El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Martes 10 de Septiembre de 2.013.
La Guerra Por La Supervivencia XXX
Por Rubén Vicente
Todos los peligros habían cesado de aterrorizar a su
excelencia, el señor senador nacional francmasón-kichnerista por pura conveniencia táctica
(léase: la guerra por la supervivencia) de la provincia de La Rioja, Agte. CIA
C-3 Dr. Dn. Carlos Saúl Menem Akil (a) Carlos Menem (a) Carlos Saúl I (a) Carlitos (a) El Cálo
(a) Calvin Mortón (a) Facundo Quiroga (a) El Riojano (a) El Turco (a) El
Patilludo (a) El Innombrable (a) Mendez (a) El Mesías (a) La Salamandra (75).
Concluía la vejez, y comenzaba la ancianidad. Si no
quería reventar como un maldito escuerzo, si o si tenía que parar la moto, con
el whisky, con la marihuana, con la cocaina, y hasta con el viagra. ¿Cómo?
Y si, porque porque a tan avanzada edad, seguir con
la fiesta, era como suicidarse, y si había algo a lo que jamás estaría
dispuesto, ni ebrio ni dormido, era a quitarse la vida (léase: el suicidio),
porque su carma es, justamente, la guerra por la supervivencia, y nada
más, claro está.
Desde entonces, la cosa se puso gradualmente densa
con su mujer, es decir, con la Bach. Dña. Cecilia Bolocco (a) La Nena (a) La
Chechu (a) La Chilena (40), que
trató sinceramente de contentarse con el sexo impropio que le podía ofrecer un
pobre anciano (léase: la lengua, la mano y el consolador), y pará de contar.
Toda mujer adulta necesita acabar como Dios manda, y
eso se logra, únicamente, con la introducción de pene erecto en la vagina
lubricada por el flujo natural femenino. Por
eso, por más buena voluntad que tuviera, a Cecilia Bolocco le empezaron
a pasar cosas entre las piernas, en el corazón y en la cabeza, entrando a
hartarse de ver a su marido durmiéndose a cada rato, dejándola caliente como
negra en baile, y librada a su destino cruel de tener que hacerse la manuela
ella sola, mientras miraba el canal venus, cayendo en la degradación moral del
onanismo feminista, que cada tanto, hasta está bueno, pero si siempre es por
necesidad, es humillante, porque empieza a reinar primero la soledad, despúes la
locura y finalmente la muerte, obvio.
Pero nada, porque ella a Carlos Menem lo amaba
(sic), y no
estaba dispuesta a pedirle el divorcio ni loca, justo cuando él más la
necesitaba a su lado, que fue cuando en 2006, su excelencia, el señor ex
director general francmasón-peronista de mercado de la secretaría de
inteligencia de estado (léase: La Side), es decir, el Agte. CIA C-3 Dr. Dn.
Hugo Anzorreguy (a) Holand Adams (a) El Gordo (68) lo acusó en El Caso Amia, de
haberle dado la orden de que le entregara a El Juez Galeano el dinero necesario
para comprar la declaración indagatoria del Agte. PPC C-3 Dr. Dn. Carlos Alberto
Telleldín (a) Camilo Taranto (a) El Enano (45), contra Ribelli, contra Klodzick
y contra Duhalde, por un monto de cuatrocientos mil dólares (400 md.). Right? [3]
Era de nunca acabar la guerra por la
supervivencia de Carlos Menem, y su mujer mantuvo la unidad del matrimonio
con estoica dignidad, pero en 2007, su excelencia, la señora flamante
presidente masonica-justicialista de la
narco república pedorra que supimos conseguir, es decir, la Agte. O C-3 Dra.
Dña. Cristina Wilhelm (a) Cristina Freude Wilhelm (a) Cristina Elisabeth Fernandez
Wilhelm de Kirchner (a) Cristina Fernandez de Kirchner (a) Cristina Kirchner
(a) Cris (a) Chloris Wass (a) La Reina (54),
le dijo a su marido que ella, a Carlos Menem, directamente, lo quería muerto, y nada
más, claro está. [4]
Decretarse ella misma la muerte en vida, por un
hombre que se puede salvar, era una cosa, pero morir por una boleta
caminando, no sé si … [5]
Nada. Que en los últimos días de 2007, Menem y
Bolocco acordaron pasar las fiestas de fin de año en Santiago de Chile, para
luego quedarse ella allá con el nene, y él volver acá sólo, para empezar
a tramitar el divorcio vincular a distancia, y nada más, claro estaba.
Para Cecilia Bolocco era la liberación del volver a
empezar todo de nuevo pero con esperanza, y con el cariño de su hijo. Para
Carlos Menem era, nada más ni nada menos, que el fin del principio, que
naturalmente precede a el principio del fin, obvio.
En medio de la tristeza infinita de haber perdido a el
gran amor de toda su vida en la ancianidad, que duele tres veces más
(3), Carlos Menem hizo por última
vez de tripa corazón, y planteó su candidatura a senador nacional kircherista
por la provincia de La Rioja (2009), que Néstor Kirchner le prometió que se la
conseguiría, pero por la minoría, de modo tal que, carrera política concluída,
y que diera gracias de que él se haya interpuesto entre los dos, que ya jugaban
a todo o nada, es decir, a matar o morir, dicho esto en sentido literal.
Pero nada, porque Néstor se murió en octubre de
2010, y entonces, a Cristina ya no la privaría nadie de darse el gusto ver
administrarle al riojano la más que justa
venganza femenina, por aquello que vos te acordás. ¿Verdad?
En teoría, Carlos Menem debía meterse en su cama de
La Rosadita y pegarse un tiro en la cién, o alternativamente quedarse ahí,
esperando que lo vinieran a reventar los muchachos de La Side, o algo por el
estilo.
Pero ya se sabe que el carma de Menem es la
guerra por la supervivencia, pero con tanto maldito culo, que los muchachos
de La Side aparecieron, pero no para reventarlo en nombre y por cuenta de La
Reina, haciendo que pareciera un accidente, sino para entregarle dos
carpetas, o si preferís, los dossiers, que es más como estrictamente
secreto y confidencial (2). ¿Verdad?
Eran las dos versiones de la muerte de Néstor
(2). La primera era que estaba muerto,
pero vivo en algún lugar del mundo, como Alfredo Yabrán. Y la segunda era que
estaba efectivamente muerto, pero por la propia mano presidencial (léase: la
jefe del estado magnicida). ¿Cómo?
Y Carlos Menem le cerró la primera versión, creyendo
que Néstor Kirchner estaba vivo, sano, salvo e ileso, en no sabía dónde corno,
pero lo cierto era que Cristina lo había visto durante las diez horas en
las que se había hecho humo sin avisarle ni siquiera a la custodia (10), mientras hacía la escala
estadounidense, rumbo a La Conferencia de Seúl de El Grupo de los Veinte
(G-20). ¿Te acordás?
Vivo o muerto (léase: dead or alive), lo importante
era que, en la práctica, Néstor Kirchner se había vuelto políticamente
invisible, y su mujer quería cargarse un turco, soplar el humo de la pólvora y
tallar la cacha del revolver, como si fuera la pepita la pistolera de estado
pero, con Las Carpetas de La Side, la que tenía que temer por su vida
era ella, y nadie más. ¿Me seguís?
Y si, porque a Carlos Menem lo tenían que matar los
servicios argentinos, y a Cristina Kirchner la querían matar los servicios de
inteligencia estadounidenses, eso para mi está más que claro.
Desde entonces, mientras Cristina Kirchner convertía
a La Casa Rosada y a La Residencia Presidencial de Olivos en dos refugios
antinucleares (sic), Carlos Menem empezó a frecuentar regularmente El
Palacio de La Avenida Entre Ríos, confiando en que la divina providencia vencería a el destino, no sé si …
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de
1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2]
Para uno de Los
Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El
Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que es
prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3] Durante la dictadura militar
(1976-1983), el padre de Telleldín era comisario de la policía de la provincia
de córdoba y había sido reclutado por el servicio de inteligencia de la
institución. Veinte años más tarde, su primogénito (Carlos Alberto), había
logrado la hazaña de que dicho servicio de inteligencia polcial provincial lo
reclutara a él, haciándolo revistar en el escalafón de los agentes secretos
(léase: Los C´s). Conste.
[4] O es la sigla de Odessa, que es la
hermandad nazi en el exhilio global (léase: El IV Reich), muchos de cuyos
miembros forman parte del servicio de inteligencia de estado exerior alemán, es
decir, del Bundes Nachrichten Diens (BND), y de la estructura administrativa de
las grandes corporaciones y de las administraciones públicas (municipales,
provinciales, estaduales y federales, interiores, consulares y diplomáticas)
germanas. Y C-3 es el escalafón de revista de casi todos los servicios de inteligencia
del mundo entero (orbis). Conste.
[5] En el lenguaje popular de los
argentino, una persona física es boleta cuando está sentenciado a
muerte, sea por la justicia, por amenazas contra su vida, abiertas o
encubiertas, o hasta por una enfermedad incurable en estado terminal. Incluso, de
las víctimas de asesinato, se dice que el o lo autores le hicieron la boleta, o
que lo boletearon. Bajo esa compresión, la boleta argentina funciona como la
fatwa islámica, o algo por el estilo. Conste.
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