que le auguraba nada más que
bienestar material y tranquilidad espiritual, en los brazos de algún hombre
joven y digno que Dios le mandara, para hacerla olvidar de lo inolvidable, que
era su ingobernable y desenfrenado complejo de electra tardío. Right?
Durante los cinco meses que permaneció
privado de la libertad ambulatoria (5),
primero unas pocas horas en la guarnicion militar de Campo de Mayo, y luego,
bajo arresto domiciliario en la casa de su amigo del poder (léase: El Gordo
Gotanián), llegó a comprender a fondo que, la única forma de que le perdonaran
el éxito de haber sido el hombre que puso a La Argentina en el primer mundo,
era hacer lo que en ese momento no tenía ningunas ganas de hacer, que era poner
una torta de guita para que algún juez federal pedorro lo pusiera en libertad,
para luego poner otra torta de guita y ganar así el indulto, para luego poner
otra torta de guita, para comprarse algún cargo electivo, que le dieran los
fueros de la impunidad.
No quería. Carlos Memen no quería. Estaba demasiado
canzado para poner tanta guita para estar en paz otra vez, y la verdad, es que
por primera vez en su vida, se empezó a sentir viejo para tanta ingratitud de
todos.
Y encima, le embargaron los inmuebles y le
congelaron los fondos bancarios, dejándolo en pelotas y preso, como un criminal
de baja estofa, justo a él, que había sido el señor de los bajos fondos de
las altas finanzas narco patrióticas, y nada más, claro está.
Pero estaba claro que su carma es ganar la guerra
por la supervivencia, pero a como diera lugar, porque inevitablemente,
según sus más íntimas convicciones (léase: mi lucha = mein kamph), debía ser la
guerra por la supervivencia de la patria, pues si no se salvava él,
directamente, no
habría patria posible, o algo por el estilo, convendiéndose de que él no era
otra cosa que el iluminado de la nación (léase: el buda de estado), o
algo así (léase: la megalomanía). Right?
Tanta marihuana y tanta cocaina, durante tantos
años, empezaban a hacer estragos, tornándolo ligeramente tocame un vals, pero
bueh, al fin y al cabo, La Argentina no es otra cosa que un país de gente
totalmente pirucha. ¿Verdad?
Por eso, ni bien la justicia federal de la
servilleta menemista traidora se curó en salud, inventándole una exhimsión de
prisión, Carlos Menem no lo dudó ni un segundo, y cruzó clandestinamente La
Cordillera de los Andes, y poniendo varios palos verdes parar ser considerado
como un perseguido político que se ganó con malas artes el derecho de
asilo en la nación trasandina.
Para la justicia argentina era un prófugo, pero para
la clase dirigente chilena era el procer proscripto de la defintiva
reconciliación de las dos naciones, y no lo pensaban dejar de proteger hasta
que La Argentina Delarruista no le garantizara la impunidad eterna para
todos sus crímenes; la restitución in integrum de su fortuna personal y,
obviamente, la vuelta al poder, a modo de desagravio patriótico a su
extraordionaria figura de estadista, sólo comparable a la de El General Perón,
y nada más, claro estaba.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la segura circulación de la información contenida en
el presente documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional
de la República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2]
Para uno de Los
Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
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