El Diario Digital de la Historia y de la Geopolítica
Miércoles 20 de Noviembre de 2.013.
Temugín Gengis (a) Gengis Khan
Por Rubén Vicente
En el año 651, el primo carnal de El Profeta Muhammad, que se llamaba
Alí, fue coronado monarca del gran reino islámico de Arabia, pero tres
años más tarde, directamente, lo asesinaron, convirtiéndolo en el primer mártir musulmán.
Ese magnicidio causó también la división de la feligresía, pues por un lado,
estaban los cultores de la tradición coránica (léase: la sunna = el
sunnismo = los sunnitas) y, por el otro, estaban los partidarios de la venganza
(léase: la vendeta) de la sangre matir de Alí, es decir, de la shiia (léase:
el shiismo = los shiitas).
Los sunitas eran partidarios de consolidar el poder del gran reino islámico,
y de hacer la paz, tanto con los persas del oriente como con los bizantinos del
occidente, pero el ejército musulmán ,estaba controlado los shiitas, que decían
vamos por todo, lanzándose la conquista, tanto de Persia como de Bizancio, bajo
el lema de la guerra santa que, en árabe, se dice al jihad
(léase: la yijad = la jihad). [3]
Cincuenta años más tarde (700 d.C.),
el ejército musulmán ya había conquistado la totalidad de Persia, y de los
proconsulados bizantinos de Mesopotamia (léase: Irak), de Siria, de Palestina, de
Egipto, de Libia y del Magreb, que se convirtieron en nuevos reinos islámicos (léase:
los emiratos) de El Imperio Musulmán (léase: La Musulmania), con
nueva capital política en la ciudad siria de Damasco, y gobernado por su primer
monarca árabe, pero nacido y criado en Siria, Omar I Al Omey, fundador de la segunda
dinastía musulmana de Los Omeyas.
Los Omeyas extendieron los dominios musulmanes a La India y hasta La
Península Ibérica, es decir, desde El Brahmaputra hasta El Atlántico. Sus
vastísimos dominios abarcaban todo El Cercano Oriente, pero en el año 936, sobrevino
la fractura de la unidad del imperio, formándose dos grandes
estados musulmanes (2), uno al este,
con el nombre de Tartaria, con capital en la ciudad actualmente
uzbekistana de Samarkanda, bajo el gobierno de la dinastía shiita de Los
Khan (léase: Los Han), y el otro al oeste, con el nombre de Sarrán,
con capital en Damasco, bajo el gobierno de la dinastía sunnita de Los Omeyas.
Los Omeyas (léase: los sarracenos = los sunnitas), se dedicaron a islamizar
sus dominios musulmanes occidentales, bajo la impronta tolerante del sunnismo,
permitiendo la libertad religiosa de los judíos y de los cristianos en sus
domicilios particulares, pero Los Khan (léase: Los Han), se lanzaron de nuevo a
la guerra santa shiita (léase: la jihad), conquistado los territorios budistas lejano
orientales de Manchuria, de Mongolia, de Zingaria, del Tibet y del Catai,
convirtiéndolos en nuevos reinos islámicos del imperio tártaro, que pasaron a
integrar el khanato de La China. [4]
Hasta que a su santidad, el papa, Urbano II Plantagenet, directamente, le
agarró la chiripiorca, convocando El Concilio de Clermont, en cuyo
contexto, convocó a todos los señores feudales de La Europa Cristiana, a
liberar los lugares sagrados de La Palestina Sarracena, a través de la guerra
santa católica apostólica romana, estallando entonces, nada más ni nada menos,
que Las Cruzadas
(1096-1271). Right?
En semejante contexto, el monarca shiita del reino tártaro de Mongolia
(Temugín Gengis = Gengis Khan), se lanzó a la guerra santa (léase: la jihad),
para imponer su visión tolerante del islam de la sangre mártir, que recibiría
el nombre de el alawismo, y que sería el islam de El Lejano Oriente que,
curiosamente, estaría cada vez más y más impregnado de budismo. ¿Qué?
Gengis Khan sería el primero de los moncarcas mongoles de la dinastía
alawita de Los Khan, indistintamente referenciados como Los Han, que
luego de consolidar su poder religioso y militar sobre Mongolia, lo extenderían
a Manchuria, a Zinagaria, al Tibet y al Catai, conformando entonces el gran
reino mongol
de La China.
Y desde La China, Los Khan saldrían a conquistar las tierras de nadie (de
res nullus) de Yakutia, de Altai, de Siberia y de Moscovia, como así también,
la totalidad de Tartaria, y la casi totalidad de Sarrán, excepto la península
ibérica, donde quedaron gobernando Los Omeyas (léase: los sarracenos = los
sunnitas), conformando con todos esos dominios, nada más ni nada menos, que El Gran Imperio Tártaro
(léase: La Gran Tartaria), extendido desde Las Filipinas hasta
Gibraltar, y desde El Artico hasta El Indico y El Mediterráneo, con capital en
la ciudad sagrada de Cambalic (léase: Beijín = Pekín); y todo ello, en el marco
de la guerra santa alawita, es decir, en el marco de La Horda de Oro (1200-1350).
Y la culminación vino con La Batalla de Kosovo (1385), luego de la cual, el gran imperio tártaro abarcaba de este a
oeste, escuchá, Las Aleutianas, todo el norte de Oceanía, la totalidad del Asia, todo el norte de Africa, toda
Europa Oriental y toda la parte del sur y del centro de la península ibérica
(Al Andaluz = Andalucía). ¡Faahh!
Consecuentemente, a finales del siglo catorce de la era cristiana (1300-1400), la humanidad, vivía en el
mundo tártaro (de mundis tartarensis), que comprendía la totalidad
del planeta tierra, excepto cuatro perisferias no tártaras (4), que eran América, el sur de Oceanía, El Africa Subsahariana y
La Europa Cristiana (léase: el sacro imperio).
Y en el siglo quince (léase: el siglo del renacimiento cultural europeo),
el giga imperio tártaro (léase: La Gran Tartaria), extendió sus dominios
alawitas hasta El Cabo de La Buena Esperanza, instaurándose entonces, el nuevo khanato de El Africa
Subsahariana, con el nombre de Kong (léase: El Congo). [5]
Ese descomunal giga estado tártaro planetario, en el que la religión
oficial era el shiismo light (léase: el alawismo), terminó perdiendo su unidad,
sobreviniendo entonces la fractura (1654),
quedando conformados dos imperios tártaros sucesores (2), uno oriental, extendido entre Hawai
y El Indo, con capital en Pekín (léase: La Gran Mongolia), bajo el poder
alawita de Los Khan (léase: Los Han), y el otro occidental, extendido
desde El Indo hasta Gibraltar, con capital en la ciudad de Estambul (léase: La
Gran Turquía), bajo el poder de la nueva dinastía sunnita de Los Otmánidas
(léase: los otomanos).
Desde entonces (1654),
gradualmente, la humanidad empezó a dejar de vivir en el mundo tártaro (de
mundis tartarensis), obviamente, shiita light (léase: alawita), para empezar a
vivir en el nuevo mundo cristiano (de novus mundis cristianorum), que es
el actual, pero que es el actual porque, desde 1654, Rusia conquistó los khanatos tártaros de
Moscovia, de Siberia, de Altai y de Yakutia, en el marco de La Gran Marcha Hacia el Este
(léase: las santas cruzadas rusas = 1500-1725).
[6]
Paralelamente, bajo la nueva dinastía sunnista de Los Otmánidas (léase: los
otomanos), La Gran Turquía entraba en la fase geopolítica gradual de la
desintegración, perdiendo uno tras otros sus dominios de El Cercano
Oriente, hasta quedar reducidos los
mismos a la península de Anatolia, luego de La Gran Guerra Mundial (1914-1918).
La Gran Turquía de aquellos tiempos fue siendo deglutida por las
grandes potencias de La Europa Cristiana, es decir, por Holanda, por Bélgica, por
Alemania, por Italia, por España, por Portugal, por Francia y por Gran Bretaña.
Y si me dijeran que estoy muy equivocado, respondería que veremos,
veremos y pronto lo sabremos.
[1] La libre
expresión y la segura circulación de la información contenida en el presente
documento se halla jurídicamente garantizada por la Declaración Universal de
los Derechos Humanos de 1948 (Art. 19), la Constitución Nacional de la
República Argentina de 1995 (Art. 14),
la Ley Nacional N° 26.032 de 2005 y el Código Penal de la Nación (Arts.
153 y 155).
[2] Para uno de Los Siete Grandes Sabios de Grecia (Solón) El Cisne Negro es la alegoría de un
hechoque es teóricamente posible, pero que todos creen que es prácticamente
improbable, pues si ocurriera sería castastrófico.
[3] Si
querés pronunciarlo más o menos como lo hacen los árabes, cuando leas jihad,
decí shijaá, con sh, como cuando pedís silencio, y con la doble a
acentuada en la segunda, para alargar el sonido de la vocal. Repetilo varias
veces, y vas a ver que toda esta milonga del islamismo, empieza a tener
sentido, aunque no sepas árabe. Yo tomé tres clases de árabe, con el Prof.
Salim Salomón, en El Centro Cultural Ricardo Rojas de La Avenida Corrientes. Lo
miré y le dije: Salím, la cuarta clase, la pienso tomar con usted, pero en la
próxima reecarnación, porque se ve que en esta, no voy a aprender árabe, ni
aunque vaya a vivir diez años yo sólo a Arabia, ja ja já. Eso si, al
estrecharle la mano para despedirme, la dije adiós en árabe (léase: salam
aleikun), ja ja já.
[4] Lo vas a ver escrito como khanato, como janato, como kanato o como
canato, pero es lo mismo. A mi me gusta escribir khanato, porque la palabra se
relaciona con la dinastía de Los Khan (léase: Los Han). Aunque te hablen de La
Dinastía de los Han, y te digan que era budista, vos no les hagas caso,
porque quieren ocultar el hecho de que la primera vez que existió La
China, era mu-sul-ma-na,
y no
budista. Es como los judíos, que siempre van a negar que, al principio,
ellos eran adoradores de La Luna (léase: Heb = Lilith). Right?
[5] Aunque Kong era el nombre tártaro, lo cierto es que el mismo
proviene del idioma mongol, que era la lengua oficial. Te lo digo para
que veas otro ejemplo de cómo los chinos le
robaron su gloriosa historia, tanto a los mongoles como a los tártaros,
autoajudicándosela como propia, cuando es a-je-na. Por eso vos no te
comas la mentira de que los chinos tienen una cultura varias veces
milenaria, porque eso es un camelo más grande que una casa. ¿Sabés?
[6] Véase
El Cisne Negro (Editoriales 281 a 290, Junio, 2012).
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