El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Sábado 8 de Septiembre de 2.013.
La Guerra Por La Supervivencia XXVIII
Por Rubén Vicente
El año 2001 senaló el final de la post guerra fría
(léase: la paz caliente), y el principio de La Guerra Mundial Contra El
Terrorismo (léase: La Segunda Guerra Fría = 2001-2014), con el
lanzamiento de La Operación ´Uvas de la Ira´ (léase: La Guerra de Afganistán),
de retaliación de la red Al Qaeda, liderada por su alteza, el emir de
Khandajar, Agte. GDS C-3 Dr. Dn. Ossama Ben Laden (a) Al Mahdí (43). [3]
En ese momento, la onza troy de oro cotizaba a doscientos
setenta y cinco dólares (1 OT = U$S
275,00), determinando una ratio de doscientos setenta y cinco a uno (275:1), consolidándose una nueva
tendencia global alcista.
Por su parte, la relación entre la moneda del
comercio mundial y la divisa única de la eurozona, era de un dólar con veinte
centavos por cada euro (€ 1,00 = U$S 1,200),
determinando una ratio de uno cincuenta a uno (1,20:1).
Todo eso, empezaba a dejar ver que, efectivamente,
había comenzado el declive de la hiperpotencia planetaria, perfilándose
como los nuevos competidores asimétricos, China, Rusia, Arabia Saudita,
Alemania, Brasil y sus bloques (léase:
ASEAN, CEI, OPEP y Mercosur), que pretendían dejar planteada la
alternativa a la globalización unipolarista, mediante la articulación de
la anti globalización multipolarista.
Los únicos tres aliados incondicionales de los EEUU
quedaban siendo entonces Gran Bretaña, Israel y Corea del Sur. ¿Verdad?
Pero en la narco república recuperada que supimos
conseguir (léase: La Argentina Delarruista), las elecciones parlamentarias,
ganadas por el justicialismo, convencieron a el perfecto idiota
latinoamericano (léase: Eduardo Duhalde), de que tenía que destruir al
radicalismo, para hacerse del poder, y así, poder destruir al menemismo, que lo
había destruído a él.
Pero genio y figura librana mal aspectada hasta la
sepultura, y por eso, no tuvo mejor idea que consultarlo a Raúl Alfonsín, al
que se le pusieron los ojos brillantes, mientras se frotaba la manos de
lascivica satisfacción, dándole la bendición para que haga lo único que siempre
había sabido hacer, que era meter miedo y dar asco, y nada más, claro estaba.
Ya se probaba el traje de golpista pedorro, mientras
soñaba que estaba condenado al éxito, a la vez que sin que ni siquiera se lo
imaginara, al otro lado de La Cordillera de los Andes, contra absolutamente
todo lo racionalmente imaginable, resulta que se repitió la antiquísima
historia del incesto (léase: el complejo de electra), del papá pervertido con
la hijita degenerada, que nadie sabe
bien por qué, ni lo sabrá jamás, pero lo cierto es que, por hache o por bé, se
traen irresistiblemente, hasta el punto de llegar a consumar la tórrida y
ridícula relación sexual no convencional, del ex presidente en el exhilio y de
la hermosa modelo en ascenso, pero que nunca soñó con llegar tan alto, ni en
pedo, porque sólo había sido la putita de los futbolistas, la amante de los
gerentes generales de las filiales trasandinas de las multinacionales del
primer mundo, o a lo sumo, la querida de algún general pinochetista, o de algún
diputado de la udi, pero hasta ahí.
No hay nada que hacerle ni vueltas que darle. Carlos
Menem (70) y Cecilia Boloco (37), se vieron, quedaron hechizados, se
enloquecieron, ardieron y se enamoraron perdidamente el uno de la otra, y
viceversa, convenciendo a todos de que verdaderamente existe el amor a
primera vista. ¡Ma-ra-vi-llo-so!¡Turco, no te mueras nunca fiera! ¿Sabes?
Y tanto se recontra enamoraron, que directamente, se
casaron, y que sea lo que Dios quiera. Total, todos simpre estamos, en todo
momento, lugar y circunstancia, nada más que en las manos de Dios. ¿Verdad?
Y mientras acá estallaba La Crisis de Los Cinco
Presidentes (5), Menem y Bolocco
pasaban la luna de miel en Rapa Nui (léase: La Isla de Pascua), y un mes más
tarde, fijaron el domicilio conyugal en la capital chilena (Santiago de La
Nueva Extremadura), con todos los gastos financiados con fondos reservados del
gobierno chilote, pero bajo la claúsula de pago a mejor fortuna, obvio.
Y empezó el año 2002, bajo el poder golpista
de Eduardo Duhalde (60), que estaba convencido de que lo había cagado a
Alfonsín, y de que entonces, sólo era cuestión
de tiempo para cobrarse venganza con Menem, para después gobernar la nación
durante los siguientes veiticinco años (2002-2027), o algo por el estilo.
Pero como buen inutil todo servivio que era y que
siempre será, no tuvo mejor idea, con el país en llamas, por el segundo default
brasileño (léase: el efecto casasha dos), y por el segundo default argentino
(léase: el efecto tango), que lanzarle los perros de caza a Menem, fabricándole
un testigo de identidad reservada iraní, que declaró ante quien quisiera
escucharlo, que Menem había recibido un soborno de diez millones de
dólares (10 MD´s), a cambio de
responsabilizar a Irán en La Causa Amia.
Eran puras mentiras, porque primero que nada, Menem
había culpado a Irán desde hacía años, y segundo, porque diez millones
de dólares (10 MD´s) para un tipo
que tenía una fortuna embargada o congelada que algunos calculaban en treinta
mil millones de dólares por abajo de las patas (30 MMD´s), sinceramente, era como una moneda de plastilina de medio
centavo ya fuera de circulación. ¿Verdad?
Por eso, pasó lo que tenía que pasar, es decir, nada,
off course. Y telefonazo de George Bush mediante, oh casualidad, pero de un día
para el otro, la justicia federal argentina desvinculó commpletamente a
Carlos Menem de todos los cargos de corrupcción que pesaban sobre él.
Mientras el infeliz de Duhalde padecía los efectos
de su proverbial torpeza, con El Caso Costequi y Santillán, que lo forzó
a convocar elecciones generales para 2003, en la que presentaría tres
caballos del comisario (Rauteman, De La Sota y Solá); como si fueran los reyes
de Inglaterra, Memen y Bolocco arribaron a la narco república recuperada (léase:
La Argentina Menemista y Delarruista), ya convertida en la narco república
pedorra que supimos conseguir (léase: La Argentina Duhaldista), gracias a la
destrucción hasta los cimientos de la convertibilidad monetaria (léase: el
modelo), mientras allá, en el gran país del norte, Ted Kennedy le confiaba a su
amigo, El Brigadier Cubría (a) El Marido de La Chuchi, que él se había enterado
de que, el próximo presidente de los argentinos, no iban a ser ni Reuteman, ni
De La Sota, ni Sóla, ni Duhalde, sino más bien, Néstor Kirchner. ¿Quién?
Y ahí fue cuando Carlos Menem, que no sabía nada de
que ya estaba todo decidido en El Rockefeller Center, se lanzó confiadamente a
peticionarle a la justicia federal argentina que lo restituyera a la
presidencia del consejo superior de El Partido Justicialista (PJ), para luego
plantear su candidatura a la presidencia de la nación, con el apoyo de La
Administración Bush y del pueblo agradecido a La Argentina Menemista (léase: la
narco república recuperada), que según él, era diez mil veces mejor que
la narco república pedorra del duhaldismo, obvio. [4]
Y creer o reventar, pero se bajaron, primero
Reuteman, después De La Sota y por último Solá, y Eduardo Duhalde le agarró la
desesperación, y no tuvo más remedio que aceptar los cien millones de
dólares (100 MD´s), con que Néstor
Kirchner le compró la candidatura a la presidencia de la nación.
Y Eduardo Duhalde volvió a hacer lo que mejor sabía
hacer, que era destruir, destruir y destruir, juntándole la cabeza a
cuatrocientos cincuenta delegados del justicialismo (450), en el marco de El Congreso de Lanús, para que impidieran que
Menem se hiciera cargo de la conducción del partido, y para vetar su
candidatura, consagrando la de Néstor Kichner. Perdón, ¿Quién?
Era La Guerra Menem – Duhalde, pero los que
se enfrentarían en las urnas serían Gorge Bush (léase: Carlos Menem) y Ted
Kennedy (léase: Néstor Kirchner), y nada más, claro estaba.
Y las elecciones generales del catorce de abril, le
demostraron a Carlos Menem que, a pesar de todo lo absolutamente criticado,
desnostado y perseguido que había sido sistemáticamente durante cuatro
años (4), el veinticinco por
ciento del pueblo argentino le pagó con la gratitud que él esperaba (25%); mientras a Dahualde, que tenía
todo el poder real, lo gratificó con un miserable veintiuno por ciento (21%), planteandose la segunda vuelta
electoral (léase: el balotage), para el quince de mayo siguiente.
Pero no fue, porque viendo Menem que lo había
destruído a Duhalde de una sola vez y para siempre, y dándose cuenta de que lo
estaban esperando todos juntos en la esquina, para llenarle la cara de dedos,
tomó la decisión doblemente estratégica de bajarse a último momento, dejando
pagando a Kirchner, bajo el lema de ió nunca perdí una elección, por Dio
querido, ja ja já.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado,
respondería que veremos, veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre expresión y la
segura circulación de la información contenida en el presente documento se
halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la República Argentina de
1995 (Art. 14), la Ley Nacional N°
26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts. 153 y 155).
[2] Para uno
de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es un hecho teóricamente posible que todos creen que
es prácticamente improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3] GDS es la sigla de el General
Department of Security, que es el servicio de inteligencia de estado del
gobierno del reino unido de Arabia Saudita, liderado por su alteza, el Tte.
Cnel. Gral. SAA ® Dr. Dn. Turki Al Saud (a) El Príncipe Turki (a) El Hermano
del Rey Abdoullah. Y C-3 es el escalafón de revista de los agentes secretos de
casi todos los servicios de inteligencia del mundo entero (orbis). Los judíos
esperan a El Mesías. Los cristianos esperamos La Segunda Venida de Cristo. Y
los musulmanes esperan a El Redentor (léase: Al Mahdi).
[4] Y te pongo otro ejemplo de que
efectivamente era cómo lo pensaba Menem. A finales del año 2002, el dólar ya
cotizaba a razón de tres pesos con cincuenta (U$S 1,00 = $ 3,50). Bajo esa comprensión, los cinco mil pesos que
yo cobraba de sueldo ($ 5.000,00),
ya no
eran los cinco mil dólares de la convertibilidad menemita, o si preferís,
delarruista (U$S 5.000,00), sino sólo los pedorros mil cuatrocientos veintiocho dólares duhaldistas (U$S 1.428,00), haciendo que la rebaja
de sueldos del trece por ciento que había decretado Chupete (-13%), fuera una pelotudez, comparada
con el achaco a mano armada que fue la rebaja de
salarios de facto del setenta por ciento que decretó
El Cabezón (-70%). ¿Verdad?
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